Ana Lena Rivera es asturiana, de Oviedo, pero lleva desde los 18 años en Madrid. 46 años, casada, con un hijo de dos años. Trabajó 20 años en la empresa privada, los cuatro últimos como directiva en una gran multinacional. Durante el embarazo, tuvo que hacer reposo domiciliario y retomó la escritura. Lee mucho, pero no escribía desde hacía más de veinte años. Escribió su primera novela, Lo Que Callan Los Muertos,  durante el reposo y la baja por maternidad y decidió que quería ser escritora. Lo Que Callan los Muertos fue finalista del Fernando Lara y, unos meses después, ganó el Torrente Ballester. Se publica en Febrero de la mano de Maeva Noir. La novela está ambientada en Oviedo, protagonizada por una investigadora de fraudes financieros, llamada Gracia San Sebastian, y es la primera de una serie de intriga.

¿Quién es Ana Lena Rivera y cuáles son sus sueños? Soy escritora, me gusta leer, hacer deporte y pasear al lado del mar. Mis dos grandes pasiones son mi familia y mi profesión Soy una persona activa, inquieta y luchadora. Algunos dicen que soy cabezota, yo prefiero pensar que soy persistente. Vengo del mundo de los negocios: me encanta ponerme metas y trabajar para alcanzarlas. Por eso, siempre tengo nuevos sueños, aunque los principales, los que sustentan mi vida, están cumplidos y los estoy disfrutando en este momento. Estoy en una de las etapas más bonitas de mi vida.

¿Desde qué momento supo que quería dedicarse a la escritura? En el paso de la niñez a la adolescencia, después de ver la serie de televisión protagonizada por Jessica Fletcher y de engancharme a las novelas de Agatha Christie. Fueron momentos complicados en los que me refugié en las historias encerradas en los libros y me apasioné por las novelas de intriga. Me fascinaba el conocimiento de la naturaleza humana que emanaban las tramas de Agatha Christie.

De mayor, preferí una profesión más estable y económicamente más segura que la de escritor, pero el proyecto siempre siguió ahí, conmigo, y cada vez la necesidad de dedicarle tiempo era más fuerte. Empecé a estudiar escritura en mi tiempo libre y las ganas de escribir fueron en aumento, hasta que llegó la oportunidad y decidí lanzarme. Eso fue hace dos años y medio, cuando tuve que pasar 4 meses de reposo domiciliario por un embarazo del alto riesgo. Los médicos me encerraron en casa sin acceso a nada que me generara stress, en pleno verano madrileño. Ahí se gestó, además de mi hijo, mi primera novela: Lo Que Callan Los Muertos.

¿Qué nos puede contar de su novela Lo que callan los muertos y por qué los lectores tienen que escogerla para leerla?  En Lo Que Callan los Muertos se mezclan varias historias: una investigadora de fraudes a la Seguridad Social, que está pasando por un momento crítico de su vida después de perder a su hijo de 3 años; un militar franquista de 112 que sigue cobrando su pensión de jubilación, pero no hay ningún registro de su existencia; y una vecina que se tira por la ventana con una nota manuscrita dirigida al portero del edificio.

Un final sorprendente, un ritmo ágil y notas de humor son los principales atractivos de una novela, en la que detrás de la trama de intriga principal, se abordan temas más complejos y actuales como telón de fondo de una historia en apariencia desenfadada: la continuidad de una pareja tras la pérdida de un hijo, la represión de la sociedad de la posguerra,  el cambio social y tecnológico que han vivido los que nacieron en los peores años de la dictadura, la evolución del papel de la mujer en las últimas décadas y el cambio de los modelos de familia.

¿Puede compartir con los lectores de Alquibla un fragmento de la misma? «Eran las diez de la mañana cuando llamé al timbre de la dirección oficial de don Marcelo. Me encontraba frente a un portalón de la zona antigua de la ciudad, que olía a moho y a meados de la noche anterior. Aquella casa de porte señorial, que tendría unos doscientos años, estaba en el centro de la movida nocturna. La mayoría de los palacetes de la zona acogían garitos como La Santa Sebe, el BB+, el BarVeider o el Nottingham Prisa. Calles adoquinadas, peatonales y con escasos vecinos, eran el lugar perfecto para hacer las delicias de la gente joven.»

«Volví a sentir que algo estaba fuera de lugar en la muerte de la Impugnada. Buscamosen la app del periódico a ver si decían algo de la autopsia. Tan solo venía una pequeña reseña en la sección de sucesos locales:

«S.A.F. apareció muerta en el patio de su domicilio del distritocentro en un presunto acto de suicidio. El cuerpo se encuentra en el Instituto Anatómico Forense pendiente del resultado de la autopsia.»

La prensa evitaba difundir noticias de suicidios para evitar el efecto llamada.

–Hermana, yo venía a verla por otra cosa. Quería preguntarle algo, a usted que conoce a media ciudad viva y a casi toda la muerta en los últimos cincuenta años –dije en tono de broma intentando borrar el estupor que había dejado en su dulce y

arrugada cara la noticia del suicidio de la Impugnada–. Estoy investigando a un hombre que se llama Marcelo Pravia. Según los registros, tiene ciento doce años y vive en la calle Mon, 53. Acabo de estar en esa dirección y parece un inmueble abandonado.

–¿Ciento doce? ¡Qué raro! Le conocería todo el mundo. No sé a qué casa te refieres. ¿Cómo es el 53? ¿Qué hay alrededor? –me preguntó, intentando ubicarse.

–Es una casa de piedra amarilla, sin escudo, sencilla y a la vez elegante, con la fachada sucia, de dos plantas, un portón de madera abajo y arriba dos balconcitos de hierro forjado. No tiene más adornos, pero el conjunto es noble y sólido. El portón está mohoso y cerrado con una cadena y un candado bastante oxidado. Está unas casas más abajo de la antigua cerería, ¿sabe cuál le digo? –intenté darle más datos.

–La tienda sí y esa parte de la calle también, la casa no sé. ¿No será la que está al lado de La Tapilla Sixtina? –preguntó sor Flo.

–Sí, hermana, esa es.»

«Esa noche, sin Jorge al lado para darme calor y seguridad me dormí pensando en Martin. Mi hijo se había llevado mi sueño cuando se fue. Durante mucho tiempo no pude dormir con normalidad y no me importaba, porque esos ratos de vigilia eran nuestros. Martin y yo los pasábamos juntos en mis pensamientos. Con el tiempo, habíamos aprendido a compartir los sueños. Seguíamos estando juntos.»

¿Tiene presencia en redes sociales? ¿Cree que ayudan o perjudican a la cultura? Tengo presencia, las utilizo para hablar de literatura con gente que le gusta la literatura. He encontrado en las redes un medio de conocer gente con los mismos intereses que los míos, compartir experiencias y aprender. En varias ocasiones, de Twitter hemos pasado a conocernos en persona, gracias a asistir a los mismos eventos literarios. Incluso hice la presentación del libro de una escritora que conocí a través de twitter y, en general, a través de las redes, mantengo el contacto con escritores y lectores que he conocido en jurados, presentaciones, etc…

No creo que perjudiquen a la cultura, son un medio más para comunicarnos y, como cualquier medio de comunicación es un expositor y un lugar de encuentro.  Además, proporcionan a las personas un medio en el que expresarse sobre los temas que le interesan. Por supuesto, siempre que las personas se expresan libremente, surgen grupos de exaltadores que no quieren compartir opiniones si no imponer las suyas y descalificar a los demás. También hay acosadores. Son minorías, como en cualquier otra reunión de personas. La cultura es un tema más que se aborda en las redes que, no puede competir en popularidad e interés masivo con la política, el fútbol o el famoseo, como no lo hace en ningún otro medio.

Lo importante en las redes es centrarte en lo que te interesa y dejar de lado lo que no. Es como ir al cine: Un cine puede tener 12 salas, pero tú solo entras a ver la película que te gusta. No entras a ver las 12. Las redes sociales son iguales. Como en el cine, a veces te encuentras con alguien que perturba al resto de espectadores. En las redes es más fácil evitarlos: solo tienes que bloquearlo y ya no vuelves a saber de él.

¿Cuál es el mejor momento del día para usted para escribir? Todos. Solo necesito tiempo y silencio. Varias horas de tranquilidad, sin ruidos ni interrupciones. y la historia fluye. Nunca sé qué voy a escribir, ni qué va a pasar en la novela, es un proceso muy divertido porque escribo con la emoción del lector que no sabe qué va a ocurrir en la siguiente escena.

A veces pienso que yo no decido nada, que la novela está escrita en algún rincón de mi mente y yo solo la transcribo en el ordenador. En ese momento, en el que todo empieza a cuadrar, no puede haber distracciones, por eso siempre busco la soledad para escribir.

¿Cómo recibió el Premio de Novela Torrente Ballester? Con sorpresa, con alegría, ilusión, expectación… con un batiburrillo de emociones, todas geniales. Es como cuando compras lotería, lo haces con la ilusión de que te toque, pero nunca piensas realmente que te vaya a tocar a ti. Con los premios literarios es igual. Envías tú novela con la esperanza de que guste, pero nunca piensas que vas a ser tú el ganador.

¿Piensa seguir escribiendo? ¿Tiene proyectos en marcha? Por supuesto, la literatura es mi apuesta personal. La segunda entrega de la serie de Gracia San Sebastián ya está terminada y la tercera en proceso.

¿Qué piensa del trato que se da a la cultura en España? ¿y a las bibliotecas? En la sociedad actual, hay muchas muestras culturales distintas, se mezclan las más tradicionales con otras más modernas, y todas tienen su demanda. Es difícil llegar a todo y todas requieren apoyo porque todas tienen su público.

En cuanto a las bibliotecas, mi experiencia es fantástica porque la del lugar donde vivo, es increíble. Es muy moderna, con unas instalaciones completísimas, espacios diferenciados por temáticas y edades y medios punteros. Son muy activos; hay actividades casi todos los días de lo más variado, para todas las edades, hasta para bebés: cuenta cuentos, seminarios de todo tipo de literatura, cursos, talleres, clubs de lectura, presentaciones, … El surtido de libros, en papel y digital, películas, música, prensa y revistas es amplísimo.  Las personas que la gestionan sienten auténtica pasión por su trabajo y se dejan la piel en que los vecinos encuentren lo que necesitan, en estar a la última, en facilitar que se organicen eventos de todo tipo en la biblioteca. De hecho, la presentación de mi libro en Madrid la voy a hacer en la biblioteca. Es un lujo. Por algo, siempre está llena de gente, y muchos son jóvenes. No sé si todas las bibliotecas son iguales, supongo que no, porque fuera así, no se podría pedir más.

Me parece especialmente interesante, el préstamo digital de libros que está en marcha en distintas comunidades, e-biblio en Madrid, en el que puedes obtener cualquier tipo de libro, incluidos los de la biblioteca nacional para temas de investigación, así como los últimos números de múltiples revistas de todas las temáticas, desde Viajar a Arquitectura y Diseño.

¿Es difícil para un escritor encontrar una editorial que publique sus libros? Es un proceso largo y tedioso. Las editoriales reciben cientos de manuscritos cada mes. Algunas ni siquiera los aceptan. Otras, solamente lo hacen vía presentación a los premios que organizan. Cualquiera de ellas tiene muchas obras en lista de espera y tardan meses en responder. Además, el fenómeno de la autopublicación también hace que surjan grandes novelas en las que fijarse. Grandes top ventas de hoy, empezaron autopublicando sus novelas, como Eva García Saenz de Urturi, Federico Moccia o E.L. James (50 sombras de Grey).

Si crees en tu novela y la muestras a las editoriales con criterio, con los requisitos que piden para evaluarte, te seleccionarán o no, pero sabes que en algún momento la leerán, al menos los primeros capítulos. Las cosas buenas cuestan, y que tu novela sea fantástica no garantiza que una editorial apueste por ella, pero la persistencia te ayuda a aumentar tus posibilidades. Hay que tener una buena historia, bien escrita, llamar a todas las puertas y hacerlo las veces que haga falta. ¿Eso es una garantía? En absoluto. Además de todo eso, hay un factor suerte, de oportunidad: que a una editorial le cuadre tu género en ese momento, que quieran renovar los nombres de su catálogo, etc… Si tienen tu manuscrito, te harán una oferta o no, lo que es seguro es que, si no tienen tu manuscrito, serás invisible y no apostarán por ti.

¿Qué piensa de Alquibla www.alquiblaweb.com como página de difusión de la cultura? Sigo a Alquibla desde hace más de un año. Me encanta la sección de entrevistas porque me permite acercarme a escritores que, de otra forma, quizá no llegaría a conocer. Enhorabuena por el trabajo que haces. No es fácil mantener una página como Alquibla, con la calidad que tiene y el esfuerzo que requiere. Es una de esas inestimables contribuciones particulares a la cultura que, cuando las encuentras, sabes que la literatura tendrá una larga vida porque hay personas como tú que sienten pasión por ella y eso es muy estimulante para un escritor. Gracias y enhorabuena.

Entrevista a Ana Lena Rivera escritora de Lo que callan los muertos
Comparte en:

Deja una respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

En calidad de Afiliado de Amazon, obtengo ingresos por las compras adscritas que cumplen los requisitos aplicables.
Editado en Alicante por Eva María Galán Sempere
Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos y para fines de afiliación y para mostrarte publicidad relacionada con sus preferencias en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos de navegación. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos.
Privacidad
Una mirada al mundo de las bibliotecas