Autor de las novelas Las cenizas del tiempo (inspirada en el exilio republicano español) y El carnaval del relajo, que recoge su experiencia en América Latina. En 1987 fundó la revista Art Teatral especializada en escritura teatral contemporánea y en la obra breve. Quiles residió en la ciudad de México de 1972 a 1975 donde fue profesor de guiones en el Instituto Latinoamericano de la Comunicación Educativa (ILCE-UNESCO), escribió Felipe II, Freud y Juicio a don Quijote para el Canal 8 y ejerció el periodismo. En 1972 la BBC de Londres produjo en inglés su obra Insomnio. A partir de 1974, Modern International Drama difundió en inglés ocho de sus dramas más significativos. La Universidad de Nueva York produjo su obra The Employee. Quiles viajó por Europa y Estados Unidos, dirigiendo obras suyas y dando conferencias sobre su Teatro del personaje. En Nueva York estrenó El frigorífico (1987) El tálamo (1989), Una Ofelia sin Hamlet (1997), Elsa’s Goodbye (1996-1997), producida en Here Multi-Arts Center de Manhattan.

En 1999 viajó de nuevo a Nueva York invitado por The Miranda Theatre para dirigir la ópera El adiós de Elsa, siendo a su vez autor del libreto. Ese mismo año se estrenó Una Ofelia sin Hamlet en Berlín como obra invitada en el marco del Congreso de Hispanistas Alemanes donde Quiles dio una conferencia en la Universidad de Berlín sobre su Teatro del personaje, estética teatral del autor y que resume 40 años de cultivar la escritura para el universo escénico. Posteriormente se editaron en Alemania en edición bilingüe alemán-español sus obras La navaja, El frigorífico y El adiós de Elsa. En el 2001 apareció su libro «Teatro del personaje», Obra Escogida, 573 págs. editado en Madrid por la Asociación de Autores de Teatro. La marquesa de La Habana volvió a ser editada en Valencia por la Institució Alfons el Magnànim, Biblioteca d’Autors Teatrals, 2005.

¿Cómo definiría a Eduardo Quiles? Me definiría como un autor en busca de una utopía: tratar de mejorar nuestro tiempo a través de cultivar el lenguaje teatral y la narrativa. Siempre soñé en ser un dramaturgo y un novelista. Al salir de la adolescencia escribía poemas y relatos breves. A los 20 años escribí en Madrid la novela Almas desnudas, sería mi primer borrador como novelista y las minipiezas escritas como los primeros balbuceos dramatúrgicos, El manipulador maravilloso o Utópico de mi corazón.

¿Qué tipo de temática utiliza para sus novelas? Para Shakespeare la vida era un escenario, y yo me atrevo a decir que la existencia a veces es una antología de relatos y otras es una gran novela. De modo que la vida, desde el punto de vista existencial es un pozo sin fondo de contradicciones. Es una mina que, al contrario de lo que otros piensan, siempre hay metales preciosos sin explotar. Mi obra se inclina por bucear en el alma humana por un lado y por otro abarca temas de carácter social y político. Escribí para la escena, entre otros títulos, la obra surrealista La concubina y el dictador, La marquesa de La Habana, Una Ofelia sin Hamlet. Son más de cincuenta obras. También podría mencionar lasminipiezas El manipulador maravilloso o Utópico de mi corazón.

¿Las minipiezas? Les dediqué largos años y son numerosos títulos. La minipieza es una síntesis de la escritura teatral. Un gran taller, un laboratorio de exploración para dominar la síntesis. Incluso fundé una revista especializada, Art Teatral. Cuaderno de minipiezas teatrales. En el primer editorial me pregunto: ¿Se puede a través de unas páginas contar una historia, desarrollar un conflicto, crear unos personajes y reflejar, aunque sea una pincelada, el mundo que nos tocó vivir? Ese el reto, a mi juicio, de la minipieza dramatúrgica.

¿Y Eduardo Quiles, novelista? Tiene que ver con la utopía de un autor que busca cultivar el abanico de registros que ofrece la narrativa como la escritura teatral. Y también tiene algo que ver con el impacto que me produjo estudiar el Renacimiento, ese periodo que, como es sabido, supuso una gran eclosión de las artes y la ciencia. Respecto cómo debe enfocarse un aprendizaje de cualquier arte, veo en las artes plásticas, durante el Renacimiento, todo un referente. Por ejemplo, Tiziano fue alumno de Bellini y Tintoretto estudió en el taller de Tiziano. Los grandes maestros no sólo legaban su sabiduría a los alumnos sino que estudiaban, de forma, integral, la suma de lenguajes pictóricos que anidan en una obra. Eran artistas con una visión global de su arte. Y siguiendo con mi utopía de escritor. Escribí teatro, pero me di cuenta que un dramaturgo el único lenguaje que cultiva es el diálogo y si hay instinto y práctica se puede llegar a dominarlo, pero ¿y el arte de narrar?, ese arte no alcanza a la escritura teatral. Hay, pues, que cultivar la narrativa en busca de una visión global del autor. Y en la medida de mis posibilidades voy en esa dirección, escribiendo teatro, novela y cuento. Dos de los cuentos que más me complacen serían Un clarinetista en el barrio gótico y El café de los sueños.

¿Pueden ser leídas por cualquier tipo de público? Creo que sí. Por supuesto que un lector exigente es el mejor estímulo, el mayor regalo para un autor.

¿Cuántas novelas ha escrito hasta el momento y qué destacaría de cada una de ellas? De las novelas publicadas, El carnaval del relajo (Editorial Prometeo) y las Cenizas del tiempo (Landerer Ediciones). Respecto a qué destacaría, la cuestión es compleja pues valorar tu propia obra es arriesgado. La subjetividad es una trampa. Se dice que el escritor se enamora de sus historias, de sus personajes y la autocrítica es esencial, aunque no es fácil dominar la autocrítica. Dicho esto, la fuente de inspiración de El carnaval del relajo o más bien el detonante lo debo al guerrillero Lucio Cabañas que fue abatido en la sierra de Guerrero cuando yo vivía en la ciudad de México. Era un maestro rural y que comandaba un grupo armado denominado Partido de los Pobres. Su utopía era luchar contra las desigualdades y la hambruna del México de la década de los años 70. Hoy, paradojas de la vida, tiene una estatua en su pueblo natal: Atoyac de Álvarez.

¿Qué es un autor sino un cazador de ideas? El carnaval del relajo intenta ser un fresco sobre la vida y las desigualdades de América Latina. La novela, de 342 páginas, tiene dos grandes bloques y traté de ensamblar una comunidad civil con otra paramilitar al servicio de las complejidades sociales, políticas y culturales de Latinoamérica, que desde otra óptica, son las nuestras. El lenguaje de la novela contiene modismos no sólo de México y está, salvado distancias, en la línea de Tirano Banderas de Valle-Inclán. El carnaval del relajo obtuvo críticas elogiosas. En cuanto a Las cenizas del tiempo es otra novela cuya protagonista es una especie de Antígona en la II República, en la guerra civil y en el exilio. La protagonista, a fin de salvar a su hermano entre rejas, viaja a Francia para integrarse en el comando que debía secuestrar a Manuel Azaña para llevarlo a Madrid. La obra, en clave de diario, se mueve entre la verdad histórica y la ficción. La existencia de Tina Oliver gira en torno a su hermano, supuesto discípulo aventajado de Julián Besteiro, como sabemos catedrático de lógica y líder socialista. Finalizada la guerra civil, Besteiro muere en la cárcel y el hermano de Tina Oliver está entre rejas, le espera idéntico destino. Ella se va al exilio a realizar una acción que permita liberar a su hermano.

¿Piensa que las editoriales ponen demasiadas trabas para la publicación de una novela o que es complicado encontrar a una que lo realice? El problema actual es que hay un gran bosque de letras impresas y por editar. Por un lado, el bosque no deja ver los árboles y por otro, a veces se busca más la firma que la obra, de ahí que los premios literarios recaigan muchas veces en periodistas que no son autores y que un galardón de pronto tiene la virtud de convertirlos en tales.

¿Ha recibido algún premio por su trayectoria literaria? Este es un país de premios. Por lógica algunos me debían de caer. Y voy a citar uno que le tengo especial afecto: Premio Iberoamericano de Dramaturgia Infantil por Trotapesquis o El alquimista y los instrumentos musicales, obra en verso.

¿Cuál es su metodología a la hora de ponerse a escribir o/y su lugar preferido para hacerlo? Todo gira en torno a una idea. Cuando era profesor de guiones en ILCE-UNESCO trataba de explicar a los alumnos que la idea es la columna principal que sostiene la arquitectura de una obra. Y, por tanto, a la idea había que cuidarla, mimarla y aguardar a que llegara antes de ponerse a escribir. ¿Qué es un autor sino un cazador de ideas? Luego viene la historia. De ahí que se hable tanto del escritor o del cineasta como un contador de historias. Y con una buena historia en el bolsillo, habría que hablar del conflicto, ese choque de trenes que debe darse entre los personajes de la obra. Es esencial la creación del personaje. El tema para desarrollarlo con rigor requeriría un puñado de páginas, también un libro: el arte de crear ficción a través del lenguaje, en este caso, lenguaje escrito.

¿Siente admiración por algún escritor o ha tenido algún ejemplo a seguir? De los clásicos, citaría a Sófocles y Shakespeare, en el teatro. Y en la narrativa, Cervantes. Yo soy algo afrancesado, de modo que Flaubert y su perfeccionismo en el estilo es uno de mis grandes referentes.

¿Qué piensa de las nuevas tecnologías aplicadas a los libros? La tecnología facilita difundir la obra de un autor. Y que cree hábitos de lectura está por ver.

¿E-book o libro en papel? Ambos se complementan. Pero parece ciencia ficción que un lector al otro lado del mundo pueda tener acceso a un autor y su obra al instante.

¿Tiene proyectos futuros en marcha? Sí, claro, pero hasta que no se materialicen, prefiero abstenerme de hablar de esos proyectos.

¿Podemos encontrarlo en las redes sociales? Estoy en Twitter. Por cierto la última frase que colgué: Ante el avance de las desigualdades, la conciencia solidaria es la mejor barricada. También estoy en Facebook, en Linkedin. Tengo un blog y hay fragmentos de vídeos de mis obras de teatro en YouTube.

¿Sus novelas son autobiográficas? Mis novelas son fruto de la imaginación y de las experiencias personales. Por ejemplo, El carnaval del relajo recoge mis vivencias latinoamericanas y en especial de México. Y Las cenizas del tiempo, mis vivencias con el exilio republicano en Toulouse y en la ciudad de México.

¿Alguna anécdota que contar? Hay una anécdota que podría dar pie a un filme. Trataré de resumirla. Ocurrió en un tren Barcelona-Valencia. Venía de Toulouse y estaba muy próxima la Navidad. El tren iba abarrotado de emigrantes que regresaban de Alemania, Holanda, etc. e iban casa a pasar las navidades. En el vagón de primera íbamos de pie mientras los asientos estaban casi vacíos. Animé varias veces a ocupar los asientos, el revisor nos sacaba a cajas destempladas, pedí ayuda a un sacerdote que descubrí en el tren. Dijo que en su nombre ocupáramos la primera clase. Cuando llegó el revisor enfurecido, nos sacó al pasillo y fui a buscar al sacerdote, yo tenía 21 años, con barba crecida; pero me dijeron que el religioso se había bajado en la estación anterior.

¿Sus novelas han sido publicadas en Amazon? Están publicadas en Amazon Las cenizas del tiempo y El carnaval del relajo y obras de teatro en español y alemán.

¿Se encuentra profesionalmente hablando satisfecho con su trabajo? Llevo 50 años escribiendo, es una apuesta muy fuerte. El teatro me ha permitido viajar y dar a conocer mis obras por distintos puntos de Europa, incluso visité los países nórdicos. Y gracias a los cinco estrenos de Nueva York la ciudad me resulta familiar. Respecto a la narrativa, ahí las editoriales, salvo excepciones, no me tendieron la mano.

¿Qué consejo le daría a un joven que inicia su primera novela y quiere conseguir el sueño de verla publicada? Aconsejar es una osadía. En fin, le diría que viviera de forma intensa y leyera a los clásicos y los mejores autores contemporáneos. Que leyera a Dostoievski, a Tolstói, los cuentos de Chéjov y, claro, a Flaubert, que es el más grandes taller literario que conozco junto con Cervantes. Cuando hablo de Flaubert me refiero a la Educación sentimental con traducción de Miguel Salabert (Libro de Bolsillo. Alianza Editorial).

¿Qué piensa de Alquibla, www.alquiblaweb.com, como página de difusión de la cultura? Pienso que es una web diseñada con sensibilidad que difunde cultura, entrevista a escritores y profesionales de la cultura y nos habla de las bibliotecas. ¿Existe algo más noble que hablar del hogar donde se alojan los libros, libros que están de forma gratuita al alcance de la mano? Una web de esa naturaleza merece una feliz andadura.

A MODO DE UNA HUELLA DEL AUTOR (Para Alquibla)

                                                           A Miguel Hernández

Seis sombras y un escenario

Minipieza

Eduardo Quiles

Personajes:

Bergamín-Neruda-Cossío- Zambrano-Aleixandre-Ramón Sijé

                                               l

(Surgen las siluetas abriéndose paso con linternas por la penumbra escénica. Más tarde se irán encendiendo, de forma gradual, luces enitales.)

José Bergamín: Adelante, sigan hacia el centro del escenario.

Pablo Neruda: Cuánta oscuridad, apenas unas luces.

José María Cossío: ¿Y María Teresa y Alberti?

Bergamín: Vienen de camino.

María Zambrano: Esperemos que el acto de homenaje a Miguel nos salga bien.

Vicente Aleixandre: Nos han pedido que más que hablar, actuemos.

Cossío: ¡Como si fuéramos actores!

Ramón Sijé: ¿Y dónde está el director de escena?

Bergamín: ¿Sabrá que lo estamos buscando?

Neruda: Aún ignoro quién organizó el acto.

Zambrano: Intuyo la chistera de Ramón en todo esto.

Aleixandre: ¡Gómez de la Serna y sus improvisaciones!

Cossío: En ese ángulo hay un pianista con sombrero de media copa.

Sijé: Y el hombre ni parpadea.

Cossío: ¿Alguien de ustedes pidió un pianista?

Zambrano: Creo que se durmió esperándonos.

Aleixandre: Y junto al foro, una pintora ante un lienzo.

Bergamín: Será Maruja Mallo haciendo un retrato a Miguel.

Cossío: La Mallo debería integrarse en el grupo.

Neruda: Maruja no se casa con nadie.

Bergamín: ¡Vaya! El cuaderno de dirección del director.

Sijé: Ni siquiera sabemos cómo se llama.

Zambrano: Debe ser Rivas Cherif.

Bergamín: Sus anotaciones son algo ilegibles.

Neruda: ¿Pero él no está con Margarita Xirgu ensayando?

Bergamín: Hay que seguir sus indicaciones. Y Rivas Cherif parece sugerir que lo primero es sentarse en las sillas frente al público.

Cossío: Pues allá vamos.

Aleixandre: Vean, en cada silla hay un sombrero, una bicicleta y un letrero con nuestro nombre.

Bergamín: Ahí veo la mano de Ramón.

Neruda: Este sombrero se acopla bien a mi cráneo.

Zambrano: Así parecemos más personajes.

Bergamín: Y luego de un silencio, dar la vuelta al escenario en bicicleta.

Neruda: ¿En serio?

Bergamín: Y de seguido ir hacia el público y saludarlo.

Cossío: ¿En bicicleta también?

Bergamín: Así consta en el cuaderno de dirección.

Aleixandre: ¿A qué esperamos?

Sijé: El sillín me queda un poco alto.

Cossío: ¡En bicicleta bajo luces y sombras!

Neruda: Vamos, circulemos, circulemos.

Bergamín: Eso es, muy bien, y ahora hacia el público.

Zambrano: Estimado público, disculpen la demora.

Neruda: Y digan sin rodeos qué faceta de Miguel desean conocer mejor.

Aleixandre: ¿Sobre su vida? ¿Acerca de su obra?

Cossío: ¿O desean que hablemos sobre Miguel y la tauromaquia?

Neruda: El público ni se inmuta, parece mudo.

Sijé: No estoy seguro que haya público.

Aleixandre: ¿Oyeron esos silbidos? Sí, allá en lo alto.

Zambrano: ¿En lo alto?

Aleixandre: Una silueta se columpia sobre nuestras cabezas.

Cossío: Yo no veo nada.

Aleixandre: Hay un tipo circense desafiando el vacío.

Bergamín: Y no es un tramoyista arreglando telones.

Cossío: Esos silbidos. ¿Quién puede ser?

Neruda: Ramón y sus piruetas.

Aleixandre: ¿Y esas risas ahora?

Sijé: ¿De dónde vienen?

Neruda: Esa risa recuerda a Miguel.

Bergamín: Sí, pero ¿de dónde salen esas risas?

Zambrano: De entre bastidores

Cossío: Del patio de butacas

Neruda: Miguel, ¿estás ahí?, ¿nos oyes, nos ves?

Aleixandre: Sólo responde el silencio.

Bergamín: Qué lugar más contradictorio.

Neruda: Volvamos al cuaderno de dirección.

Zambrano: ¿Qué dice el cuaderno?

Bergamín: Que dejemos las bicis y nos situarnos dentro de ese aro de luz.

Sijé: ¿Bajo las luces cenitales?

Bergamín: El director señala que debemos sentarnos en círculo.

Zambrano: Pues sentémonos como indica.

Aleixandre: Qué gran escenario.

Zambrano: ¿Habrá actuado aquí La Barraca?

Cossío: Quién sabe.

Neruda: El pianista nos podrá decir si vio a Federico.

Zambrano: Por cierto, ¿quién nos ha puesto estas medias máscaras?

Aleixandre: ¿Y quién eligió el vestuario?

Cossío: ¿Y el maquillaje?

Bergamín: Respetad el oficio de Rivas Cherif.

Sijé: ¿Y por qué estamos en un teatro?

Aleixandre. Ahora el piano interpreta La marcha fúnebre de Chopin.

Neruda: ¿Quién ordenó al pianista que toque música de difuntos?

Cossío: Son cosas del Rumor.

Bergamín: Susurra que el corazón de Miguel dejó de latir.

Neruda. Imposible. Sería otra gran voz segada.

Aleixandre: La conciencia de un poeta sobrevive a los silenciadores.

Zambrano: ¿Y ahora qué?

Cossío: ¿Oyen pasar un tren?

Bergamín: Sí, al fondo, y lo conduce un maquinista con una guadaña.

Neruda: Ni caso, estamos en un teatro de sombras.

Sijé: ¿Teatro de siluetas?

Bergamín: Más o menos.

Neruda: Es un tren de muerte circulando en torno nuestro.

Zambrano: O por el riel de nuestras neuronas.

Bergamín: ¿Y si Miguel se evadió de las rejas y espera abrazarnos en ese tren?

Sijé: Yo soy una ausencia.

Aleixandre: Aquí parece que nadie respira.

Sijé: Por eso él viene a mi territorio, un surco de eternidad y silencio.

Bergamín: Miguel se distanció de Ramón Sijé. Y Sijé crió malvas antes que nadie.

Aleixandre: ¿Y qué hace aquí?

Zambrano: Sijé con su muerte temprana brindó a Miguel un poema planetario.

Cossío: Está justificada su sombra.

Neruda: Silencio, silencio, llega otra música.

Zambrano: Es de un pájaro que canta en los labios de Miguel Hernández.

Aleixandre: Más allá del público…

Neruda: Más allá.

Aleixandre: Veo en un árbol su silueta rodeada de ruiseñores.

Zambrano: Miguel, ¿por qué regresaste a Orihuela?

Cossío: Allí te esperaba un laberinto de prisiones.

Bergamín: ¿Y qué tenía que ver su lira con las cárceles?

Neruda. Él, que era hijo del viento.

Aleixandre: ¿Cómo se pudo cortar las alas a un pájaro cantor con hambre de horizonte?

Zambrano: Orihuela era el cebo. ¿Por qué volviste, Miguel?

Cossío: Gavilanes al acecho aguardaban su presa.

Zambrano: Sólo 32 años de vida y poesía, ¿cómo pudiste alumbrar versos tan hondos y sentidos?

Neruda: Versos volcánicos, de ceniza y fuego que abrasaban su alma pastoril.

Bergamín: ¿Pero realmente hay público?

Neruda: A ver: butacas vacías, palcos desiertos y en el paraíso ni una mosca.

Aleixandre: Un sueño de proscenios nos ha confundido.

Cossío: El pianista nos informará.

Zambrano: Señor, ¿Nos puede usted…? ¡Si es un pianista maniquí!

Neruda: ¿Maniquí?

Zambrano: Su cuerpo es de fibra de vidrio.

Sijé: Tal vez la Mayo pueda ubicarnos.

Zambrano: Maruja, querida, ¿nos puedes informar…? ¡No!

Cossío: ¿Qué ocurre?

Zambrano: ¡Es una pepona con sombrero de papel!

Sijé: ¿Seguro que estamos bajo focos de teatro?

Bergamín: Y si no ¿dónde estamos?

Aleixandre: ¿No será que algunos de nosotros nos está soñando?

Neruda: Me siento tan liviano, como si flotara.

Cossío: ¿Dónde respiramos?

Bergamín: Ya se acerca ese tren de niebla.

Sijé: La locomotora va a rompernos los tímpanos.

Neruda: Cómo relincha ese caballo de acero.

Zambrano: Hay que abordarlo.

Aleixandre: Es un tren subterráneo que nos conducirá donde descansan las grandes almas poéticas.

Bergamín: Olvidemos el cuaderno de Rivas Cherif.

Neruda: Deprisa. No podemos perder ese tren.

(Se oye el estruendo de un tren como si circulara por delante de las butacas.)

Oscuridad

 

Entrevista a Eduardo Quiles, dramaturgo y narrador español
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Editado en Alicante por Eva María Galán Sempere
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