Los Archivos de la mano de José Antonio Robles Quesada…

¿Quién es José Antonio Robles Quesada? Soy una persona que vive de su trabajo en los archivos dentro del sector público y a quien, por suerte, le gusta su profesión. Pero tengo algunas otras inquietudes y obligaciones que, conjuntamente, consumen la mayor parte de mi tiempo.

¿Cuál es el cargo que ocupas en el Archivo en el que trabajas? Actualmente soy Jefe de Sección de la Unidad de Archivo Central de la Consejería de la Presidencia de la Junta de Castilla y León. Los Archivos Centrales forman parte de la Red Central de Archivos del Sistema de Castilla y León y recogen la documentación en su periodo intermedio, es decir: una vez finalizada su tramitación y transcurrido un plazo prudencial de uso habitual por las oficinas, hasta su eliminación o su transferencia al archivo histórico correspondiente. En Castilla y León tenemos un archivo histórico propio creado en 1991 por la Ley de Archivos, denominado Archivo General de Castilla y León que recoge documentación de todas las Consejerías.

¿El puesto de archivero te vino de forma vocacional? Realicé estudios de Historia en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Valladolid. Inicialmente quise decantarme por la investigación, pero no eran buenos tiempos (¿cuándo lo han sido?) para vivir de ello y me fui orientando hacia archivos gracias a varias becas y contratos que fueron surgiendo y me permitieron adquirir una experiencia profesional realmente impagable. En este aspecto debo agradecer la sólida formación paleográfica que me brindó la Facultad ya que, en las las pruebas (algunas realmente exigentes) para acceder a estos empleos, se daba mucha importancia a esta disciplina. En aquellos tiempos sí había becas de formación, es de lamentar que ya no existan. El resto fue cuestión de fuerza de voluntad y constancia para estudiar las oposiciones. Todavía en los años 90 se convocaban, aunque con pocas plazas, pruebas de acceso a cuerpos de Ayudantes y Facultativos de Archivos tanto en la Administración Central como en las Administraciones Autonómicas y Locales.

¿Crees que se ha creado un estereotipo en torno a la figura del archivero, bibliotecario, etc.? Claro que sí. Contra esa visión hemos venido luchando con mayor o menor fortuna, principalmente a través de la formación y la difusión de las tareas propias de nuestra profesión. Todavía es normal que, dentro de las estructuras de un organismo administrativo, nos consideren «bichos raros». Para superar este estereotipo hay que tener dedicación y algo de sentido del humor. Como anécdota te contaré que hace poco, en la despedida de una compañera que se jubilaba, dijeron de mi compañera de Unidad y de mí: «¡qué divertidos son estos archiveros, con lo serios que parecen!». Cuesta desprenderse del halo de misterio y grisura que siguen imponiendo palabras como «depósito», «legajo», «transferencia» o «relación de entrega».

¿Tu Archivo puede ser consultado por cualquier usuario? Sí, todos los archivos de nuestro Sistema son de libre acceso y tan sólo se necesita el DNI o pasaporte para identificarse. Esto, claro, con las salvedades que determinan ciertos tipos de datos obrantes en los algunos documentos que puedan afectar a la intimidad de las personas, averiguación de delitos, etc. Incluso estos podrán ser consultados transcurrido un plazo legalmente establecido que puede variar. Pero, en general, los archivos centrales e históricos están a disposición de los ciudadanos.

¿Cómo definirías un Archivo? Es un conjunto de documentos que han sido producidos por una entidad o persona en el desarrollo de sus actividades y son recogidos, organizados y protegidos en un lugar adecuado para ser puestos a disposición de quien los necesite, sea cual sea su interés: garantía de derechos, investigación histórica o acrecentamiento cultural.

¿Cuál es el perfil de un usuario que visita un Archivo? Es muy variado. En el caso de los Archivos Centrales, como archivos intermedios que son, tienen entre sus usuarios principalmente a los órganos de la Administración que han remitido los documentos. De esta manera son los propios compañeros de la institución los que se acercan al archivo para consultar expedientes, hacer fotocopias o llevarse documentos en préstamo. En un archivo histórico los documentos ya han adquirido un interés más secundario en perjuicio de su uso puramente administrativo. Así, son los investigadores (universitarios o simplemente interesados y diletantes) los que realizan las consultas. También es relevante su dimensión cultural, como centros incardinados en un espacio urbano con su importancia histórica propia.

¿Qué documentos alberga tu Centro y/o cuál destacarías por encima de todos? Aquellos que ha ido acumulando la Consejería a lo largo de más de 30 años de andadura, algunos de ellos no estrictamente producidos o recibidos por ella, sino recogidos como consecuencia de distintas disposiciones que ya no están en vigor o de circunstancias excepcionales que obligaron en su momento a hacerse cargo de documentos en peligro de desaparición. Es lo que denominamos la «historia archivística» de un Centro. Algunos de esos fondos, como el del Ente preautonómico Consejo General de Castilla y León, ya se han enviado al archivo histórico, pero otros siguen custodiados en nuestro archivo, como el de la empresa pública del Pabellón de Castilla y León en la EXPO 92 de Sevilla.

Respecto a lo que yo destacaría, al ser la Consejería a la que compete la preparación, convocatoria y secretaría del Consejo de Gobierno, está claro que las Actas y expedientes de sesiones de este órgano colegiado que reúne al Presidente y a sus Consejeros, son documentos esenciales para conocer las actuaciones gubernativas de la Junta de Castilla y León.

¿Cómo ves el futuro de los Archivos? Los archivos tienen mucho pasado, pero eso no implica que tengamos el futuro asegurado. La garantía es que la sociedad nos necesite. Para ello debemos darnos a conocer y avisar de la importancia de los documentos que guardamos.

¿Qué recomendación le darías a una persona que quisiera dedicarse al mundo de los Archivos? Es un momento muy malo para animar a nadie. Por desgracia son únicamente las instituciones públicas las que tienen obligación legal de dar una protección especial a los documentos por su carácter de patrimonio histórico. De ahí que las Administraciones sean casi las únicas en convocar plazas de archivos. Con la crisis prácticamente no hay oferta de empleo y, en el ámbito de los archivos, menos aún. Muchas entidades privadas deberían otorgar también importancia a sus archivos y poner en valor su patrimonio documental (empresas, bancos, asociaciones, fundaciones). La mejor forma es contratar a un profesional de probada solvencia. Como comenté, las becas y contratos son un instrumento esencial para aprender una profesión tan ligada a la realidad como la nuestra.

¿De qué manera difundes o qué importancia hay que dar al patrimonio documental y cultural? ¿Están en peligro? Es una de nuestras principales obligaciones, difundir nuestras actividades, dar a conocer nuestra labor. Si se recoge un fondo documental, si se restaura un pergamino, si aparecen unas fotografías olvidadas… De nada sirve que lo hagamos bien y no se lo contemos a la gente. Es complicado porque, en las exposiciones por ejemplo, los documentos suelen parecer aburridos a los visitantes. Hay que buscar el equilibrio. Ahora están las redes sociales e Internet. Trabajamos también con esas herramientas, pero debemos evitar desconcertar al público con nuestras manías, que también las tenemos.

El patrimonio en general siempre está en peligro, de ahí que existan cuerpos dedicados a su custodia y conservación. Es más conocida la labor de los conservadores de museos, incluso de los bibliotecarios, pero los archiveros también nos dedicamos a salvaguardar el patrimonio de esos riesgos inevitables que son el transcurso del tiempo, los daños causados por agentes biológicos o químicos, por desastres naturales, etc.

¿Cuál es la utilidad práctica de los Archivos? Su utilidad es tan grande como lo es la capacidad que tienen los documentos para poner de manifiesto cosas. La propia palabra documento procede del verbo “docere”, que en latín significa mostrar. Esta potencialidad es realmente algo casi milagroso. Desde garantizar una pensión a quien ha perdido sus documentos, hasta encontrar a los verdaderos padres de un niño robado, pasando por conocer la historia de un familiar que fue represaliado durante la Guerra Civil y sobre el que nadie supo nunca la verdad. Siempre digo que los documentos contienen en sí mismos una pulsión de verdad, una especie de nota dormida que está presta a sonar por simpatía con lo que cada uno de nosotros esperamos encontrar en ellos. Por ese motivo los archiveros tenemos la obligación y el deber de conservar todo aquello que consideremos que tiene ese potencial. Cuando un régimen, totalitario o no, destruye sus archivos indiscriminadamente, en el fondo lo que busca es impedir a los ciudadanos que conozcan su verdad.

¿Crees que se han generado cambios en la gestión archivística? Por supuesto. Y han sido muy importantes en este cambio las Tecnologías de la Información y la Comunicación. Pero lo más crucial ha sido la configuración de sistemas archivísticos compuestos por redes operativas de centros coordinadas por una administración con competencia y autoridad suficientes. Hasta hoy la mayor parte de los documentos siguen siendo en papel y necesitamos medios materiales y personales para gestionarlos.

¿Ves necesaria la presencia de las redes sociales aplicadas a los Archivos? Desde luego que sí. En ello estamos actualmente. Sin embargo no puede haber presencia en las redes sin trabajo. Todavía veo una ausencia de estrategia relacionada con los archivos en las RRSS. Al igual que buenos informáticos, necesitamos a los mejores ”community managers” que diseñen junto a nosotros las directrices de trabajo y las estrategias a emplear.

¿Cuál es la fórmula para una gestión documental óptima? Que cada documento esté en el sitio que le corresponda según su edad y uso. Y, si no es ya necesario, que no esté. Es decir, que se haya eliminado y el espacio que ocupaba esté libre para otros. Evitar acumular documentos fuera del control del archivero por mera desidia o dejadez. Escuchar las recomendaciones de los archiveros en esta materia ya que son los que mejor pueden ayudar a que el engranaje esté engrasado y no se produzcan fallos irreversibles.

He leído que también te dedicas a la escritura, ¿qué nos podrías destacar de esta faceta? Cierto, la escritura ha sido anterior a casi todo, ya que se trata de una vocación que existe desde la juventud, aunque siempre he sido consciente de la gran dificultad de darse a conocer. Al principio pensaba que era necesario publicar, pero cada vez estoy más seguro de que lo importante es escribir, nada más (en esto Pessoa fue taxativo: “Escribo porque es el fin, el refinamiento supremo de mi cultivo de estados de alma”). Para mí es una pasión y ¿por qué no? también una terapia (Salvador Pániker hablaba de ello de ello hace poco en una entrevista al hilo de su autobiografía Diario de otoño). Internet me ha brindado la posibilidad de dar a conocer algunos de mis poemas y de participar creativamente a través de Twitter o Facebook escribiendo cosas específicamente pensadas para las Redes Sociales, principalmente micropoemas, frases o aforismos. Todo ello sin demasiadas pretensiones. Es curioso porque a través de una web se puede llegar a más gente que cualquier publicación en papel, pero el prestigio del libro impreso sigue siendo aplastantemente superior, al menos en poesía.

¿Te sientes satisfecho profesionalmente hablando o cree que hay cosas que se podrían mejorar? Profesionalmente me siento satisfecho. Siempre cabe la posibilidad de cambiar y mejorar. Todavía me quedan algunos años de profesión y estaré allí donde se me necesite, aunque sé que puedo aportar más cosas pegado al trabajo real de los archivos.

Por supuesto, queda mucho trabajo por hacer. En archivos nunca se acaba.

¿Tienes proyectos futuros en marcha? Mi principal preocupación continuar con mi labor actual de la manera más eficaz posible y ponerme al día en materias que están desbordando nuestros conocimientos tradicionales. La labor de formar a usuarios y profesionales debe ser complementada con una adaptación real de nuestra profesión ante los retos futuros de los archivos. Yo me atrevo a señalar dos: la gestión de los documentos electrónicos y la transparencia. La gestión de documentos en formato electrónico ya es una realidad y estamos afrontándola con unos conocimientos algo rudimentarios. La apertura de la Administración a la sociedad también nos involucra a los archivos como servicios gestores de información, pero debemos tener en cuenta lo que se quiere hacer y discernir cuál es nuestra función en este entramado.

¿Crees que es imprescindible la completa digitalización de los fondos de un Archivo? No, en absoluto. Es otro de los mitos que debemos desechar. Muchas veces se nos plantea por gentes ajenas al sector de los archivos que lo mejor sería digitalizar y tirar el papel. Craso error, sin duda. Conviene digitalizar aquello que tenga sentido porque va a suponer un ahorro de costes o una optimización del servicio, pero no para sustituir el documento en papel salvo que se planee en el contexto de un proyecto de gestión documental integral. Además, para digitalizar hay que organizar la documentación perfectamente y eso es lo que generalmente está pendiente de realizar.

¿Podemos encontrarte en redes sociales? Decidí deslindar mi faceta archivística de la poética y por eso tengo dos avatares en Twitter: @JARoblesQuesada para los archivos y @joseantrob para la poesía y otras aficiones como el dibujo o el arte en general. A veces esos mundos se contaminan entre sí, es algo inevitable. También tengo perfil en Facebook con la finalidad de conocer las novedades difundidas a través de esta red. LinkedIn suelo usarlo para discutir sobre temas profesionales Mi página web de poesía se llama www.elementosytemperamentos.es, en ella recojo algunos poemas agrupados de forma temática utilizando los cuatro elementos y los cuatro temperamentos de la medicina hipocrática clásica. No se trata de un blog. Sí lo es el que dedico a los archivos y su relación con el poder: Archivos de la Administración, entre el poder y la memoria. Lo tengo algo abandonado pero sí considero que es el instrumento ideal para verter opiniones y reflexiones acerca de mi profesión, todas ellas de carácter personal y que no representan a la institución en la que sirvo, aunque siempre procuro no perder de vista mi condición de funcionario público.

¿Has publicado alguna novela, cuento, etc.? No, tan solo la web con mis poemas. Tengo varias novelas escritas, aunque es un género que abandoné hace tiempo. La narrativa breve sí me sigue atrayendo. De hecho estoy empeñado en una serie de relatos que tratan de la relación entre padres e hijas (algo en lo que me hallo inmerso personalmente). En principio se trataba de un tríptico, pero puede que continúe en el futuro con más narraciones. Los iré publicando en mi web, si no hay editor interesado… (es broma).

¿Qué piensas de Alquibla, www.alquiblaweb.com, como página de difusión de la cultura? Debo reconocer que no había entrado nunca en esta página hasta que contactamos por Twitter. Pero me ha sorprendido la amplitud de miras de la que hace gala. Podría dar la impresión inicial de ser un blog centrado sólo en las bibliotecas, pero el abanico de intereses desborda completamente este ámbito y se extiende hacia lo que podríamos llamar cuestiones culturales en general. En este aspecto estoy encantado de haber sido entrevistado para Alquibla ya que, como he ido contando, la profesión es vocación, pero mi verdadera vocación es la Cultura, con mayúsculas, y en ella caben la literatura, el cine, los libros, el arte etc. Veo que también son los intereses de Alquibla y eso me llena de satisfacción. Estaré pendiente de esta página como instrumento de información imprescindible.

Entrevista a José Antonio Robles, Jefe del Archivo Junta de Castilla y León
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Editado en Alicante por Eva María Galán Sempere
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