Hoy entrevisto a Pep Bruno un hombre que se dedica a contar cuentos a los niños a través de la narración oral. ¿Quién es Pep Bruno? Pep Bruno es un cuentista, una persona abrazada al cuento ya sea contado, leído o escrito. Un cuentista de tomo y lomo.

¿Desde qué momento decidiste que te querías dedicar a contar cuentos y a la narración oral? Creo que la respuesta exacta sería desde el momento en el que no había escapatoria. Me explico.  Empecé a contar casi sin ser consciente de que iniciaba un camino; los primeros años compaginaba la narración oral con otras actividades hasta que llegó un punto en el que los cuentos contados me demandaron tanta atención, tanto compromiso, que no hubo forma de seguir haciendo malabares con otras actividades.

Fotografía de Raquel Marín
Fotografía de Raquel Marín

¿Crees que hay que inculcar la literatura desde la infancia? Creo que hay que inculcar la belleza desde la infancia, y la literatura es belleza. Igual que creo que hay que inculcar el compromiso, y la literatura es compromiso. Y también pienso que hay que inculcar la reflexión, el hallazgo, el sentido de los días, la crítica, la risa… y todo eso, y mucho más, es la literatura.

¿Qué deseas transmitir cuando cuentas cuentos? Todos los cuentos transmiten ideas, valores, formas de ver la vida y el mundo… yo, como cuentista, me conformo con trasmitir la felicidad que siento cuando cuento, cuando vivo una buena historia. (Aclaración: los cuentistas utilizamos un tipo de memoria que es la autobiográfica, por lo tanto vivimos el cuento, es decir, para nosotros contar es recordar).

¿Qué cualidades debe aportar alguien que se dedique a su profesión? Creo que quien quiera dedicarse a esto de manera profesional debe buscar su propia voz (que la diferencie del resto y enriquezca el crisol de voces de la comunidad, una voz con un estilo pulcro y personal) y articular una mirada capaz de ver hasta los pequeños detalles (de los cuentos y de los públicos, pero también de la vida), empeñarse en una formación continua y enciclopédica (leer y conocer textos de tradición y de autor, conocer otras propuestas artísticas, formarse sin descanso), y de la mano de esta formación sentirse parte de una memoria colectiva y también cultivar la propia memoria; ser capaz de jugar (con el texto y el contexto) y al mismo tiempo ser también muy respetuoso (con el texto y el contexto, de nuevo, y también con el colectivo de profesionales); y, por último, reflexionar mucho (sobre el propio trabajo y el de los compañeros). Para empezar.

¿Hay que dejarse llevar por la fantasía y por los sueños? A mí me gusta diferenciar entre fantasía y ficción. Ante un problema la fantasía sirve para evadirnos, la ficción para resolverlo. Creo que hemos de cultivar los territorios de ficción, y para eso la fantasía y los sueños pueden ser buenos aliados, pero desde luego no son suficientes.

¿Cuál es tu cuento favorito de la infancia y cuál es el que más te gusta contar? De mi infancia recuerdo muchas historias de vida que nos contaba mi padre (era un gran narrador por aquellos años, siempre lograba acaparar la atención de todos), pero no me contaron ningún cuento en casa. Y sobre cuál me gusta contar, bueno, no podría decirte uno solo, va por rachas, ahora llevo un tiempo largo disfrutando de cuentos como «Un monstruo”, para pequeños, y varios nuevos cuentos de un espectáculo de adultos que llevo contando desde octubre. Ahora mismo estoy viviendo un romance con estos textos (porque esto de los cuentos y el cuentista tiene mucho paralelismo con las relaciones amorosas).

¿Qué nos podria contar de su libro Un loro en mi granja? Este es un libro que escribí hace unos cuantos años, que ganó un concurso importante de libro álbum, que fue publicado por Edelvives (que incluso tuvo que reeditarlo porque se vendía bien) y que, de la noche a la mañana, deciden destruir. Yo no me resigné a que eso sucediera y, tras adquirir los 1.700 ejemplares que había en almacén, inicié un proyecto denominado Un loro contra el cáncer (que explico con mucho detalle aquí: http://bit.ly/1700loros) que finalizó en el mes de noviembre tras haber conseguido 12.270 euros para la lucha contra el cáncer.

¿Qué fue lo que te impulsó a escribir? Yo, antes que nada, fui escritor. Y escribir fue lo que me llevó, accidentalmente, a contar. Escribir es algo que he hecho siempre y que espero seguir haciendo, al menos mientras disfrute con ello. No puedo hablarte de un impulso concreto, repentino: es algo que venía conmigo.

¿Tiene pensado seguir escribiendo?  Sí, claro. De hecho sigo escribiendo, publico todos los días un cuento en Twitter (@pep_bruno) desde hace más de cuatro años y medio. Lo que sí ocurre es que cada vez me resulta más difícil escribir textos más largos con tantas cosas que ocupan mi tiempo. Y también es verdad que últimamente escribo más reflexión que cuento. Pero escribir escribo, mucho, y todos los días.

¿Ha recibido premios por su trayectoria contando cuentos y escribiéndolos? Contando recibo todos los días el aplauso del público, que no es cosa pequeña: eso de llegar a casa aplaudido después de trabajar es un gran aliciente, siempre. Y escribiendo sí, he recibido unos cuantos premios de concursos literarios de poca monta y dos premios de libro álbum de bastante relevancia: el Compostela de Kalandraka y el Biblioteca Insular que publicaba Edelvives.

¿Qué consejo le darías o que preparación tendría que dedicar a alguna persona que quiera dedicarse a su profesión? Creo que además de todo lo que te indicaba más arriba (creo que en la pregunta número 5), como en todos los oficios artísticos además de saber hay que saber hacer, es decir, uno puede aprender todas las técnicas, todos los cuentos, todos los recursos… pero también hay que tener algo que no se puede aprender y que acaso se resuma en esa facilidad para ver y hacer ver las historias a quienes nos escuchan. Si alguien quiere hacer de esto su oficio debe conocer primero sus propias capacidades y luego ponerse a trabajar duro.

¿Crees que la tradición de contar cuentos se está perdiendo? No se pierde la tradición de contar, cambian los lugares y momentos donde se cuenta y los tipos de texto que se cuentan (por ejemplo, sigue habiendo mucho chiste contado, mucha leyenda urbana). Pero sí es cierto que cada vez resulta más difícil encontrar a un narrador tradicional que sepa cuentos populares maravillosos, largos, complejos, cuentos que cuando niño escuchó a sus abuelas y que los haya aprendido, conservado y transmitido de manera tradicional. Mucha culpa de todo esto lo tiene el estilo de vida imperante en el que apenas quedan huecos para la palabra dicha (ni en casa, ni en la plaza, ni en ninguna parte).

¿Cómo definirías al cuento? El cuento es un contexto que se desequilibra y pone en marcha a un personaje para, de forma verosímil (a pesar de los niveles de ficción o realidad en los que se mueva), recuperar o instaurar un nuevo equilibro. Y todo esto, de una manera más sencilla, se resume en que el cuento es una sucesión de acciones.

¿Algún proyecto en marcha?  Siempre tengo varios proyectos en marcha. Estoy escribiendo nuevos cuentos de Escarabajo y sus amigos (el libro que publiqué en Ekaré); sigo trabajando mucho en proyectos de reflexión sobre narración oral; preparo nuevos cuentos y un espectáculo para secundaria; en fin, muchos frentes (y todos alrededor del cuento).

¿Qué piensas de Alquibla, https://www.alquiblaweb.com, como página de difusión de la cultura? Creo que es una web sobria que guarda tesorillos bien interesantes.

Pep Bruno cuentista y escritor español de literatura infantil
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Editado en Alicante por Eva María Galán Sempere
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