José Pablo, o Pablo, como me suelen llamar, es un madrileño y alicantino de adopción, pero que quiere especialmente a Murcia. ¿Quién es José Pablo Gallo León y cuál es su profesión? Entre las tres ciudades sigue repartiendo su vida: no olvida sus raíces y visita Madrid frecuentemente; en Alicante vive y trabaja en la Universidad como bibliotecario; y en Murcia ha trabajado bastantes años y sigue yendo a dar clases a su Facultad de Comunicación y Documentación.

¿Desde qué momento supo que se quería dedicar al mundo bibliotecario? Supongo que fue una evolución lógica y paulatina. Tengo familia bibliotecaria y archivera y, de hecho, mi madre era bibliotecaria, con lo que para mí el conocimiento de las bibliotecas fue algo bastante natural. Sin embargo, no pensé seriamente en dedicarme a este mundo hasta que terminé la carrera. Y aun después no sabía si iba a conseguir aprobar las oposiciones o me tendría que buscar la vida por otro lado. Finalmente, creo que he tenido una gran suerte dedicándome a esta profesión que, además, comparto con mi pareja.

¿Piensa que el trabajo de bibliotecario es vocacional? Para algunos sí, y es mejor que así sea. Pero para otros muchos la vocación se genera con el devenir de los años, porque es, o puede ser, un trabajo interesante y muy enriquecedor. Desgraciadamente, también hay muchos bibliotecarios que lo son solo para ganarse el pan, y no tienen por qué ser malos profesionales, aunque difícilmente serán de los mejores.

¿Qué funciones desarrolla en la Biblioteca de Educación de la Universidad de Alicante? Actualmente soy técnico de bibliotecas, lo que en un centro como este se traduce en indización, apoyo a los estudiantes e investigadores en sus búsquedas, formación en competencias informacionales y cosas por el estilo. No obstante, he pasado bastantes años en puestos de gestión puros y duros, en la Biblioteca Regional de Murcia y en la Universidad Miguel Hernández. En ellos quizás se pierda el contacto con el día a día del bibliotecario, pero se aprende mucho y permiten tener una visión más global. Eso sí, no creo que sean trabajos en los que se deba permanecer eternamente, y menos para un culo de mal asiento como yo.

¿Cómo ve el futuro de las bibliotecas y de la cultura en España? El futuro de las bibliotecas es uno de los temas sobre los que más he trabajado y escrito. Las bibliotecas siempre han estado en evolución, a caballo de los cambios tecnológicos y sociales de cada momento, pero también es cierto que parece que actualmente estos cambios son más profundos debido a la sociedad digital. No cabe duda de que supone un gran reto para los bibliotecarios, pero este es compartido con prácticamente todo el resto de profesiones. Ante él, es casi un adaptarse o morir. Quizás lentamente; seguro que no tan rápido como vaticinaban algunos ilustres bibliotecarios como Lancaster, allá por el final de los 60, pero sí quedar extremadamente limitados.

No hay que ser ni pesimistas ni agoreros: las bibliotecas ya se están adaptando, aunque quizás no a la velocidad necesaria. Esta transformación se realiza en función de las necesidades de la sociedad, pero no debe suponer que la biblioteca cambie su misión y espíritu, su bibliotecidad. Por ello, no debe implicar el abandono de su tradicional misión educativa y cultural: gestión de la información, apoyo al aprendizaje, herramienta para la transformación de esa información en conocimiento, lugar de socialización (ágora) y foco de cultura. La biblioteca del futuro es, o no deja de ser, una biblioteca social y educativa, un punto de referencia para el aprendizaje y un espacio para el ocio cultural. Y para todo ello son necesarias las colecciones, los libros; pero también más cosas.

En cuanto al futuro de la cultura, aparenta estar tan negro como siempre. Ante todo, quisiera aclarar que a mí me gusta considerar que la cultura es un todo: ciencia más humanidades. A pesar del tradicional desapego de nuestra sociedad hacia la ciencia y la cultura, España ha sido cuna de grandes creadores y artistas, y espero que lo siga siendo. El caso de la Ciencia es otra cosa, pues requiere de muchos más fondos económicos y, me temo, de esa pata seguimos cojeando. Tampoco parece que el mundo del arte o de la literatura pase por su mejor momento, pero la potencia del español como lengua mundial y de la tradición plástica nacional siguen pesando mucho. En definitiva, un futuro incierto, pero con esperanza.

¿Qué fondos alberga su biblioteca? ¿Hay algún tipo de documento, libro que destaque por encima de todos?  Los fondos de nuestra biblioteca son los habituales en este tipo de centros, pensados para el apoyo al estudio y la investigación de nuestros usuarios, con unos 50.000 títulos, revistas especializadas y fondos electrónicos. Sin embargo, tiene dos peculiaridades. La primera, el Fondo Antiguo y de Investigación, heredero parcial de las bibliotecas de las Escuelas de Maestros y Maestras, aunque el grueso de sus colecciones se ha perdido. Contiene unos 7.000 libros desde mediados del siglo XIX hasta casi la actualidad, intentado reflejar la evolución de la pedagogía y el conocimiento desde entonces.

Además, al ser la biblioteca de la Facultad de Educación, tenemos una colección de carácter infantil, necesaria para los estudios, pero de gran demanda entre el personal de la Universidad con hijos pequeños.

¿Se ha creado un estereotipo erróneo en torno a la figura de la Biblioteca y del bibliotecario? Curiosamente, es un tema que he tratado recientemente con mis alumnos. Está claro que hay un estereotipo del bibliotecario o, más bien, de la bibliotecaria. A todos nos viene a la mente la imagen en cuanto se menciona. Además de sus connotaciones machistas, proyecta una imagen de nuestro trabajo totalmente anacrónica. Tenemos por delante un gran esfuerzo si queremos que la sociedad piense que hacemos algo más que imponer silencio y ordenar libros (y leerlos). Si esa es la visión que se tiene de nosotros, no tardaremos en ser considerados prescindibles.

¿Qué piensa de Alquibla www.alquiblaweb.com como página de difusión de la cultura? Alquibla es una de esas iniciativas dignas de agradecimiento, fruto de la ilusión personal y el amor por la cultura que, gracias al tesón de su creadora y al interés de sus contenidos, han conseguido hacerse un hueco en este mundillo. Sorprende especialmente la capacidad para sacar post de forma regular y constante, así como que se mantenga una página de este tipo desde hace tanto tiempo y sin el respaldo directo de una institución o medio. Muchos, por no decir casi todos, habrían tirado la toalla.

José Pablo Gallo León bibliotecario en Universidad de Alicante
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Editado en Alicante por Eva María Galán Sempere
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Una mirada al mundo de las bibliotecas