En un ámbito literario, como no podría ser en otro lugar, coincidí con el escritor Luis Leante, compartí unas palabras con él y le hablé de mi proyecto. Hoy amablemente me concede esta entrevista para Alquibla.

¿Desde qué momento supo que se iba a dedicar a la escritura? En realidad, a lo que quise dedicarme siempre era a leer. Si eso hubiera sido una profesión, habría querido ser lector. Lo de la escritura vino después y de una forma un poco inconsciente. Empecé a escribir por imitación de las cosas que leía. Y poco a poco ese ejercicio literario se fue convirtiendo en una necesidad, hasta terminar siendo un modo de vida. Realmente no soy capaz de recordar el momento en el que me di cuenta de que la escritura iba en serio.

 Es un hombre polifacético, lo mismo escribe guiones de cine, ensayo, teatro, novela… Lo que me gusta es contar historias. El formato es algo secundario. Por lo general, la novela es el género que mejor se adapta a mis necesidades, porque cabe casi todo. Pero otras veces me viene grande, o pequeño, y busco otros formatos y otros géneros para conseguir lo que pretendo: contar.

¿Cuando empezó a escribir se encontró con problemas a la hora de buscar una editorial que publicara sus libros? Ese fue el mayor problema. Yo creía que para escribir únicamente necesitaba tener una buena historia. Pero ahora sé que es casi lo de menos. Todos tenemos muchas cosas que podríamos contar. Cuando llevas tiempo luchando por aprender una técnica y desarrollarla, te das cuenta de que hay una barrera que te cierra el paso. ¿Adónde envío mi manuscrito? Acceder a una editorial no es sencillo. Yo he peleado contra eso durante mucho tiempo. Es difícil convencer a un editor para que confíe en ti. Creo que con las cartas de rechazo que he recibido podría empapelar toda mi casa, y seguramente me sobrarían varios archivadores para calentarme en la chimenea. El otro camino son los premios literarios, pero ahí la cosa es aún más complicada.

Usted como autor consagrado, ¿qué consejo le daría a los escritores noveles? Yo no soy quién para dar consejos. A mí me dieron unos cuantos y no me sirvieron para nada. Por eso creo que cada uno debe encontrar su propio camino. No hay dos escritores iguales, ni dos carreras literarias que se parezcan. Si algo he aprendido en todos estos años es de que se trata de un camino largo y solitario en el que muy pocas veces puedes esperar ayuda de nadie.

¿Con qué novela de las publicadas se sintió más a gusto escribiéndola? La novela con la que más disfruté fue El vuelo de las termitas. Es una novela que se desarrolla en la Edad Media y lo pasé muy bien en los dos años de preparación, documentación y viajes. Estuve en todos los lugares donde se desarrollaba la novela y traté de meterme en la piel de un viajero del siglo XIII. Mis piernas padecieron mucho, porque fueron más de 200 kilómetros a pie, pero creo que esa experiencia mejoró el resultado de la novela.

 ¿Cuál es su método para escribir? Suelo prepara una novela durante un par de años: documentación, notas, fichas, desarrollo de tramas y personajes, etc. Es la parte más divertida, porque viajo y no tengo ninguna sensación de que aquello sea algo serio o de que vaya a cuajar. Después le dedico un año a la redacción. Es la parte más ingrata porque me impongo una disciplina que trato de cumplir. Escribo ocho horas al día, desde muy temprano. Desarrollo como mínimo un par de borradores, reescribo mucho y corrijo hasta la extenuación para que parezca que aquello es una cosa sencilla, que me ha salido de la cabeza por inspiración de las musas y que ha sido escrita en estado de gracia. Pero es todo mentira: detrás de eso no hay más que trabajo.

¿Sus novelas tienen en común alguna trama o algún tema en especial que le preocupe? Todos los temas de los que escribo son asuntos que me preocupan. Trato de que no se note mucho, pero hay determinados temas que se repiten de manera recurrente, unas veces de manera explícita y otras de forma más disimulada. Me interesa mucho la visión del pasado, la influencia que tiene en el presente; las relaciones poco convencionales, casi tumultuosas; los antihéroes. En general, las consecuencias que el pasado ha tenido en nuestro presente es el asunto principal de mis novelas.

En 2007 recibió el Premio Alfaguara por su novela, Mira si yo te querré, ¿un reconocimiento a su labor literaria? ¿Qué sintió al recibirlo? Fueron muchas sensaciones difíciles de concretar porque mis recuerdos se dispersan con el tiempo. Aunque muchos los lectores oyeron mi nombre o leyeron una obra mía por primera vez, yo llevaba veinticinco años escribiendo y muchos libros a mis espaldas. Me pareció que era como una ruleta que se había detenido en mi casilla. El éxito o el fracaso en muchas ocasiones dependen del azar. Si crees que eres escritor simplemente por haber ganado un premio, lo mejor es que te dediques a otra cosa. Lo disfruté mucho, pero con bastante escepticismo, porque el día antes del premio y el día después yo seguía pensando exactamente lo mismo sobre todo lo que había escrito a lo largo de media vida.

¿Qué se siente cuando sus novelas alcanzan el éxito que han alcanzado y se traduce a tantos idiomas? Esas cosas van llegando poco a poco y no ocurren de un día para otro. Al principio produce cierto vértigo, pero enseguida lo ves con la misma normalidad que si no te hubieran traducido ninguna novela o si no hubieras tenido éxito. Yo tengo mucha capacidad para aceptar lo bueno y lo malo con bastante naturalidad, sin histrionismo. Si ahora despertara y me diera cuenta de que todo ha sido un sueño, seguiría haciendo mi vida sin amargarme. Y, por supuesto, seguiría escribiendo, que es a fin de cuentas lo que me interesa. Lo demás es puro fuego de artificio que te ayuda mucho, pero que no es imprescindible para ser escritor.

¿Se siente influenciado por algún escritor o ha tenido algún maestro? Cuando tenía treinta años, veía más claras las influencias y la deuda con otros escritores, especialmente con los latinoamericanos. Ahora me cuesta mucho identificarme con alguno. Creo que más bien soy un escritor ecléctico que se ha empapado de todo lo que ha leído. Y me parece que estoy en deuda con todos, incluso con aquellos que no me gustan. De un buen escritor se aprende menos que de un mal escritor. Una mala novela me sirve para saber lo que no debo hacer. Pero las grandes novelas son inimitables: únicamente me sirven para disfrutar.

 ¿El lector se hace o se nace? La lectura no es algo natural. El lector se hace. Si no le damos la oportunidad de leer a un joven, nunca llegará a ser lector. Con los años y muchas lecturas, se forma el gusto, el criterio y muchas otras cosas que forman al lector. No quiero decir que haya que estudiar una carrera para ser lector, sino encontrar las lecturas adecuadas para ir disfrutando de algo, la lectura, que no forma parte de la naturaleza, sino del cultivo (en el sentido latino) del ser humano

¿Qué piensa de los libros en formato electrónico? ¿Cree que en un futuro se perderá el papel? ¿Y la difusión de la cultura por las redes sociales? No sé lo que pasará en le futuro. En realidad, a mí no me importa que la gente lea en formato digital o en papel, con tal de que lea. En mi experiencia personal, el libro electrónico no me ofrece lo que me ofrece el papel. No es suficiente argumento que pesa poco y puedes llevarte cincuenta libros a un viaje. Yo no he leído nunca cincuenta libros en un viaje, ni he padecido tendinitis por leer volúmenes de mil páginas. Comencé con mucho interés en esta nueva tecnología, pero terminé regalando mi libro electrónico. Para lo bueno o para lo malo, yo soy un bibliófilo empedernido. El libro en sí mismo es una obra de arte, además de su contenido: arte dentro del arte. Tengo una biblioteca de miles de volúmenes que he tenido que repartir por varias casas. Me imagino todo este “tesoro” encerrado en un disco duro del tamaño de un teléfono móvil y me entran ganas de llorar. Y, en cuanto a las redes sociales, me parecen fantásticas como medio de difusión de la cultura. Yo estoy encantado y trato de sacarles partido. A veces me da escalofríos cuando se mezcla la frivolidad con asuntos delicados. Pero ese es un riesgo que hay que asumir.

¿Qué libro está leyendo actualmente? Los desorientados de Amin Maalouf.

Un sueño, un deseo… Seguir leyendo hasta que me queden fuerzas. Y saber parar a tiempo, es decir, dejar de escribir cuando no tenga nada que contar.

¿Qué piensa de Alquibla, https://www.alquiblaweb.com, como página de difusión de la cultura? Me parece fantástica. Para mí fue un gran descubrimiento. Encontrar en una misma página tanta información, datos y pistas sobre el mundo de los libros es un lujo. Creo que se va a convertir, si no lo es ya, en una página de referencia para cualquiera que tenga inquietudes como lector o escritor.

Entrevista a Luis Leante, escritor
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Editado en Alicante por Eva María Galán Sempere
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