Que difícil se nos hace a muchos decir esta simple palabra. A veces por complacer a otros o por quedar bien con alguien decimos que “SI”, cuando deseamos todo lo contrario. Un No puede llegar a ser tu mejor amigo. Puede salvarte la vida e incluso puede llegar ser un refugio en una situación de riesgo. Es increíble como una palabra de una consonante y una sola vocal, puede llegar a ser tan potente e importante en nuestras vidas.
Mejor decir un NO a tiempo que arrepentirnos toda una vida. Desde pequeños nos enseñaron a ser educados y a decir que sí aunque no quisiéramos algo. El problema se agrava cuando llegamos a la vida adulta sin saber decir NO. Aprender a decir esta palabra puede ser muy complicado; hay que adiestrar nuestro cerebro para lograr articular la expresión sin sentirnos mal por decirla.
Llegan momentos en nuestras vidas en que quienes no sabemos decir que NO, nos enfrentamos a personas que se aprovechan, de cierta manera, de esta “discapacidad”, para utilizar al más débil. Como siempre se ha dicho, “siempre hay un vivo para cada tonto que sale a la calle”. NO seamos el tonto que salimos a la calle y aceptamos. Callamos, permitimos, y abusan de nosotros, de nuestros principios y de nuestras creencias.
El entrenamiento es fundamental para poder decir NO. NO deseo tal o cual cosa. Sin duda, es una expresión muy complicada de decir, pero muy sencilla si dejamos la culpa de lado y permitimos escuchar nuestro corazón; ¿qué deseo hacer? Meses de entrenamiento en un gimnasio para decir NO sería fundamental, pero como no existe tal lugar, debemos plantarnos en nuestro lugar, sin miedos, aceptando y soltando…
Lamentablemente muchas de las mujeres víctimas de la violencia de género, jamás hemos aprendido a decir NO. Es momento de ponernos en nuestro lugar. De colocar los pies bien fuertes en la tierra, y sin confrontación decir NO, sin sentir culpa ni remordimiento. Un NO a tiempo puede salvar nuestras vidas…
Fabiola Maldonado