Eva Miró es una escritora que tuvo desde claro que se quería dedicar a la escritura, ya desde los seis años empezaba a contar sus primeros relatos. Hoy os dejo esta entrevista para que podáis conocerla un poquito más.

¿Quién es Eva Miró y cuáles son sus sueños? Tengo 39 años, dos hijos y una gata. Podría hablar de mis estudios o de mi trabajo, pero no lo haré, porque dicen bien poco sobre mí. Os contaré, eso sí, que escribo, escribo a todas horas. Creo que empecé a escribir más o menos a los seis años. A ver que piense… sí, por ahí, seis o siete años, en primero o segundo de EGB. A los once, en sexto, llevé a casa un boletín de notas fuera de lo normal: todo, o casi todo, muy deficiente. No fue tan fácil, créeme, me lo estuve currando a base de empujones en el patio de la autoestima desde cuarto, o así. Desde cuarto, o así, hasta que empecé mi segundo sexto no escribí nada.

Luego cambié de colegio, cambié de mundo y cambié de penas, que se redujeron a las normales para una niñascente de trece años. Volví a escribir como lo había hecho desde que tuviera seis años, solo que ahora empecé a pasarlo a un papel; empecé a traducir las ideas en frases; empecé a querer hacerlas bonitas, o crueles; empecé a buscarles final, a buscarles motivo; empecé a hacerlo por necesidad.

Y ahora, a mis treinta y nueve años, escribo relatos a diario. Cualquier excusa es buena: una carta, un resumen, una queja en el supermercado… Mi segunda novela está continuamente en marcha en mi cabeza y una centena de páginas ya descansan en la memoria del ordenador.

Uno empieza a escribir cuando escucha, cuando mira, que no es lo mismo que oír y ver, y después, una vez madurado lo escuchado y lo visto, desea poner palabras a lo que está dentro para que se lean fuera.

Me recuerdo desde bien pequeña callada, torpe, casi tonta, escuchando y mirando cuanto acontecía a mi alrededor. Así es que, de alguna manera puedo decir que con seis años, más o menos, empecé a escribir, a los trece descubrí  lo que suponía y a los treinta, por fin, lo hice.

¿Desde qué momento supo que quería dedicarse al mundo de la escritura? Desde que entendí que ponerle palabras a lo que está dentro para que se lean fuera me hacía feliz.

¿Qué le llevó a escribir El rincón de las cosas que faltan? Puede decirse que durante una época de mi vida fui nómada. Me mudé siete veces en diez años. Y en cada una de las mudanzas, sin excepción, los cachivaches acumulados fueron siempre el triple de lo esperado. ¿Cómo es posible acumular tantas cosas en apenas un año? A partir del segundo cambio de casa fui consciente de que tenía que evitar guardar aquello que no iba a necesitar. A ver, me dije, si no me he puesto esta camiseta en todo el verano tampoco me la pondré el verano que viene, mejor me deshago de ella. Y, aun así, a la siguiente mudanza las cosas seguían reproduciéndose a medida que iba llenando cajas. ¡Dios! Pensé, ¡qué prolíficos son los bártulos! Y me agobié, y me ahogué entre chismes, otra vez.

En uno de los últimos agobios, justo a punto del ahogo, la idea del tema principal de El rincón de las cosas que faltan, que es en realidad el final de la historia, me asaltó. El fantasma del Síndrome de Diógenes sobrevoló la inspiración. Y es que esta es una novela que habla de cosas, de personas sí, pero también de cosas.

¿Qué tipo de temática es la preferida por usted cada vez que se pone delante de un papel en blanco y lanza sus ideas al mismo? Me gustan las historias cotidianas vividas por personajes reales. Me recreo en las pequeñas miserias de cada uno, en alguna que otra virtud también, claro. Y me gusta, sobre todo, jugar con la finísima línea que divide lo normal de lo que no lo es.

Todos hemos mentido alguna vez, y no por eso somos mentirosos patológicos. Algunos hemos sisado un bolígrafo descarriado en la oficina, y no somos cleptómanos. Todos nos morimos alguna vez en nuestra vida por un beso, pero eso no nos hace emocionalmente dependientes. Hemos guardado las cajas de la mudanza por si hacían falta más adelante y no por eso tenemos Síndrome de Diógenes… o sí.

Disfruto en el drama de las palabras, pero también en el humor, cada vez más, y procuro balancearme entre uno y otro para suavizar el primero y que no se desboque el segundo.

¿Qué tipo de inconvenientes se encuentra un escritor novel cada vez que va a lanzar su primera novela? Creo que el principal inconveniente es la invisibilidad. En mi caso, empecé enviado cartas a las editoriales para presentarles mi trabajo y las respuestas, básicamente, fueron dos:

  • 80% sin respuesta
  • 20% No admitimos originales que no hayan sido previamente solicitados.

Tras investigar sobre el tema, entendí que un agente literario podría proponer mi trabajo a las editoriales para que lo solicitaran, así que cambié la búsqueda de editorial por la búsqueda de agente. Preparé mi autoestima para más de un rechazo, pero ni siquiera hubo opción al rechazo: las agencias editoriales no aceptaban manuscritos de autores que no hubieran sido solicitados. ¡Vaya! Pensé, ahora tendré que buscar un agente para que me consiga auditoría con un agente y, no sé por qué, algo me decía que, si este hubiera existido, no habría aceptado manuscritos que no hubieran sido solicitados.

Por fin, desde una agencia, una de las grandes, aceptaron leer el manuscrito y me dieron una valoración tan buena que me hicieron llorar. Debatieron con el equipo comercial si valía la pena o no representar a una mindundi que hablaba del Síndrome de Diógenes (no creo que lo dijeran así, pero el significado era el mismo), pero finalmente decidieron que no, que no se podían arriesgar. Y también lloré. Una frase del informe literario que hicieron de mi novela se me quedó grabada en el alma: “Es una lástima que la autora no sea presentadora de televisión o actriz, porque sería un éxito de libro”. Creo que no es necesario que añada nada más. Finalmente tuve la suerte de que una editorial pequeña leyera mi novela. El día que recibí su respuesta positiva floté de camino al trabajo y volví flotando después a casa.

¿Tiene presencia en redes sociales? ¿Cree que perjudican o ayudan a los escritores? Tengo una cuenta en Instagram (A_trozos) donde cuelgo pequeños relatos. No soy capaz de apañarme con Facebook o Twiter, la verdad es que soy bastante torpe para estas cosas y me temo que he agotado la poca maña que me había sido concedida en entender cómo funciona Instagram. Ya no doy más ;-)

En mi caso, de momento, creo que las redes sociales me están ayudando y soy consciente de que si pudiera invertir más tiempo en ellas me reportarían mucho más. La cuenta en Instagram me ha permitido mostrar parte de mi trabajo y, aunque todavía no tengo demasiados seguidores, sé que es una ventana al mundo que agradezco y utilizo.

¿Piensa seguir escribiendo? Pienso seguir escribiendo y pienso seguir respirando, sí.

¿Tiene proyectos en marcha? ¡Claro! Actualmente estoy escribiendo mi segunda novela. En esta ocasión me estoy centrando más en el humor y creo que está quedando bastante bien. No se trata de un humor de carcajada, son más bien algunos giros sutiles que afectan al personaje principal y a su periplo por las consultas de varios psicólogos, que tratarán de ayudarle en su peculiar problema social. Por otro lado sigo escribiendo relatos cortos y microrrelatos que algún día recopilaré. Disfruto mucho escribiendo y estas píldoras de letras me ofrecen una satisfacción inmediata.

¿Qué piensa de Alquibla como página de difusión de la cultura? Cómo no, siempre tendré buenas palabras para cualquier medio, persona, programa… que se dedique a la difusión de la cultura y, en concreto, de la literatura. Alquiblaweb, además, se preocupa por los autores noveles. Es algo que dice mucho de su buena voluntad y de su buen hacer.

Algo que añadir… Sí, GRACIAS.

 

Entrevista a Eva Miró escritora
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Editado en Alicante por Eva María Galán Sempere
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