Desde muy joven empezó a actuar en la vida política y cortesana; así uno de los primeros documentos que sobre él se poseen muestra a Garcilaso participando activamente en los alborotos de Toledo de 1519 y enfrentándose al poder real.

El año 1526 sería decisivo para la vida del poeta y para la posterior evolución de la poesía castellana; el embajador italiano Andrea Navaggiero trabó conocimiento con Juan Boscón, amigo íntimo de Garcilaso y le alentó a adaptar el endecasílabo italiano al endecasílabo castellano. Este mismo año, Garcilaso que ya estaba casado, conoció y se enamoró de Isabel Freyre. A partir de entonces, gran parte de la obra poética de Garcilaso girará en torno a esta pasión amorosa. En 1529 realizó su primer viaje a Italia. En 1532, después de una serie de viajes por Europa, fue desterrado a una isla del Danubio. De nuevo en Nápoles, en 1533, recibió la  noticia de la muerte de su amada Isabel. En 1536 fue herido en el asalto al caballo de Muy (Provenza) y falleció a consecuencia de las heridas.

Con Garcilaso se abre una nueva dimensión en la poesía castellana. Junto con Boscán fue el primero en introducir en la poesía las nuevas concepciones renacentistas en unas formas poéticas prácticamente desconocidas en Castilla. Se conservan unos cuatro mil versos repartidos en cuarenta sonetos, tres églogas bajo los nombres pastoriles de Salicio y Nemoroso, expresa su dolor por el matrimonio y muerte de Isabel Freyre; la segunda de carácter dramático, narra los amores entre el pastor Albanio y la pastora Camila; la tercera, en octavas reales, describe unas escenas arcádicas localizadas en el Tajo, cinco canciones, dos elegías, una epístola en endecasílabos sueltos, ocho coplas o canciones octosilábicas a la manera castellana tradicional y dos odas latinas.

Todos los poemas conservados, fueron escritos entre 1526 y 1536, es decir, a partir de la conversión de Navagiero con Boscán, pero es seguro que con anterioridad Garcilaso había escrito poemas de corte tradicional castellano. De este primer estilo son testigos las ocho coplas castellanas, escritas en versos octosilábicos que desarrollan temas de circunstancias y amorosos.

El resto de la obra poética de Garcilaso pertenece a una concepción estética distinta, renacentista en la forma y en el contenido. Junto con Boscán llevó a cabo la total adaptación del verso endecasílabo e introdujo en Castilla las estrofas y composiciones italianas formadas por endecasílabos, solos o en combinación con heptasílabos, tercetos, cuartetos, liras, estancias, etc.; forma y temática que se fijarían definitivamente en la poesía española.

Las nuevas concepciones amorosas renacentistas, empapadas de platonismo, dominan la lírica de Garcilaso, esencialmente dedicada a expresar su pasión por Isabel Freyre. El otro tema capital es el sentimiento de la naturaleza que en Garcilaso, cobra un papel transcendental, formando un escenario vivo que participa en los sentimientos variados del poeta. Junto a estos dos temas no podía faltar en un poeta renacentista la referencia a los temas mitológicos del mundo clásico.

Con estos elementos crea una poesía nueva y un lenguaje poético desconocido hasta entonces en castellano; buen número de cultismos e italianismos se adaptarán definitivamente. A su vez, Garcilaso, partidario de la naturalidad en todo, mantiene expresiones de carácter coloquial e incluso formas que estaban a punto de desaparecer.

El éxito de la lírica de Garcilaso fue total y el influjo de su obra es patente en toda la lírica posterior. Sus versos no se imprimieron en vida del autor que dejó sus autógrafos a Boscán. Muerto éste, se imprimieron en Barcelona en 1543 con el título Las obras de Boscán y algunas de Garcilaso, repartidas en cuatro libros.

En 1574 apareció en Salamanca la primera edición comentada de Garcilaso, llevada a cabo por el Brocense. Desde mediados del siglo XVII el influjo del poeta disminuyó hasta el neoclasicismo. Todavía en el siglo XX, Garcilaso sigue influyendo en los poetas de la generación del 27 y, posteriormente, en 1943 un grupo de jóvenes poetas, dirigidos por García Nieto, le toman como bandera de una nueva estética y fundan la  revista poética Garcilaso.

Garcilaso de la Vega, poeta español
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Editado en Alicante por Eva María Galán Sempere
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