El edificio bibliotecario: planificación y organización. Es imposible separar mentalmente la idea de biblioteca y la de edificio; la propia palabra bibliotheke significa «depósito de libros», o sea edificio. En realidad la biblioteca es un lugar de encuentro, de reunión del usuario con la información y el edificio que la acoge debe facilitar esta interacción, porque está íntimamente relacionada con la función bibliotecaria.

En siglos anteriores las bibliotecas se ubicaban en enormes edificios compactos en los que se instalaban grandes salas de lectura y unos enormes depósitos de libros, espacios estancos, dedicados a una única función.

Actualmente se busca un edificio funcional, donde cualquier parte pueda desempeñar distintas funciones, pero que a la vez resulte atractivo y dignifique a la institución que acoge. La realidad es que el bibliotecario no suele elegir el lugar donde se ubica su biblioteca: éste le viene impuesto externamente, atendiendo a intereses económicos, políticos o sociales, y éste puede instalarse en: un edificio de nueva planta o un edificio rehabilitado y adaptado.

PLANIFICACIÓN DE UN EDIFICIO BIBLIOTECARIO

En primer lugar es importante conseguir que el edificio sea autónomo, aunque en el caso de las bibliotecas pequeñas no siempre es posible.

Este debe ser de planta única ya que, además de permitir un aprovechamiento del espacio al no necesitarse escaleras ni ascensores, el coste de mantenimiento de un edificio horizontal es menor que el de uno vertical.

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Su situación y orientación es muy importante; la Biblioteca debe estar situada en un punto céntrico de la localidad para que no se entienda como un ente aislado sino como una institución imbricada en la sociedad a la que sirve. Debe ser por tanto de fácil acceso y estar bien comunicada para que el usuario que acuda a ella no encuentre problemas de transporte; además se deben eliminar todas las barreras arquitectónicas.

El arquitecto Faulkner-Brown diseñador de muchas bibliotecas, formuló 10 mandamientos lo suficientemente generales para que cualquier biblioteca pueda adaptarlos a sus necesidades, y que todos los expertos creen de máxima importancia para cualquier edificio bibliotecarios; estos son:

Flexibilidad, su estructura, instalación y sus servicios deben ser fácilmente adaptables.

Compactibilidad, facilita la circulación de los usuarios, del personal y de los libros porque se entiende el edificio como un conjunto formado por distintas partes.

Accesibilidad, desde el exterio al interior y, una vez dentro, a todos los servicios bibliotecarios.

Extensibilidad, debe ser posible su crecimiento futuro al menor coste posible.

Variedad, tanto en colección como en servicios

Organización, para que todo usuario encuentre lo que necesita.

Confortabilidad, para atraer y retener a sus usuarios; el confort debe ser visual, acústico, físico y psicológico.

Constancia en el medio ambiente, necesario para proporcionar un adecuado ambiente de trabajo, estudio y consulta.

Seguridad, tanto para el usuario como para los fondos

Economía, debe mantenerse y renovarse con el mínimo coste.

Para Carrión Gutiez los principios de flexibilidad y extensibilidad son los más importantes; a ellos le añade otro no pronunciado por Faulkner-Brownm el principio de correlación, que significa la equitativa distribución del espacio, atendiendo a la importancia y a las necesidades de cada servicio o sección.

El principio de flexibilidad es básico porque la biblioteca debe ser capaz de adaptarse a los cambios que se están produciendo por la incorporación de las Nuevas Tecnologías de la Información y de las nuevas ideas bibliotecarias. La importancia que tiene el edificio se refleja en los estudios efectuados por la IFLA a través de sus cuatro reuniones, en 1971, 1973, 1977 y 1980, en las que se analizaron los edificios bibliotecarios así como en las Recomendaciones de REBIUN sobre los edificios de las Bibliotecas Universitarias y en las directrices de la IFLA/UNESCO para el desarrollo de los servicios de las bibliotecas públicas. Las normas generales para las bibliotecas públicas es que antes de planificar cómo debe ser nuestra biblioteca tengamos presente varios elementos:

La función que debe desempeñar, dentro de la comunidad; no será igual el diseño de una pública que el de una especializada, porque su función social será distinta.

El espacio disponible, nos va a condicionar de manera notable porque permitirá, por ejemplo, organizar nuestros fondos en libre acceso o nos obligará a ubicarlos con una ordenación menos aperturista.

Los servicios que deben ofertarse, una biblioteca especializada no debe destinar mucho espacio al almacenamiento de la colección porque su función no es la conservación, en cambio debe contar con un servicio de Información y Referencia muy especializado.

El primer paso de cualquier planificación es la preparación, por parte del bibliotecario, de un informe en el que se debe fundamental la construcción o la remodelación de la biblioteca. Una vez reconocida la necesidad de realizar este proyecto, se empiezan a diseñar las nuevas instalaciones.

Es entonces cuando entra en juego el arquitecto aportando las soluciones técnicas a las necesidades que el bibliotecario ha identificado. Para alcanzar un diseño óptimo es fundamental que el entendimiento y la cooperación entre los profesionales sea total. La importancia del diseño radica en la identificación de unas necesidades y en la especificación de las soluciones técnicas por ello es fundamental que éste sea muy detallado y preciso. En él se debe especificar entre otros:

Instalaciones físicas, con la organizació de los espacios interiores.

Instalaciones eléctricas y cableado informático, especificando los distintos puntos de conexión.

Seguridad del edificio; antihurto, contra incendios…

Sistema de calefacción y refrigeración

Mobiliario

 Sistemas de iluminación

Señalizaciones

ORGANIZACIÓN DE LOS ESPACIOS INTERIORES

DISTRIBUCIÓN:

Usuarios, es acertado que en bibliotecas públicas porque son las únicas que reciben usuarios con necesidades muy distintas, como los niños, adultos y ancianos, aunque la IFLA recomienda que la separación de los niños y adultos no sea radical. Las bibliotecas especializadas tienen unos usuarios con características homogéneas y en las universitarias, sus usuarios, a pesar de pertenecer a distinta tipología no requieren espacios diferenciados.

Funciones, aquí se distinguen tres áreas claramente diferenciadas; la primera será ocupada por los servicios que demandan mayor tráfico de usuarios y que, generan mayor ruido ambiental, por esto recibe el nombre de «zona ruidosa» o «caliente», en ella incluimos la recepción, préstamo, servicio de reprografía, información y referencia.

La segunda zona será ocupada por el servicio de consulta general y hemeroteca; ésta ya no genera un nivel elevado de ruido, es una zona intermedia. La tercera zona, la «fría», será la más aislada y en ella se ubicará la sala de lectura y las salas de investigadores, entre otras.

Servicios, se debe diferenciar una zona dedicada a los trabajos internos, donde distinguiremos los espacios técnicos, administrativos y directivos y otra zona pública, con los servicios bibliotecarios, las salas de extensión cultural, de trabajo en grupo y las zonas de comunicación.

Ninguna biblioteca debe basarse exclusivamente en un único criterio para distribuir sus espacios. El bibliotecario debe conjugarlos todos teniendo en cuenta su fondo, sobre todo el tipo de ordenación, si va a ser de libre acceso o en depósito, los metros disponibles, qué servicios son los que se requieren y cuáles necesitan mayor superficie. Se precisa por tanto una planificación espacial.

ÁREA DE ACCESO

Será la primera visión de la biblioteca que recibe el usuario por lo que debe tener un diseño atractivo y atrayente. Es en ella donde el usuario va a recibir las primeras informaciones que necesita para saber utilizarla y debemos proporcionarle ya los elementos necesarios para realizar una visita y una estancia autónoma. Es importante que se instale un plano de la biblioteca donde se indiquen todos los servicios, así como las zonas de comunicación, aseos,…en fin, toda la información que necesite el usuario para conocer el recinto.

También debemos proporcionarle información al usuario sobre la colección y los servicios a través de guías, trípticos, boletines de novedades…esta zona debe contar con los siguientes elementos: Mostrador de información general donde se oriente al usuario, taquillas y guardarropas, aseos, teléfonos, Máquinas expendedoras de comidas y bebidas, zona de descanso, con sillones cómodos y mesas bajas donde se pueda conversar relajadamente, área de exposiciones y de extensión cultural si estamos hablando de una biblioteca pública.

Toda esta zona debe encontrarse excluída del control antihurto.

ÁREA DE SERVICIOS BIBLIOTECARIOS

Al contrario que la zona de acceso, este área debe estar bajo el control del sistema antihurto en el caso de que lo posea.

La estructura de las biblioteca marcará la distribución de sus servicios; hay recintos que permiten la instalación de un mostrador de control único que controle todas las salidas y entradas, así como las operaciones de préstamos y devoluciones; otros, en cambio, deben dividir el área en diversos espacios, controlados por distintos mostradores.

Los servicios bibliotecarios deben ubicarse teniendo en cuenta sus características; la zona infantil se instalará alejada de la sala de lectura para que la actividad propia de los niños no moleste a los demás usuarios; la zona de consulta general estará cerca de la entrada; ya que su tráfico será constante.

Información general y préstamo, si el espacio lo permite es aconsejable que ambos servicios estén separados pero generalmente no es así y comparten un único mostrador. Esste debe ubicarse cerca del sistema antihurto, del depósito, de los catálogos manuales, si aún los hubiese, y de los OPAC, que deben poder utilizarse por una o dos personas de forma simultánea.

Consulta general, debe instalarse cerca de la entrada porque es una zona con mucho tránsito y éste puede llegar a molestar a los demás usuarios.

Área infantil, se situará alejada de las zonas que requieran más tranquilidad; debe ser alegre, luminosa y con un mobiliario adpatado a estas edades.  Si la biblioteca tiene sus fondos en libre acceso no se debe prescindir aquí de él; los niños pueden ser introducidos en el conocimiento de la clasificación decimal a través de señalizaciones adecuadas a su nivel de comprensión.

Información bibliográfica, referencia y préstamo interbibliotecario, esta área puede integrarse dentro de la zona de información general si no se dispone de suficiente espacio, pero es variable. Debe existir un mostrador de información donde el personal referencista atenderá al usuario de sus necesidades informativas. Hay que instalar ordenadores para la consulta del OPAC, de bases de datos e Internet.

Salas de lectura, su orientación es muy importante porque la luz incidirá de manera distinta según de donde proceda; es recomendable que provenga del sur, pero evitando que los rayos incidan directamente sobre los usuarios para no causar problemas oculares. De su tamaño dependerá muchas veces la organización de sus fondos. Es aconsejable separar físicamente los distintos tipos de documento, por ello las publicaciones periódicas dispondrán de un espacio propio.

Depósito, toda biblioteca tiene una parte de su colección ubicada en un depósito, y éste puede dividirse atendiendo a las características de los fondos que acoge. Es importante saber qué tipo de estanterías vamos a utilizar para decidir su ubicación dentro del edificio. Hay que tener en cuenta el peso que puede sostener el suelo.

Salas especiales, en las bibliotecas de nueva creación se está dando mucha importancia a este tipo de salas destinadas a actividades especiales por la introducción de documentos en nuevos formatos y por la incorporación de las Nuevas Tecnologías de la Información, así como la aplicación de nuevos métodos de estudio y de trabajo. Estas salas son:

Aulas de trabajo en grupo, los carrels, donde los usuarios pueden trabajar sin tener que preocuparse por molestar a otros usuarios,

Cubículos de investigador, en los que éstos pueden conectar su ordenador y dejar sus materiales para días sucesivos, tras efectuar la pertinente reserva.

Sala específica destinada a la consulta de materiales que no sólo no pueden salir en préstamo, sino que deben ser consultados bajo supervisión, como las tesis, manuscritos, libros obtenidos por préstamo interbibliotecario, etc.

Sala de reprografía, puede disponer de un lugar dedicada a ella con el fin de que el ruido de las máquinas no moleste a los usuarios.

Sala de audiovisuales, donde se pueden visionar diapositivas, microfilm o cualquier material audiovisual.

Aula de formación de usuarios, es necesario que la biblioteca lleve a cabo actividades formativas para que sus usuarios la conozcan y se familiaricen con sus servicios.

CONEXIÓN DE LAS DISTINTAS ÁREAS

Es necesario que las tres áreas estén adecuadamente relacionadas de manera horizontal si el edificio es de una sola planta, o vertical y horizontal, si se dispone de varias plantas. Para ello pueden instalarse distintos sistemas que ayuden a conectar el depósito con todos los servicios bibliotecarios, o, al menos, con el préstamo, pero también que permita a los usuarios desplazarse por el edificio.

Conexión con los documentos,

Sistema de montacargas, es el más utilizado en edificios de varias plantas porque requiere poco espacio y su instalación es sencilla y relativamente barata.

Sistema de cintas transportadoras, tiene la ventaja, respecto al montacargas, de poder moverse de manera vertical y horizontal.

INFRAESTRUCTURA TÉCNICA

Además de planificar la distribución de los servicio bibliotecarios, es preciso crear un espacio cómodo, adecuado para que el usuario se relacione con la información; para ello es fundamental la iluminación, la ventilación, la informática y la seguridad.

Iluminación, no sólo va a permitir que el usuario pueda leer sin problemas los documentos sino que también va a ayudar a crear distintos ambientes. Una cuestión que hay que plantear es la relacion luz natural/luz artificial; el empleo de la luz natural es difícil porque no es constante y a determinadas horas causa reflejos, sombras y ángulos desagradables para la lectura.

En cambio la luz artificial se adecúa más a las necesidades de los usuarios, pero crea un ambiente menos natural. El perjuicio que causa la luz, sobre todo la ultravioleta, en una biblioteca, afecta tanto a los usuarios como a los documentos. Debe haber una iluminación general, sobre unos 500-700 lux, aunque en mucho casos es necesario utilizar luces indirectas pero sin causar reflejos indeseados en las mesas de lectura. En el depósito es necesario proteger a los documentos de la luz natural directa porque puede provocar que el papel se decolore y se vuelva quebradizo.

Ventilación, es un aspecto importante tanto para el usuario y el personal como para los documentos. Si tenemos en cuenta los documentos es necesario que el aire se renueve constantemente con el fin de evitar la acumulación de polvo y otras partículas microscópicas. La humedad también debe ser vigilada y mantenerse entre el 45-55%.

Temperatura, debe ser constante, los cambios son perjudiciales para los documentos y para el hombre. Para el usuario y el personal es necesaria una regulación de la temperatura a través de sistemas de climatización, basados en sistemas electrónicos o de agua. Debemos tener presente las especificaciones que marca la normativa vigente sobre seguridad e higiene en el trabajo; en general se recomienda que la temperatura sea constante, entre 18-21ºC.

Insonorización, hay que emplear materiales que propicien la insonorización del edificio, como ventanas dobles, doble tabique, etc. Además, hay que tener presente el ruido que se produce dentro de la biblioteca, propio de su uso, para mitigarlo es recomendable instalar suelos adecuados, como paneles aislantes, moquetas que atenúen las pisadas y sillas y mesas con patas protegidas.

Cableado eléctrico e informático, hoy en día es muy importnate tener en cuenta este aspecto, porque las Nuevas Tecnologías de la Información se basan en la Informática y en las comunicaciones y hace falta un cableado informático, preferentemente de fibra óptica y un cableado eléctrico que la sustente. Su actualización debe ser posible en cualquier momento.

MOBILIARIO

Es un elemento esencial en toda biblioteca porque además de facilitar que la colección se conserve en las mejores condiciones, permite que el usuario y el personal se sientan cómodos allí. Es importante tener en cuetnta el aspecto estético ya que el usuario debe recibir una buena imagen de la biblioteca y para ello hay que tener presente los colores elegidos.

La calidad es otro aspecto muy importante, porque el mobiliario va a sufrir mucho con el uso, debe ser resistente y sólido. Hay que evitar que las superficies sean brillantes; es preferible utilizar acabados mates, porque son más adecuados para la vista. El mobiliario más importante en la biblioteca son: las estanterías, los mostradores y las sillas y mesas.

Estanterías, además de servir para colocar documentos, van a permitir crear distintos ambientes, según como las ubiquemos y distribuyamos; su colocación debe orientarse para definir los distintos servicios y crear espacios cómodos y relajados para el usuario.

Su altura dependerá de disintas circunstancias, como su ubicación y destinatarios. Para la zona infantil se recomienda estanterías que no superen los 1,50 m de altura; también se recomienda esta altura, o como máximo 1,75 m. para las estatenterías, colocadas aisladamente con el fin de no causar una sensación de agobio visual, por ello es también importante el número de baldas, que será de 4 o 5 para facilitar un aspecto diáfano. Si van a estar adosadas a la pared pueden llegar hasta 1,90-2 m de altura.

En los depósitos pueden utilizarse estanterías altas, siempre y cuando no excedan de una altura lógica, como unos 2,00-2,20 m y con 6 baldas como máximo; es necesario recordar que los pasillos entre las estanterías son muy importantes, deben tener una anchura suficiente, al menos 1 m. para permitir que la circulación de los usuarios y el personal sea fluida.

Con su utilización se eliminan los pasillos, con lo que el ahorro de espacio es considerable, sin embargo su instalación no siempre es posible porque concentra en un espacio pequeño mucho peso, y también obliga a controlar la ventilación de los fondos de manera constante.

Su profundidad puede variar dependiendo del tipo de libro que acojan; los libros de estudio pueden necesitar unos 25 cm pero los de ficción suelen requerir algo menos, unos 20 cm.

Su anchura también varía. Hoy día las estanterías que más se utilizan son las metálicas, en detrimento de las de madera y está ganando también el uso de los modulares porque son más económicas y más flexibles. Los materiales especiales disponen de estanterías adaptadas , las publicaciones periódicas son expuestas en estanterías inclinadas en las que se coloca el último número recibido y detrás se van guardando los anteriores.

Los mapas cartográficos se guardan en armarios con cajones, y los libros antiguos en vitrinas o armarios cerrados. Los discos y cintas de video son expuestos en estanterías diseñadas para ellos y los libros antiguos en vitrinas.

Mostradores,pueden ser de circulación o control, y de informaciónm según su contenido. En ellos el personal va a pasar gran parte de su jornada por lo que deben ser diseñados pensando sobre todo en su comodidad y en su ergonomía, pero a la vez deben ser atractivos y cómodos para el usuario. Por el exterior debe ser liso pero por dentro debe poseer cajones, puertas y estantes para facilitar el trabajo y lo suficientemente ancho para acoger al personal.

Mostrador de circulación, suele instalarse cerca de la entrada porque en él se llevan las operaciones de préstamo, por lo que se colocará próximo al sistema antihurto, si la biblioteca dispone de él. Su altura será importante y se recomienda 1 m., porque el usuario no necesita sentarse, pero el personal sí.

Los mostradores de información, tienen una función distinta y deben por tanto adecuarse a ella. Aquí es normal que los usuarios se sienten y que el bibliotecario necesite enseñarles documentación, por tanto su altura será de unos 75 cm y más ancho que los de circulación para poder consultar cómodamente los materiales de referencia. Los mostradores pueden ser compactos o modulares pero siempre móviles a fin de permitir futuras reestructuraciones o ampliaciones.

Mesas y sillas, son un elemento tan necesario como los anteriores porque conforman los puestos de lectura y de consulta, y tienen que ayudar a alcanzar el máximo confort en el estudio y en la consulta de los fondos. Las mesas deben ubicarse en la zona de servicios públicos y en las áreas de trabajo interno; en la sala de lectura y consulta se colocarán mesas colectivas de doble vertiente, pero es recomendable evitar distribuirlas en largas filas dando la sensación de impersonalidad y colectividad, es mejor que las mesas acojan entre 4-6 personas, porque se fomentan las relaciones interpersonales.

En la sección infantil las mesas deben adaptarse a las disintas edades y pueden ser de colores alegres que ayuden a crear ambientes agradables, dinámicos y estimulantes. Se recomienda que su peso impida que se muevan con facilidad porque muchos niños se suben a ellas o las empujan. En el servicio de información bibliográfica y referencia los puestos de consulta deben ser individuales para permitir la concentración. Las sillas deben ser cómodas, con un tapizado resistente tanto a las manchas como a los golpes; en la zona pública no deben tener ruedas pero las utilizadas por el personal sí porque facilitan los movimientos, por ejemplo, dentro de los mostradores.

Puestos de consulta de ordenador, conjunto formado por mesas y sillas destinadas exclusivamente a la utilización de las bases de datos, de los OPAC, de Internet, en fin, a la utilización del ordenador como instrumento de consulta. Ambas, mesas y sillas, deben reunir unas características especiales para que el usuario realice su consulta de manera cómoda y confortable, pero también apropiada para su salud.

Las mesas tienen que ser de color claro y de acabado mate para evitar reflejos molestos. Su tamaño debe ser el necesario para acoger el equipo informático, monitor, ratón y teclado, así como el material de escritorio que el usuario precise para tomar notas, aunque existen mesas en el mercado con un tablero extraíble en el que se coloca el teclado, ganando así espacio. Las sillas deben tener apoyo lumbar pero en cambio se tienen que evitar los reposabrazos, porque impiden una adecuada utilización del teclado.

El monitor tiene que configurarse con colores mate y con protector de pantalla, además de ser regulable en orientación e inclinación.

Otro equipamiento específicamente bibliotecario, se pueden incluir elementos menores pero útiles para la biblioteca:

Carros, necesarios para el transporte de los documentos y su ubicación en las salas de libre acceso es imprescindible para que los usuarios coloquen en ellos los libros que consultan. Pueden ser metálicos o de madera, pero resistentes, silenciosos y seguros.

Escaleras, sobre todo para el depósito, de distintos tamaños y alturas, así como portátiles (de mano).

Ficheros, de metal o de madera pero siempre modulares. Hoy con la automatización cada vez se usan menos.

Sistemas antihurto, deben utilizarse en las bibliotecas donde se dispone el fondo en libre acceso.

Sillones y sofá, los sillones son muy apropiados para las áreas de consulta general, donde los usuarios utilizan durante largo tiempo la prensa diaria y las revistas de interés general.

Mobiliario de oficina, aquí podemos englobar archivadores, taquillas, ficheros, papeleras, etc.

El edificio ha ido adaptándose a los cambios que ha experimentado las bibliotecas y sus servicios y actualmente está sufriendo grandes modificaciones que se reflejan sobre todo en los nuevos edificios bibliotecarios.

El futuro del edificio bibliotecario pasa por definir cuáles serán sus nuevos servicios y cuáles deben priorizarse adelantándose a los cambios que se están produciendo; como dice Ranganathan en su 5º ley «la biblioteca es un organismo en crecimiento»

El edificio bibliotecario: planificación y organización
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Editado en Alicante por Eva María Galán Sempere
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