Don Hernando de Colón nació en 1488, hijo de Cristóbal Colón y Beatriz Enríquez de Arana. Su estancia en la corte de los Reyes Católicos y el influjo del preceptor Pedro Mártir de Anglería le llevan a inclinarse al mundo del libro y de la cultura. Su vida es de viajero y sabio, escritor y poeta, apasionado de las artes y de las letras, mantiene correspondencia con los más célebres literatos de su tiempo.

Viajó muchísimo por el extranjero y en su testamento (1539) escribe que para adquirir libros del mercado internacional tuvo que salirse fuera de la Península Ibérica. Recorrió los grandes centros de la imprenta y del libro europeo: Amberes, Lyon, Nuremberg, Roma, París y Venecia. El ser hijo de Colón le valió a Hernando para obtener ejemplares de los propios autores. En 1517 Antonio de Nebrija le regala una obra suya. Erasmo de Rotterdam le dedicó un ejemplar del Atibarbarum Liber en 1520.

Hernando de Colón fue una figura excepcional en el mundo del libro y en las técnicas de trabajo intelectual. Además de haber reunido miles de libros inventa un sistema para la rápida y segura consulta de ellos. Dotó a su biblioteca de una organización muy semejante a la generalizada en la actualidad, no falta un fichero topográfico, otro alfabético y otro de materias.  Concibió algo tan moderno como los abstract y un método próximo a los encabezamientos bibliográficos.

La idea sobre la creación de la Biblioteca se va gestando desde 1509. En 1513, tras visitar Roma, Hernando pone en marcha su proyecto de biblioteca. La Biblioteca adquiere sus fondos mediante tres vías: por inversiones, donaciones y la ayuda del estado. D. Hernando Colón aprovechó sus viajes para comprar libros. Tuvo gran interés por adquirir cuanto se editaba en España o en los centros libreros más importantes de la época. Fue uno de los grandes bibliófilos de su tiempo, su amistad con los humanistas de su época propició la donación continuada de libros. Carlos V ayuda a D. Hernando en la sustentación de la Biblioteca con 225.000 maravedíes. Crea un equipo de trabajo que le ayuda en la confección de los libros. Como responsable principal de la Biblioteca nombra a su amigo y colaborador Juan Pérez. Además, en la Colombina trabajaron intelectuales asalariados.

Cristóbal Colón dejó al morir una biblioteca respetable para la medida de su época, que donó como legado bibliográfico a su hijo Hernando y que se considera la semilla de la futura Biblioteca Colombina.

LA BIBLIOTECA EN LA CASA DE LA PUERTA DE GOLES

Don Hernando decidió edificar en 1526, junto a la Puerta de Goles, un palacio en el que tuviera cobijo la gran biblioteca que tenía ya formada y sirviera de centro de trabajo del equipo que confeccionaba los repertorios. En la distribución de las habitaciones se puede observar la colocación física de las obras atendiendo a las materias. Hernando Colón sueña con perpetuar su biblioteca por medio de una fundación en beneficio de España. Para preservar la organización y destino de su biblioteca, así como el sistema que se debía adoptar en la redacción de los Catálogos, elevó al emperador Carlos V en 1537 un Memorial en el que solicita a perpetuidad 500 pesos para ayuda de la Biblioteca como pago a sus trabajos y en reconocimiento a su condición de hijo del Descubridor.

La segunda parte del testamento de D. Hernando de Colón es un verdadero reglamento para la conservación y aumento de la Biblioteca Fernandina. Habla de las obligaciones y compromisos que ha de aceptar, cuando él muera quien herede los libros.

Dispone la forma y en qué orden han de estar colocados los volúmenes, su distribución, la protección externa del libro. Ordenó y detalló como debía hacerse la nueva adquisición de libros. Designó a su sobrino, el almirante Luis Colón como heredero universal de la Biblioteca y de todos sus bienes, con la condición de procurar el engrandecimiento de la institución.

En caso de que se incumpliese este compromiso o no se quisiese aceptar, quedaba el Cabildo de la Catedral de Sevilla como depositario. Como D. Luis Colón no compartía las inquietudes de su tío, fue al Cabildo Catedralicio a quien correspondió la guardia y custodia del valioso legado. En 1522 la biblioteca de D. Hernando Colón, pasaba a incrementar los fondos de la librería del cabildo eclesiástico de Sevilla. Al incorporarse los libros de Colón a la Biblioteca de la Catedral se respetó la voluntad de D. Hernando de mantenerse la unidad de su legado con registros e inventarios diferentes a los de la Capitular.

REPERTORIOS BIBLIOGRÁFICOS

Los repertorios se pueden dividir en tres grandes bloques: ficheros alfabéticos, topográficos y documentalistas. Corresponde al primer grupo el Abecedarium A, índice alfabético cuyos asientos se limitan a recoger el nombre del autor, el de la obra y el número que tenía el libro en el Registrum A. Fue el origen del Índice General Alfabético o Abecedarium B y Supplementum. El Abecedarium B es algo novísimo y revolucionario. Esta formado por 15.344 asientos divididos en tres categorías: la primera contiene el nombre del autor, seguido del título; la segunda corresponde a las obras anónimas, que se indizan por la palabra más importante del título; la tercera está integrada por los íncipits o primeras palabras del texto.

El primero de los ficheros topográficos en el Registrum A; de él se conserva la parte correspondiene a los 1.635 libros que envió desde Venecia a Sevilla y se hundieron en el mar, por ello se conoce como el Memorial de los libros naufragados. Dado el enorme volumen de libros que D. Hernando fue acumulando decidió darle una nueva ordenación, para lo que confeccionó el Registrum B. Éste describe los 4321 asientos que recoge.

Su esquema es: número asignado al libro, autor y título, incipit y explicit, partes del libro, datos de impresión y datos de compra. El libro de los Epítomes se corresponde de forma absoluta con los modernos abstract. El libro de las Materias es el primer testimonio conocido de recuperación de la información mediante thesaurus. La idea era que buscando una palabra clave se accediera a los títulos existentes en la biblioteca sobre aquella materia y el grado de profundidad con que la trataba. Este repertorio sirvió para la posterior confección del libro de las Proposiciones. Del de Materias se entresacaban los asientos y se copiaban, siguiendo un orden alfabético, en el de las Proposiciones.

FONDO BIBLIOGRÁFICO DE LA BIBLIOTECA COLOMBINA

D. Hernando Colón formó una de las bibliotecas privadas más importantes de la primera mitad del siglo XVI. Poseía más de quince mil títulos, conformada por numerosos incunables, piezas rarísimas y únicas por las anotaciones marginales. Son de importancia los fondos en lengua francesa, italiana, catalana, flamenca, alemana. La importancia del fondo manuscrito reside en su rareza y calidad.

El manuscrito más antiguo que posee la Colombina es del siglo IX. Hay en la colección Clásicos y grandes autores del momento además de opúsculos que custodia sobre literatura popular siendo muy interesante porque refleja el ambiente político y social de la época. Las ilustraciones predominan en muchos de ellos. La Biblioteca nos brinda una extensa visión de la imprenta y el mercado de libros en la Europa de la primera mitad del siglo XIV. La conservación actual del fondo es magnífico; se lleva a cabo mediante la revisión periódica del edificio y sus instalaciones y restaurando libros que lo requieran, que son retirados de la circulación y se sustituyen por copias en microfilm o fotocopia a servicio del usuario. La encuadernación que predomina en la Fernandina es en pergamino, en segundo lugar en piel y pocas en pasta.

Reunir, conservar y transmitir el saber de todos los tiempos y desterrar la ignorancia fue la finalidad con la que instituyó su Biblioteca.

(Fuente. Revista Cejillas y Tejuelos. Artículo extraído por Rosa L. Esplá Yelo)

Hernando de Colón y la Biblioteca colombina
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Editado en Alicante por Eva María Galán Sempere
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