Entrevista a Luis Aleixandre Giménez Finalista Premio Planeta que viene hoy a hablarnos de su última novela. ¿Quién es Luis Aleixandre Giménez y cuáles son sus sueños? Soy un ingeniero eléctrico de profesión y un autor de novelas de vocación, aunque tardía ya que comencé mi aventura literaria en el año 2015. Siempre he sido un ávido lector de novela de todo tipo, aunque reconozco mi predilección por las tramas policiales y negras. En cuanto a mis sueños, supongo que te referirás a los literarios, no pienso dejar que se apropien de mi vida personal. Tener éxito literario es algo que a veces sucede, pero a quien le llega siempre es porque lo ha peleado con todas sus fuerzas; se consigue con trabajo, dedicación, aprendizaje continuo, esfuerzo y, sobre todo, en mi caso personal, teniendo bien claro en la cabeza que escribo porque me gusta y no porque me haya marcado ningún objetivo ni económico ni de reconocimiento social. La carrera literaria es como una larga escalera que llega al cielo (como la canción de Led Zeppelin), hay que subir un escalón tras otro sin querer subir demasiado deprisa porque en ese caso te agotarás y te quedarás a mitad camino, junto con otros cientos de autores. Como decía mi profe de EGB, hay que escribir despacio y con buena letra…

¿Desde qué momento supo que quería plasmar sus ideas, sus creaciones en forma de novela?¿desde qué edad lleva escribiendo? Como he dicho el la pregunta anterior, llevo escribiendo desde el año 2015, cuando puse sobre el papel mi primera novela «Veinte días desenfocado» que se editó en 2016. Lo hice solo porque a mi mujer le gustó lo que escribí y pensó que habría algien más a quien le gustaría.

Gracias a esa primera publicación fui descubriendo los entresijos de la escritura, me apunte a varios cursos universitarios de escritura creativa y empecé a frecuentar diversos círculos literarios. Conocí a otros escritores y escritoras. También a correctoras y editoras (hablo en femenino porque en la zona en la que me muevo, la mujer domina estos campos). Y así me sumergí de lleno en un mundo que desconocía, complejo y fascinante.

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¿Qué nos puede contar de su última novela Mil ramos de flores no son suficientes? La novela cuenta la historia de Tiago, un tipo de mediana edad que ha dejado de ser un alma descarriada y dominada por los vicios, las depravaciones y otros libertinajes. Tras innumerables sesiones de deshabituación al alcohol y a las drogas, intenta recuperar el control de su vida. El primer paso es subsanar el terrible error que cometió al dejar atrás a su familia y amigos, porque el corazón del protagonista sigue latiendo por su esposa y su hija, pero estas le abandonaron y se fueron a vivir a Valencia para intentar cerrar la etapa más triste de sus vidas. Tiago quiere llevar a cabo un último intento por recobrar su cariño, por lo que, con el poco dinero que le queda, se traslada a la capital del Turia con un solo objetivo: conseguir de ellas su perdón y una nueva oportunidad para llevar una vida juntos. Pero lo que va a descubrir allí no le va a gustar: un rico pretendiente que corteja a su esposa, un joven traficante de estupefacientes, un par de matones “ajusta-cuentas”, un despiadado asesino en serie de muchachas, una inspectora de policía sin pista alguna sobre la identidad del criminal, y otros personajes variopintos que provocarán en Tiago el renacer de su habilidad más innata y peligrosa: meterse en un problema tras otro.

¿cuánto tiempo le llevó escribirla?¿podria compartir un fragmento de la misma con los lectores de Alquibla? Esta novela, recién presentada en Castellón y Vila-real y ya disponible en las librerías. fué escrita durante 2018 y parte de 2019. No me importa compartir unos párrafos de ella para todos los lectores de Alquibla: 

La puerta se abre y sale Teresa, que habla un instante con el tipo del traje y emprende la marcha hacia la facultad. ¿Quién es ese a quien parece conocer Teresa? A los pocos minutos aparece Sonia, le sonríe al engominado y tras acercarse a él, le planta un beso fugaz en los labios. Sonríen y se alejan hacia el hospital donde trabaja mi mujer.

¡Mierda! ¡Se han besado! ¿Quién coño es ese tipo? ¿Qué me he perdido? Los sigo a distancia hasta que llegan frente al acceso principal del hospital. Él la coge por la cintura, la atrae hacia sí y la besa de nuevo. Esta vez con más calma. Es ella quien lo aparta y con una sonrisa desaparece en el interior del edificio hospitalario.

     Ahora mismo necesitaría un tratamiento para el mal de corazón, que late desbocado y amenaza con reventar. El mundo se me cae a los pies mientras me quedo sin saliva de nuevo. Es obvio que Sonia ha encontrado a alguien con quien llenar los espacios vacíos de su nueva vida.

Me apoyo en la pared más cercana para no caerme al suelo. Las piernas me flaquean y por momentos me mareo. Como bien dijo alguien: nunca es muy tarde para un café, ni demasiado temprano para un güisqui. Así que, en un arrebato de inconsciencia, me cuelo en el bar más cercano que encuentro y pido uno de cada.

—¿No prefiere un carajillo?

Tras no recibir contestación y observar la cara de mala hostia que le dedico, el camarero se aleja para preparar las dos consumiciones. Me siento en un taburete de la barra.

¿Acaso esperaba que Sonia se mantuviera sola y fiel a un marido que se la jugó demasiadas veces y al que no veía desde hacía más de dos años y medio? Asumo el golpe de mi ridiculez. Ella hace lo que debe: rehacer su vida. Y en sus planes no entra el celibato. He sido un infeliz al imaginarme que sus proyectos estaban tan inmóviles y estancados como los míos. ¡Joder!

Cuando el gordinflón del delantal me trae el café y el güisqui, le abono las consumiciones. Me tomo el café de un trago y me abraso la lengua. Miro el vaso con el líquido ámbar y lo cojo con mano trémula. Lo acerco a la nariz y los aromas de ahumados impregnan mi sentido del olfato, estará de cojones. Dudo un instante y pienso en lo acontecido en los últimos años de mi triste realidad, y en la palabra mágica que se supone que debe servir para casos como este: autocontrol. Lo vuelvo a dejar sobre la superficie de la barra y mis pensamientos se centran en lo que he venido a hacer en Valencia, pero la tentación de apurar de un trago lo que tengo frente a mí es demasiado fuerte. No puedo soportarlo, mi corazón vuelve a palpitar descontrolado. No consigo levantar el vaso sin que se derrame parte de su contenido y vuelvo a dudar.

—¿Qué ocurre? ¿Está malo? —pregunta el camarero con la bayeta de secar los cubiertos en la mano.

No lo resisto más. Dejo el vaso sobre la barra con un golpe y derramo el resto de su contenido.

—No está malo, ¡es una mierda! —le grito mientras me incorporo y salgo del bar. Empiezo a correr. Sorteo viandantes y vehículos que se afanan en no llegar tarde a su trabajo y no me detengo hasta alcanzar el estadio Mestalla. Asfixiado por la carrera y asqueado de mi puta vida, me apoyo en la fachada del campo y vomito. Devuelvo el café y parte del desayuno. La gente que pasa por mi lado me mira con cara de asco y desaprobación. Y no les falta razón, porque yo también me veo así.

No sé muy bien lo que debo hacer a estas horas, así que vago por Valencia sin rumbo fijo, con la mente embotada con mis pensamientos de culpabilidad y un profundo sentimiento de soledad y abandono. No soy más que un sintecho y aunque dispongo de varios miles de euros en una sucursal bancaria, es solo eso lo que me distingue de ellos. En lo demás no existen diferencias, compartimos aislamiento y desamparo por una ruptura brusca y traumática de lazos familiares, sociales y laborales. Y quizás pronto estaré desaliñado, sucio y desastrado. Gruesas lágrimas depresivas recorren mis mejillas y me emborronan la visión. Me siento en un banco de un pequeño jardín y como si el destino quisiera burlarse de mí, una señora mayor se me acerca y me da unas monedas.

—Alegre esa cara, hombre, y coma algo.

Lo que me faltaba. Necesito un trago. ¡¡Mierda!!

Lo que me urge es calmarme, porque en caso contrario acabaré tirándome de un puente. Me incorporo y repudio las monedas. Las dejo sobre el asiento y decido acercarme a la Facultad de Filología en la que estudia Teresa. Quizás verla y sentirla cerca me recomponga un poco el ánimo.

¿Ha experimentado un cambio a la hora de escribir de su primera novela Veinte días desenfocado a Mil ramos de flores no son suficientes?¿guarda relación una novela con otra? No podía ser de otra forma. De la primera novela a la tercera hay un cambio bestial. Todo el proceso de aprendizaje se muestra en esta última novela (que no es la última en orden cronológico de escritura, pues «Dios no baja a los infiernos» es posterior). Como te decía hay un cambio y una evolución que se ve claramente, pero no es una cosa que me suceda a mí solo, creo que todo buen escritor evoluciona a lo largo de su carrera literaria (y siempre para mejorar, claro). Las principales diferencias se basan en un aumento de los personajes que aparecen en las novelas, además son más complejos. También las tramas son más enrevesadas y aprendes a jugar con los tiempos de la narración. Y muchas otras cosas que ocupan horas y horas de aprendizaje.

En cuanto a la segunda pregunta, sí que guardan relación. Te lo explico de forma simplificada: Tiago es el protagonista de mi primera novela «Veinte días desenfocado», pero la novela tiene un final de los llamados «abierto». Claudia Sorribes es la inspectora de policía de mi segunda novela «Letras cautivas» que intenta resolver unos asesinatos en la ciudad de Vila-real. Pues en mi novela recién editada «Mil ramos de flores no son suficientes» junto a Tiago con Claudia en la ciudad de Valencia. Quiero dejar claro que esta novela se puede leer perfectamente sin que el lector conozca ni haya leído las novelas anteriores, no forma un trilogía (que tan de moda están en estos tiempos).

¿Cómo recibió la noticia de ser finalista del Premio Planeta con su novela Dios no baja a los infiernos?¿no consiguió finalmente que fuera editada? La noticia me llegó en forma de sms de una amiga que escribe para la editorial Planeta, Rosario Raro, la cual lo había leído en las noticias de los periódicos digitales. Imagínate el «sorpresón» y las consecuencias que se derivaron de ello. Ser uno de los finalistas (el único de la comunidad valenciana) de entre 564 escritos presentados al mejor concurso de literatura en lengua castellana (de todos los continentes) fue increíble. Los medios de comunicación audiovisual y prensa escrita se volcaron de inmediato para conseguir una entrevista y yo accedí gustosamente. No podía ser de otra forma. Hasta ese momento era un autor desconocido que editaba en editoriales locales. ¿Y qué ha cambiado desde entonces? Pues muy poco. La gente a la que le gusta leer me conoce un poco más, pero yo sigo siendo la misma persona y sigo publicando con mi editorial de siempre (Unaria ediciones) que me trata muy bien y en la que me siento a gusto porque cree en mi trabajo (eso es importante para mí). Como he dicho antes, ser uno de los diez finalistas del Premio Planeta 2019 ha sido ascender un escalón más en mi viaje literario. Pero hay que centrarse en el nuevo escalón y mirar hacia arriba. En cuanto a si «Dios no baja a los infiernos» ha sido publicada, la respuesta es no; no todavía. Estoy centrado en la promoción de «Mil ramos de flores no son suficientes», pero todo llegará. Seguro.

¿Qué nos puede contar de su experiencia como coordinador del concurso juvenil de relatos breves del Festival Castelló Negre?¿cree que vienen buenas generaciones lectoras y escritoras? Castelló Negre es un festival de literatura del género negro que además incorpora cine, teatro y otras actividades relacionadas con el género negro. Una de esas actividades es un concurso juvenil de relatos de tramas policiales y/o negras. Se imparten charlas en los institutos de la provincia de Castellón y, con la colaboración de los centros y los profesores, conseguimos que los jóvenes aprendan los entresijos de la escritura y presenten sus obras al concurso. Y tengo que decirte que lo que viene. las nuevas generaciones, nos adelantarán por la izquierda, como vulgarmente se dice. Muy poca gente podría adivinar la calidad que atesoran muchos de los relatos que se presentan. Yo estoy sorprendido y te puedo decir con franqueza que pocas cosas me sorprenden ya en esta vida.

¿Qué actividades se desarrollan en la Asociación de Escritores de la Provincia de Castellón? Es una asociación bastante numerosa y variada. Además de un concurso de escritura también dedicado al público juvenil, organiza dos premios literarios que se intercalan, uno cada año: uno de narrativa y otro de poesía. Además la asociación está desarrollando una fórmula muy atractiva para enseñar a escribir en castellano más allá de las fronteras del estado español, es una apuesta de futuro.

 ¿y de la Asociación lieraria Tirant Lo Groc de Vila-Real? La asociación Tirant lo Groc está más enfocada a promocionar la literatura de los autores locales. Ya hemos editado, en colaboración con el ayuntamiento de Vila-real, un libro recopilatorio de relatos escritos en valenciano que se ha repartido por los centros educativos de la ciudad. La asistencia a presentaciones y a ferias completan las actividades de la asociación.

¿Tiene proyectos en marcha?¿seguirá escribiendo? No puede ser de otra forma. Llevo unas 26.000 palabras de mi nueva novela que a día de hoy está creciendo poco a poco. Sigo aprendiendo, sigo observando, sigo leyendo y seguiré escribiendo. Todo esto es muy placentero.

Ahora se avecinan las ferias del libro en muchas ciudades de España. Tengo previsto viajar a las de Sevilla, Madrid, Barcelona, Valencia y Badajoz. En cuanto a las provinciales, acudiré a la de Vila-real, Castellón, Burriana, Onda, Nules, Benicasim y a las que muestren interés en que acuda. La promoción y la firma de ejemplares forma parte indisoluble de la creación literaria, lo entiendo así.

¿Qué piensa del trato que se da a la cultura en España?¿y a las bibliotecas? La cultura en nuestro país está «tocada» y a punto de hundirse. Las audiencias de los programas basura de TV no mienten y cuando veo el escaso público que asiste a las cientos de presentaciones literarias que se producen a lo largo del año, me entran escalofríos.

Las series que emiten los nuevos canales de televisión y las horas que pasa la gente con la nariz pegada a las pantallas de los teléfonos móviles, tampoco ayuda. La gente ya no busca momentos de lectura, al contrario, le falta tiempo para entrar en todas las redes sociales y «chorrear» todo lo posible en mensajes insustanciales. Nos encontramos en una época de la historia de la humanidad en la que buscamos la inmediatez de la información y de la diversión, pero un buen libro no ofrece eso. Mucho deberán cambiar las cosas para que los libros sean un bien de consumo más solicitado que los móviles o los programas de televisión banales.

En cuanto a las bibliotecas, como se financian con dinero público (la mayoría de ellas) no creo que de momento estén en peligro de subsistencia. Las librería sí que están en peligro de extinción. Cada poco tiempo me entero de que ha cerrado tal o cual librería. Es una pena, pues hacen una gran labor en defensa de la cultura (Amazon está haciendo estragos).

¿Qué piensa de Alquibla www.alquiblaweb.com como página de difusión cultural? Pues que necesitamos más ventanas que permitan airear la literatura en especial y la cultura en general, como Alquilaweb. No decaigáis en vuestro empeño. Gracias por vuestro trabajo.

Entrevista a Luis Aleixandre Giménez Finalista Premio Planeta
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Editado en Alicante por Eva María Galán Sempere
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