A mediados del siglo XIX, el Romanticismo deja paso al Realismo. Los escritores realistas intentarán describir esa realidad, de ahí el nombre que recibe esta corriente literaria.

Flaubert quiso transmitir la complejidad de la sociedad francesa  del siglo XIX y los cambios políticos, científicos, sociales e ideológicos que experimentó Francia después de la Revolución francesa. Algunos ejemplos de dicha necesidad de plasmar la realidad son:

Las referencias a la industrialización o las transacciones comerciales donde se manifiesta el progreso económico y social.

El desarrollo científico en los comicios agrícolas

Las prácticas médicas ocupan un lugar importante en la novela, que quiere mostrar en contraste con las prácticas tradicionales, el progreso médico y científico del siglo XIX.

El anticlericalismo se respiraba en el momento histórico en que se sitúa la novela.

El gusto burgués por las artes, la cultura, la música, el teatro, etc.

Para ello se documentan, tomando minuciosos apuntes sobre el ambiente, las gentes, la indumentaria, etc. buscan en los libros los datos necesarios para conseguir una precisión ambiental o psicológica. Por ejemplo, para describir las lecturas infantiles de Emma, repasó Flaubert los viejos libros de cuentos y de historia que había leído de niño. Para escribir sobre los comicios agrícolas, asintió con papel y lápiz a un acontecimiento de este tipo. Para la enfermedad del ciego y el remedio que Homais le recomienda, consultó con un estudiante de medicina y con especialistas. También fue a Rouen para que un abogado y un notario lo instruyeran sobre pagarés, amortizaciones, etc. Incluso la novela pareció inspirarse en un hecho real, la muerte en 1948 de Delphine Delamare, segunda esposa, infiel de un médico. También se pudo inspirar en Ludovica, una viuda muy joven, que se casó con un escultor, tuvo muchos amoríos. Su vida de lujo la llevó a endeudarse y a recurrir a antiguos amantes.

Otro rasgo del realismo es el análisis de la sociedad del siglo XIX en dos vertientes:

La pintura de caracteres da origen a la gran novela psicológica, en la que se analizan con minuciosidad las motivaciones de los personajes. Las descripciones son muy detalladas captando los rasgos particulares: cualidades, defectos, manías, deformidades. Flaubert en Madame Bovary ha dejado retratos inolvidables por su complejidad y hondura: Quisiera escribir todo lo que veo, no tal como es, sino transfigurado (Flaubert). Las emociones y las ideas adquieren corporeidad lo mismo que los objetos parecen dotados de vida interior.

La pintura de ambientes y de costumbres. Flaubert traza amplios frescos de la sociedad contemporánea con una gran diversidad de ambientes: el baile, la feria anual, los carnavales, etc.

Las coordenadas espacio-temporales están perfectamente marcadas en la novela realista.

La novela realista combina el narrador omnisciente y el diálogo. El narrador omnisciente describe en tercera persona tanto la realidad exterior y sus detalles, como la psicología de los personajes. En el primer capítulo, aparece un narrador en primera persona del plural. El resto de la novela está contada en tercera persona del singular, desde la perspectiva de un narrador omnisciente. Realismo, también, en la forma de hablar de los personajes.

La realidad externa como la vida interior de los personajes se cuenta con objetividad: el narrador muestra, pero no juzga. Ante las situaciones por las que atraviesan sus personajes nunca toma partido, intenta ocultarse evitando el punto de vista personal. La novela no defiende una tesis, expone hechos. Sin concesiones al buen gusto.

Ilustración, revisión romántica y contestación realista. Autoras: Inma Llinares, Inma Pla

Características del realismo literario
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Editado en Alicante por Eva María Galán Sempere
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