Nancy Mitford nació en Londres en 1904. Era hija de un noble y hermana de un notable grupo de mujeres brillantes. Escribía novelas desde la infancia y la primera con la que obtuvo éxito fue A la caza del amor (1945), en la que la adorable Linda describe los escambrosos amoríos de sus seis primos. A esta novela le siguió Amor en calma frío y Don´t tell Alfred (No se lo digas a Alfred).

Las novelas eran ligeras, al igual que el ensayo Noblesse oblige, una indagación en las características distintivas de la aristocracia inglesa (1956), que, junto con Encuentro (1955), introdujo con ironía el vocabulario coloquial relacionado con la diferencia de clases; aunque los libros eran muy divertidos.

Madame de Pompadour

Mucho más importantes, creo, fueron sus biografías de personalidades francesas de los siglos XVII y XVIII. La más llamativa la de Madame de Pompadour, la primera amante de Luis XV. Su vida fue extraordinaria.

El penúltimo Luis, como su abuelo (Luis XIV) y su hijo (Luis XVI), necesitaba casi constantemente de compañía femenina y mantenía una reserva de venados en la que su proveedor de servicios sexuales, el venerable duque de Richelieu, conseguía e instruía a una compañera de cama para cada noche del año.

Madame de Pompadour había comenzado en febrero de 1745, como compañera de juegos ocasional, pero su salud no le permitía prestar su cuerpo tan a menudo como se le requería; y ascendió ante el perezoso monarca a la posesión de secretaría privada, desde la que regentó, casi sin ayuda de nadie, un imperio que era, a la sazón, el más rico del mundo.

Tenía un gusto excelente y fue ella quien creó en realidad el estilo que llamamos Luis XV, pero también protegió al rey de la incesante agitación de la corte, que era un peligro para ambos. Era una intelectual y aunque no podía tener su propio salón dirigió los asuntos literarios del reino, así como los políticos y militares, desde su reducto en Versalles.

Nada de esto duró mucho. Nueve años después, en febrero de 1754, cayó muy enferma y el rey, durante sus últimos días, apenas salió de su habitación.

Deseaba estar allí cuando ella muriera, pero su confesor se negó a permitírselo. Madame de Pompadour murió en compañía de un sacerdote que, al abandonar la habitación, la oyó decir: Espéreme, padre, voy con usted. Esas fueron sus últimas palabras, pues murió unos momentos más tarde.

El libro es maravilloso y hermoso, como el tema que trata. Nancy Mitford pasó el resto de su vida en París, donde murió en 1973.

(Breve historia del leer. Charles Van Doren. Ariel, 2009)

 

 

 

Nancy Mitford y su novela Madame de Pompadour
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Editado en Alicante por Eva María Galán Sempere
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