Museo Mariano Benlliure

El germen del Museo Mariano Benlliure de Crevillent lo encontramos en el grupo de tallas religiosas para la Semana Santa que encargó al artista la familia Magro desde 1944, tallando un total de nueve obras para esta ciudad.

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Esta familia inició, además, la adquisición de muchas de las piezas que hoy se exhiben en el museo logrando reunir en 1961 un total de ciento nueve obras, con las que abrió una primera exposición, embrión del actual museo. El Museo Mariano Benlliure de Crevillent custodia una rica colección de obras del escultor compuesta fundamentalmente por modelos y bocetos en escayola, que luego utilizaba para realizar las obras en materia definitiva como el mármol, el bronce o la madera.

Se trata de modelos de suma fragilidad, pero de gran valor, pues representan la primera idea o un eslabón en el proceso creativo del escultor. Son obras modeladas por Benlliure o vaciadas en escayola por él o bajo su control, y por tanto piezas originales cuyo valor artístico es incalculable. Forman parte también de la colección del museo obras acabadas en materia definitiva: bronce, mármol, madera, cerámica e incluso metales preciosos como el oro. Dibujos y pinturas, y un importante archivo documental completan sus fondos.

Además, el museo cuenta con obras de los pintores José y Juan Antonio Benlliure, hermanos de escultor, y de Pepino Benlliure hijo de José Benlliure, y otros escultores y pintores contemporáneos como los Garnelo o Aniceto Marinas, además de sus colaboradores y discípulos como Mariano Rubio, Juan García Talens, Ricardo Ferrero y Emilieta Torrente.

Actualmente se exhibe una selección de 128 obras, de las 332 que guarda el museo, cuya exposición se divide en ocho ambientes:

  • Galería de retratos. Las técnicas
  • La casa estudio en la calle Abascal
  • El estudio. Monumentos públicos
  • Relieves conmemorativos
  • Escultura religiosa. El taller de imaginería
  • Obras de género: tauromaquia y bailaoras
  • Los Benlliure
  • Medallas y pequeñas placas conmemorativas

 

Existe asimismo una pequeña sección dedicada al archivo personal de Mariano Benlliure, del cual este museo guarda un valioso conjunto de los primeros apuntes de sus obras, cartas, fotografías, noticias de prensa.

José Manuel Magro Espinosa el vínculo entre Mariano Benlliure y Crevillent

Durante la Guerra Civil Española desaparecieron varias imágenes religiosas principalmente de las que procesionaban en la Semana Santa crevillentina. Una de esas imágenes la de Nuestro Padre Jesús Nazareno, cofradía muy vinculada a la familia Magro. Así pues, José Manuel Magro Espinosa, industrial crevillentino afincado en Madrid, propuso a los dirigentes de la cofradía el nombre de Mariano Benlliure para encargarle la realización de la nueva talla.

De este modo se inició una relación entre Crevillent y Mariano Benlliure que se prolongó hasta la desaparición del escultor del Cabañal en 1947. Así pues, esta obra, sufragada por José Manuel Magro Espinosa procesionó en Crevillent en la Semana Santa de 1944. Mariano Benlliure volvió a recibir otro encargo, María Magdalena que figuraba al pie del Cristo de la Victoria de Flotats, imagen que procesionó en 1945. Ese mismo año Benlliure estuvo en Crevillent invitado por José Manuel Magro Espinosa y pudo apreciar dos de sus obras en procesión por las calles crevillentinas.

El binomio Crevillent-Benlliure continuó su buen entendimiento, de hecho, 1946 fue el año en que Benlliure recibió mayor número de encargos de Crevillent. La primera obra de Benlliure que vino a Crevillent en ese año de 1946 fue Las Tres Marías y San Juan, este paso realizado para Zamora se encontraba en el estudio del artista en la Calle Abascal de Madrid, ya que Benlliure y los autores del encargo no se pusieron de acuerdo en el precio de la obra; sin embargo, José Manuel Magro Espinosa decidió proceder a la adquisición de dicho grupo escultórico y traerlo a Crevillent. Ese mismo año, Benlliure realizó por encargo de José Magro Espinosa (primo-hermano del anterior) dos imágenes: el Stmo. Cristo de Difuntos y Ánimas y el Stmo. Cristo Yacente. También en 1946, y por encargo de los hermanos, Recaredo Mas Magro y Dolores Mas Magro, realizó una de las imágenes más carismáticas que procesionaban por las calles de Crevillent, La Dolorosa. La última talla realizada en 1946 fue la imagen de la Virgen del Rosario, patrona de Crevillent, que fue encargada por José Manuel Magro Espinosa.

Todavía existen en Crevillent dos imágenes más realizadas por Mariano Benlliure. La primera es San Juan de la Tercera Palabra en la Cruz, este paso, aunque terminado en 1947, no se incorporó a la Semana Santa Crevillentina hasta 1962, año en que fue adquirido por Vicente Martínez. La última realización de Benlliure fue otro grupo procesional destinado a Crevillent y realizado en 1947, la Entrada de Jesús en Jerusalén. Según testimonios cercanos, Benlliure acabó esta última talla y esa misma noche murió en la cama a la edad de 85 años (9 de noviembre de 1947).

La historia del Museo

Llevar esta tarea a la práctica se convirtió en una tarea ingente y ardua. Con el apoyo de la Junta de Cofradías de Semana Santa, Álvaro Magro, su creador y principal impulsor, abrió al público en 1961 en una casa de su propiedad, situada en la calle Sagrado Corazón de Jesús, una exposición permanente con cerca de 109 obras. Esta exposición recibió en ese mismo año la visita del entonces Director General de Bellas Artes D. Gratiniano Nieto Gallo, quien maravillado por la originalidad de la colección decidió impulsarla. Así pues, se acondicionó la cripta de la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de Belén (finales del XVIII) para albergar el futuro museo, el cual abría sus puertas en 1967, año en que asimismo se autorizaba la creación del mismo de titularidad municipal por medio de una Orden Ministerial.

A partir de 1970 se produce lo que podemos denominar como un despegue del museo. El ayuntamiento crevillentino, coincidiendo con los nuevos tiempos políticos, se interesa vivamente por aumentar el patrimonio artístico y se asiste a la adquisición de una serie de obras de Benlliure, así como a un goteo constante de depósitos y donaciones.

Con el tiempo, esto hace que el recinto resulte insuficiente para satisfacer las necesidades de una colección en crecimiento, y por ello, en 1985 se inauguró un Anexo al Museo, situado en la calle Sagrado Corazón de Jesús nº 6. De este modo el museo se dividía en dos secciones: los bocetos y modelos en escayola expuestos en la Cripta y la obra acabada en el Anexo.

La relevancia que adquirió entre el público visitante, así como entre los círculos culturales en general, le valió para que la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia en 1989 le concediera la “Medalla al Mérito en las Bellas Artes”.

Por consiguiente, el museo era, y es, pues en una institución cultural señera en el ámbito local, cuya trascendencia rebasaba los límites de Crevillent. Pero también es cierto que desde su inauguración sus reformas, tanto en la Cripta como en el Anexo, fueron mínimas. Un proyecto museográfico obsoleto y unas condiciones ambientales perjudiciales para la conservación de los modelos en escayola, principalmente por lo que respecta a la Cripta, constituyeron motivos más que poderosos para cerrar sus puertas en abril de 2000 y proceder a una remodelación del mismo acorde a las demandas de la sociedad de hoy en día.

El nuevo museo, lo que hace es añadir al edificio del Anexo, nave industrial de fines del siglo XIX, el inmueble contiguo (nº 8 de la c/ Corazón de Jesús). Ambos edificios se comunican abriendo dos grandes vanos en cada planta y se respeta las fachadas traseras. Desde el punto de vista estructural el Anexo no sufre modificaciones: Se mantiene la estructura de dos plantas con una cubierta a dos aguas soportada por una espléndida armadura de madera de parhilera con tirante y jabalcón, y un vacío en la parte de la c/ Corazón de Jesús delimitado por un tabique y un ancho pasillo volado con antepecho, que permite ver la planta baja. Con relación al edificio contiguo, se ha respetado a grandes rasgos su tipología estructural, con su planta baja y dos plantas piso, y sobre todo en lo que se refiere al vacío de la parte recayente a la c/ san Cayetano. Entre los dos edificios hay una superficie de 885,13 m².

Los Fondos

Las Obras de Arte

Ascienden a 332 obras inventariadas, de las cuales 220 son proyectos (carboncillos, gouache…), y bocetos y modelos en barro y escayola; y las restantes, 112, son obras acabadas.

El Archivo Benlliure de Crevillent

Recoge la documentación de carácter personal del escultor y la propia del museo.

Estos documentos son fundamentales para contextualizar y estudiar las obras de arte y aproximarnos a la figura del artista y de la sociedad de su tiempo. Es lo que en gran manera contribuye a distinguir lo que es una escultura de un amasijo de escayola modelada con un criterio estético. Cartas, fotografías, primeros apuntes de obras y proyectos, constituyen un conjunto de los cuales se ha catalogado completamente la sección de documentos (2.545), fotografías (2.278); y está en proceso de catalogación la hemeroteca (621) y los apuntes (62). Queda fuera de esta relación un volumen considerable de publicaciones que forman la biblioteca, así como folletos, carteles y demás material impreso, además de objetos diversos que cierra este importante conjunto.

El Nuevo Museo

En un afán de dar más y mejor servicio a todos los visitantes, los museos Mariano Benlliure y Arqueológico de Crevillent, están siempre en constante evolución y cambio para ofrecer esa renovación a los que vienen a visitarlos.

Los Museos custodian objetos que tienen un gran valor artístico, histórico o cultural para nuestra sociedad y es su misión protegerlos, conservarlos, estudiarlos y exponerlos.

La labor del personal del museo es a menudo desconocida, pero gracias a ella los visitantes pueden conocer y comprender las colecciones que conserva el museo y participar en actividades relacionadas con ellas.

https://museos.crevillent.es/

Dirección

C/. San Cayetano s/n
03330 CREVILLENT (Alicante)

Horario

M: 16:30 a 20:00
X: 16:30 a 20:00
J: 09:00 a 13:00
16:30 a 20:00
V: 09:00 a 13:00
16:30 a 20:00
S: 09:00 a 13:00
16:30 a 20:00

Contacto

Teléfono: 966 682 714
Email: mbenlliure@crevillent.es

MUSEO ARQUEOLÓGICO DE CREVILLENTE

Ubicado en la Primera Planta de la Casa del Parque, edificio neocasticista del arquitecto Juan Vidal Ramos construido en 1927.

La colección expuesta permite rastrear la evolución de las culturas desde el Paleolítico Superior, hace unos 30000 años, hasta el islam, destacando tres conjuntos: Los moldes de fundición para hachas y espadas del Bronce Final de El Bosch. Los bronces fenicios de El Camí de Catral y La Canyada Joana, al parecer de un taller de orfebre, en el que se representan motivos religiosos de tipo oriental como leones, grifos, la flor de loto, etc. Y el Tesorillo de Denarios de Cachapets compuesto por 268 monedas de plata acuñadas en Roma, que se considera como el conjunto numismático más importante de estas comarcas. El edificio de la Casa del Parque, además, tiene abierto a visitas en la Planta Baja el despacho-laboratorio del médico crevillentino D. Francisco Mas-Magro (1879-1958), investigador en hematología que llegó incluso a ser propuesto candidato al Premio Nobel en 1953, así como el vestíbulo-comedor y la capilla original de la casa. La Primera Planta, además del Museo Arqueológico, tiene una sala dedicada al violinista crevillentino Telmo Vela. La Segunda Planta, por último, acoge la pinacoteca municipal integrada por obras de artistas actuales, en las que, junto a los locales, destacan las firmas de Julio Quesada, Julio Le Parc, Luis Gordillo y Manuel Quejido.

https://museos.crevillent.es/museoarqueologico/

Un lugar para conocer y estudiar el pasado de Crevillent

El edificio es de estilo casticista y fue construido en el año 1927 por el arquitecto Juan Vidal Ramos (1888-1975), el cual ostentó el cargo de Arquitecto Municipal de la ciudad de Alicante, así como, el de Arquitecto Provincial, el de Miembro de la Comisión Provincial de Monumentos y el de La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Fue autor, además, de otros edificios de importancia histórica de la ciudad de Alicante, como son el destinado a Palacio de la Diputación Provincial, el Hospital Provincial –actual MARQ– y la Casa Carbonell.

La Casa del Parque Nuevo, el jardín vinculado a ella y el edificio trasero (hoy demolido y cuyo espacio está ocupado por parte de la ampliación del museo), fueron en su momento propiedad de la familia del industrial crevillentino D. Pascual Mas y Mas quien fue presidente de la Diputación Provincial entre los años 1924-1929.

Durante la Guerra Civil (1936-1939) el edificio sirvió como hospital militar y después de este período, se desconoce el uso que tuvo el inmueble hasta el año 1973, momento en que el Excmo. Ayuntamiento de Crevillent adquiere los terrenos que conformaban la propiedad de D. Pascual Mas y Mas para usos de tipo protocolario y cultural.

Por lo que se refiere a las características arquitectónicas del edificio, el inmueble está formado por dos cuerpos rectangulares que se unen en ángulo recto en forma de L con la fachada principal orientada al S, tiene tres plantas y la cubierta es a cuatro aguas. En el año 1984 la tercera planta se habilita para Sala de Exposiciones y en el año 1992, se inaugura el Museo Arqueológico ubicado en la primera planta del edificio mientras que la planta baja sirvió para la ubicación del Despacho y Laboratorio del Dr. Mas Magro. La Pinacoteca también tuvo su representación en la Casa del Parc en la segunda planta.

La actividad del Museo Arqueológico perdura hasta el año 2009. A partir de este momento en que se inicia el proyecto de reforma y ampliación del mismo que finaliza en el año 2011.

Proyecto de ampliación del año 2011

El proyecto de ampliación, finalizado en el año 2011, se aplicó en la parte trasera de la Casa del Parc Nou. El terreno que ocupa fue parte del solar en el que había un inmueble de similares características a la de la Casa Parque.

La ampliación, realizada en la parte trasera debido a la protección con la que está dotado el edificio en la que no se permite la modificación de volumen exterior de la fachada, se basa en un complejo constructivo de planta rectangular adosado al edificio de 1927 con una planta baja, primer piso y ascensor que une las dos plantas, conectado mediante un paso inferior y superior con las plantas correspondientes de la casa antigua. La obra no supone alteración alguna de las características de la casa original, quedando la parte trasera de la casa visible desde el interior del nuevo complejo.

HISTORIA DEL MUSEO

El germen

El interés sobre la arqueología crevillentina arranca en fechas relativamente recientes, si bien existen referencias ya a finales del siglo XVIII.

En efecto, los datos más antiguos proceden de Cavanilles, en su célebre trabajo sobre la geografía valenciana, quien describe detenidamente los canales y acequias de la rambla del Castellar y Martxant. Así Markham en 1867 hace lo propio e identifica las construcciones de la rambla del Castellar como un qanat. Ya González Simancas entre los años 1907 y 1908 habla de Crevillent y de su riqueza patrimonial refiriéndose al yacimiento de la Peña Negra. Por las mismas fechas, más o menos, Jiménez de Cisneros visita los parajes de la Sierra de Crevillent con datos geológicos y paleontológicos, entre ellos las construcciones mencionadas por Cavanilles y la “Loma Negra”, siendo publicados en 1919.

Es sólo a partir de la década de los 50 cuando se poseen noticias más precisas. Estas corren de parte de un grupo de amantes de todo lo relacionado con las actividades de la montaña, embrión de lo que más tarde será el Centro Excursionista de Crevillent. En agosto de 1952 descubren la Penya Negra y el Castellar. Otros descubrimientos entre 1952 y 1954 son les Barricaes, el Cantal de la Campana, el Frare y el Forat Oest. En septiembre de 1954 se crea el Centro Excursionista de Crevillent, lo cual supone un hito importante en favor de la arqueología, pues esta entidad se constituirá durante mucho tiempo en su más fiel defensor a la par que hará partícipe de sus conocimientos tanto a los crevillentinos, como a cuantos investigadores y eruditos se dedican a estos temas. Prueba de ello es la visita que efectuara el Padre J. Belda en 1954 al yacimiento del Castellar, quien mostró su interés y ya evaluó su importancia adscribiéndolo a la “Cultura Ibérica”.

No son los únicos montañeros dedicados a estas actividades, centros excursionistas como Alcoy, Elche o Elda también descubrieron en aquellos tiempos muchos yacimientos arqueológicos en sus salidas a la montaña. Este fenómeno tiene antecedentes más remotos, como por ejemplo en Cataluña, donde el Centre Excursionista de Catalunya, fundado ya en 1876, se mostró desde el principio muy sensibilizado con el naturismo, la geografía y en general todo tema que aportara señas de identidad a Cataluña. 

CRONOLOGÍA

Años 60

Se descubren los yacimientos arqueológicos del Puntal, Coto Memoria, Pic de les Moreres, Ratlla del Bubo y Cova de l’Aire, esta última concretamente en 1966. De esta década destaca la primera exposición de arqueología, paleontología, filatelia y numismática celebrada en 1969 por dicho grupo, lo cual indica que por aquel entonces poseían una colección de cierta entidad.
Poco se sabe dónde guardaban dicha colección, pero, según referencias orales, estaría custodiada bien en el local del Centro Excursionista de Crevillent o bien en poder de V. Davó Soriano, responsable máximo de estas actividades.

1970 – 1974

A partir de 1970 el interés por la arqueología de Crevillent cobra un nuevo impulso. Los aficionados siguen con sus salidas al campo y descubren les Ermitetes en 1972. Se crea una pequeña “exposición permanente” en los locales del Centro Excursionista de Crevillent entre 1970-74.

Vicente Davó Soriano (1973) publica un artículo de temática arqueológica en una revista local, en el cual ya aconsejaba la creación de un “museo arqueológico”, primer artículo de una extensa lista cuyo objeto era transmitir los conocimientos arqueológicos de estos aficionados y sensibilizar a la población sobre el valor y la importancia del patrimonio arqueológico que habían heredado de sus antepasados. En 1974 el Ayuntamiento, tras adquirir el edificio de la Casa del Parc Nou, cedió las dependencias de lo que hoy es el Museo Arqueológico a este grupo de aficionados y les facilitó 10 vitrinas para que trasladasen dicha “exposición permanente”, iniciándose los primeros pasos a escala municipal para la creación del museo. En ese mismo año reciben asimismo la visita del ilustre arqueólogo ilicitano Alejandro Ramos Folqués, quien se mostró muy interesado por el conjunto de la arqueología crevillentina, alentándoles con sabios consejos sobre las directrices que debían de seguir. Pero no sólo se preocupan arqueólogos consagrados, como es el caso anterior, también jóvenes universitarios de la localidad dan a conocer en publicaciones de carácter científico noticias breves sobre unos restos arqueológicos que dejaban entrever unas enormes posibilidades de cara a la investigación arqueológica, como es el caso de Vicente Gozálvez.

En 1972 tienen lugar dos hechos realmente significativos que van a marcar de manera considerable el desarrollo de la arqueología en Crevillent:

  • En primer lugar, la llegada de J. L. Román Lajarín. Éste inicia una estrecha colaboración con los aficionados, siendo el autor de varias prospecciones y el que comienza a ordenar y catalogar los materiales que formarán los fondos del futuro Museo Arqueológico.
  • En segundo lugar, el comienzo de las excavaciones en el yacimiento de la Penya Negra. Dicho año se realizaron unos sondeos previos por Alfredo González Prats en colaboración con Román Lajarín.

1975 – 1979

Posteriormente, desde 1976, se sucedieron las campañas de excavaciones, 17 en total, hasta 1993, primero a cargo de Llobregat Conesa y desde 1978 por Alfredo González Prats, a las que se agrega en 1991 Ruiz Segura. El área de estos trabajos se amplió a los yacimientos del entorno, excavando el Pic de les Moreres, el Castellar y les Moreres, este último descubierto en los años 80. Otras publicaciones de sumo interés, que completan la visión sobre la secuencia de Penya Negra han puesto de manifiesto la importancia de estos yacimientos, sobre todo en lo que concierne al Calcolítico Campaniforme con el poblado de les Moreres que cuenta con unas características únicas en el ámbito valenciano, mucho más relacionado con los del área del SE., Andalucía y Sur de Portugal. Pero sobre todo al Bronce Final y Período Orientalizante con el poblado de la Penya Negra y la necrópolis asentada sobre el poblado de les Moreres, en los que se ha podido documentar una rica secuencia cultural que ha contribuido al conocimiento de la primera mitad del primer milenio antes de nuestra Era y a explicar el origen de la Cultura Ibérica. Sin ningún género de dudas, Penya Negra y les Moreres son dos yacimientos punteros en estas épocas, de ahí que estén presentes en la mayor parte de los estudios y reuniones científicas celebradas desde mediados de los años 70, generando una abundante bibliografía.

Años 80

En la década de 1980 la potenciación del patrimonio arqueológico a todos los niveles es ya un hecho evidente. Los aficionados, siguiendo la tónica de los años anteriores, descubren en la primera mitad de la década los yacimientos del Xorret, l’Abric del Castell Vell, l’Arquet, la Canyada Joana y el Camí de Catral. Vuelven a realizar varias exposiciones patrocinadas por el Excmo. Ayuntamiento: “El poblament antic en Crevillent (Mostra Arqueològica)”, “I Exposición de muestras paleontológicas de Crevillente” (1983) y “II Exposición de muestras arqueológicas de Crevillente” (1984).

En 1984 se inician las excavaciones en la Ratlla del Bubo. La primera campaña la dirige Román Lajarín y Iturbe Polo. En 1985 el proyecto pasa al Departamento de Arqueología de la Universidad de Valencia con Villaverde Bonilla al frente, quien dirige sucesivas campañas hasta 1990, primero sólo y las dos últimas con los miembros y colaboradores del departamento Juan E. Aura Tortosa, Rafael Martínez Valle y Begoña Soler Mayor. Las excavaciones han revelado la existencia de una completa secuencia que abarca casi todo el Paleolítico Superior, desde al Auriñaciense al Solutreo-gravetiense, aunque determinados materiales hacen pensar en la existencia de niveles pertenecientes al Paleolítico Medio.

Otras excavaciones y estudios de esta década fueron las de salvamento en el Camí del Derramador bajo la dirección de González Prats y Ruiz Segura en 1988 con motivo del trazado del tramo de la autovía Alicante-Murcia A-7/E-15, a su paso por Crevillent, documentando un nivel arqueológico con restos materiales romanos de los siglos I y II. Esta excavación constituye la primera “excavación de salvamento” realizada en el término municipal de Crevillent.

CREACIÓN DEL MUSEO ARQUEOLÓGICO

En 1988, concretamente en la sesión plenaria de mayo, se crea el Museo Arqueológico Municipal de Crevillent. El acta de dicha sesión dice lo siguiente:

“PUNTO 15. ACUERDO INICIAL DE CREACIÓN MUSEO ARQUEOLÓGICO MUNICIPAL. …….. La Corporación Municipal por unanimidad ACUERDA:

   – PRIMERO. – La creación del Museo Arqueológico Municipal de Crevillente, facultando al Sr. alcalde para hacer las gestiones pertinentes ante los organismos autonómicos competentes.

   – SEGUNDO. – Asumir los gatos de su creación. ….”

A principios de marzo de 1989 mismo año se pone en marcha el Servicio de Arqueología Municipal. De este modo, la Administración Municipal culmina un largo proceso iniciado en 1952 y reivindicado desde principios de los 70, en el que se consolidan los instrumentos institucionales para la salvaguarda, estudio y divulgación de la arqueología crevillentina.

En un principio, las labores se realizan en la primera planta de la Casa del Parc Nou, lugar donde más tarde se instalarán las dependencias del museo.

En 1990, motivado por las obras de “Habilitación de la 1ª Planta de la Casa del Parque para la Instalación del Museo Arqueológico”, se traslada el lugar de trabajo a una de las dependencias de la Biblioteca Municipal hasta mediados de 1991.

Ampliando el patrimonio

Desde los años 90 el patrimonio arqueológico crevillentino se acrecentó sobremanera.

Por un lado, el proyecto de investigación en el yacimiento de la Canyada Joana forma parte de una lista de yacimientos al Sur del actual casco urbano descubiertos en los años 80, entre los que se encuentran los de l’Arquet, el Derramador y la Deula.

El Servicio de Arqueología Municipal entre 1989 y 1990 llevó a cabo unas prospecciones en el lugar, además del estudio de todos los materiales recuperados en superficie. Asimismo, se contaba con el estudio de los bronces fenicios del Camí de Catral y la Canyada Joana de Alfredo González Prats y con unos pequeños sondeos realizados también por Alfredo González y Elisa Ruiz con ocasión del trazado de la actual Autovía A7.

Estos estudios documentaron escasos restos prehistóricos y protohistóricos, completados con los de las excavaciones posteriores, pero sobre todo un voluminoso conjunto, en su mayoría cerámico, que corresponde a la época Romana, prácticamente desde sus inicios, siglos II-I antes de nuestra Era, hasta el período tardorromano, siglo VI.

Las considerables dimensiones del asentamiento y esa amplitud cronológica en la época Romana, sirvieron como fundamento para el inicio de un proyecto de investigación arqueológica que se inició en el año 1990. Este proyecto tiene como objetivo ampliar conocimientos sobre el Ager Ilicitanus y contribuir a estudiar la conexión entre el mundo tardorromano y el islámico en el marco de las recientes investigaciones de este momento histórico en las comarcas meridionales valencianas.

Desde una perspectiva más local, estas investigaciones ayudan a mejorar la visión del poblamiento de Crevillent, pues en aquel entonces se conocía con bastante precisión sólo en la zona montañosa.

Hasta el presente se han realizado tres campañas de excavaciones en 1990, 1991 y 1996, excavando un total de 952’75 m².

Los restos más importantes se descubrieron en tres zonas:

  • Sondeo 3.Donde se han documentado dos estancias angulares de carácter doméstico.
  • Complejo Torcularium.Un gran edificio destinado a la producción de aceite “almazara”
  • Edificio de cabecera semicircular.Consta de varios compartimentos, destacando el central de mayores dimensiones con una cabecera semicircular.

En 2007 se llevaron a cabo unos sondeos que delimitaron la villa por el Norte, lo que demuestra que el Torcularium se localizaba en el área perimetral.

Completa la lista de actividades en torno este yacimiento la exposición bajo el título «La Canyada Joana: Un Ejemplo de la Vida Rural en Época Romana».

Otras investigaciones se han encaminado al estudio de los materiales más importantes del museo. En este sentido, hay que volver a citar el estudio sobre el Tesorillo de Denarios de Cachapets, los bronces fenicios del Camí de Catral y la Canyada Joana y el de la necrópolis de les Moreres, parte de cuyos materiales de este importante yacimiento, en concreto las campañas de excavaciones de 1991 y 1993, se encuentran depositados en el museo.

Hay que destacar las referencias a los materiales también de les Moreres que después formarían parte de este museo, incluidos en el estudio que sobre el Horizonte Campaniforme de Transición realizara Bernabeu Aubán.

Otros materiales estudiados son los utilizados en actividades textiles de los yacimientos de les Moreres, el Castellar, Penya Negra, el Forat Oest y el Frare; los inventarios numismáticos, tanto islámico como el general, presentados al III Jarique de Numismática Hispano-Árabe y al IX Congreso Nacional de Numismática respectivamente; la colección de moldes de fundición del Bosch presentados asimismo en el XXIII Congreso Nacional de Arqueología; y la metalurgia prehistórica de los yacimientos de les Moreres, Pic de les Moreres, Penya Negra, Ermitetes y el Bosch, recogidos en la tesis de José Luis Simón García. Finalmente están las publicaciones de yacimientos inéditos o casi inéditos del Puntal y les Codolles, y los resúmenes de las “excavaciones de salvamento”.

No se deben olvidar otros estudios que, sin referirse expresamente a materiales del museo, son fundamentales para el conocimiento de la arqueología crevillentina. Citar el pionero trabajo de Gozálvez Pérez que supuso una primera aproximación a la evolución del casco urbano; a este trabajo le han seguido otros como los de Julio Trelis Martí y Josep Menargues Giménez.

Las excavaciones iniciadas en la Ratlla del Bubo en 1984 permitieron evaluar la importancia del yacimiento, como se atestigua en la comunicación presentada al congreso Aragón/Litoral Mediterráneo Intercambios Culturales durante la Prehistoria y el estudio sobre el hogar de los niveles solutreogravetienses y su contexto arqueológico, todos citados anteriormente.

Otro estudio que da a conocer diversos materiales paleolíticos recogidos en superficie de la Cova del Xorret es el de Serna López, el cual motivó unas campañas de excavaciones codirigidas por el investigador mencionado y Begoña Soler Mayor, con el objeto de obtener una secuencia estratigráfica que permitiera contrastar la información.

La ocultación monetal de la Deula fue un estudio que confirmó la riqueza numismática de esta zona en Época Romana con los antecedentes de la Fonteta del Sarso y Cachapets.

De la Edad Media es también muy importante la tesis de Sonia Gutiérrez Lloret, donde incluye el yacimiento del Forat Oest en su catálogo de yacimientos con los que explica el tránsito del mundo romano al medieval en lo que denomina Cora de Tudmir –a grandes rasgos lo que hoy son las provincias de Alicante, Murcia y Albacete–.

Los restos conservados de ingeniería hidráulica, cuyo origen se remonta a la Época Islámica y han estado en permanente uso hasta hace escasas décadas, siendo de un interés extraordinario, de ahí que los estudios de la “Font Antiga”, donde se comparan con los de Granada, Mallorca y Próximo Oriente. Formando parte de este sistema hidráulico hay un acueducto, conocido como Els Pontets, que es la construcción más emblemática en el Sierra de Crevillent. Existe otro estudio sobre los restos del Barranco de San Cayetano y La Algüeda, este último en término de Albatera.

La tradición artesanal del esparto y el cáñamo, origen de la actual industria alfombrera, ha dejado importantes vestigios de lo que se denomina “arqueología industrial”, de los cuales se han hecho eco las publicaciones locales y estudios más complejos, entre los que están un resumen del catálogo de instalaciones dedicadas a estas actividades presentado al I Congrés d’Arqueologia Industrial del País Valencià y el Trabajo de Final de Carrera de Arquitectura Técnica sobre la “fàbrica gran”, instalación fabril que data de 1823. Guarda relación con lo anterior la peculiar forma de hábitat en cuevas de Crevillent, el cual ha conformado varios barrios trogloditas al Norte del casco urbano con cerca de 700 cuevas habitadas hoy en día, fenómeno que ya fue estudiado por V. Gozálvez Pérez y más recientemente por J. A. García Aznar y J. López Davó, con interesantes aportaciones desde el punto de vista de las técnicas y las lesiones constructivas.

Por último, como arqueología y paleontología siempre se han tendido a vincular, sería una pena que se omitieran de esta selección los estudios que se han realizado de los restos excavados del Mioceno Superior en torno a los parajes del Pantano, la Garganta, los Orones y el Castro, célebres en toda la bibliografía europea, así como la “Colla Colorà” y el Raig.

Finales de los 90 hasta hoy

Nuevos descubrimientos

La trama urbana de Crevillent revela que se trata de una fundación islámica, aunque existen restos ibéricos descontextualizados.

Se conoce la existencia de un recinto fortificado o castrum según las fuentes cristianas, el cual se localizaba sobre una pequeña elevación en lo que hoy es el cine Iris y cuya calle posterior (C/ Vall) tiene su origen en el foso del castillo citado en las fuentes escritas.

La construcción fue totalmente desmantelada entre los años 1925-26, pero las excavaciones de 2011 con ocasión de la construcción del edificio del Archivo Municipal nos permitieron documentar parte de la muralla y unos niveles datados entre finales del siglo XIII y primera mitad del siglo XIV. A su lado se encontraba el núcleo urbano propiamente dicho, cuyo perímetro ha venido estimándose para mediados del siglo XVI en torno a las actuales calles de Estanco, S. Alberto, Rincón Villa y Plaza Iglesia Vieja.

De entre las excavaciones que se llevaron a cabo, destaca la de C/ Peine nº 6-10, donde se documentó un vertedero de Época Almohade de finales del siglo XII y primera mitad del siglo XIII que contenía un importante conjunto cerámico (fragmentos de ataifores, jarritas, jarras, tinajas, alcadafes, morteros, candiles, marmitas y cazuelas), el cual es cortado por un muro perteneciente a una vivienda  y cubierto por materiales datados entre la segunda mitad del siglo XIV y el siglo XV (escudillas, platos, candiles y jarras de loza azul de Paterna).

En la de C/ Villa nº 34 se documentaron dos viviendas almohades, que formarían parte de la zona perimetral de la medina islámica por el Sureste, construidas con muros de tapial, habitaciones rectangulares y distribuidas en torno a un patio central, el cual da acceso a una zona abierta y a pequeños cobertizos de uso agrícola, situando el momento de abandono en torno al siglo XIV. Posteriormente en C/ villa 29 se documentó unas fosas que acumularon restos de fauna, cerámicas fragmentadas datadas entre los siglos XI y XII.

Ello indica que, con anterioridad a la creación de la medina en época almohade, este espacio ya se habría ocupado con algunas construcciones menores durante los primeros reinos de taifas, constituyendo el germen de lo que luego se convertiría en el núcleo urbano islámico asociado al castillo.

Bajo todo esto se documentó y se han recuperado algunos fragmentos cerámicos pertenecientes a ánforas de época ibérica, del siglo IV a.C., hecho que se viene repitiendo en casi todos los solares de la Vila Vella en los que se han realizados excavaciones arqueológicas, lo que sin duda indica que este mismo espacio, incluido el cerro sobre el que se levantaba el castillo, estuvo también habitado hace más de 2000 años.

El barrio de la Vila Vella es un entorno que estuvo ocupado de forma casi continuada desde época ibérica hasta nuestros días, manteniendo actualmente la trama urbana de época islámica que se originó con el establecimiento de la medina.

Dentro del mismo casco urbano dos excavaciones de urgencia nos proporcionaron abundante información sobre el cementerio mudéjar, conocido como del Raval, con un total de 81 sepulturas que se pueden fechar entre finales del siglo XIV y principios del XVI.

En la zona de la Rambleta (zona sur de la población) se documentaron restos ibéricos y de época romana, estos últimos datados entre los siglos I y III d.C. Además, se encontraron algunos fragmentos de cerámica común tardorromana modelada a mano y fragmentos decorados con manganeso cuya cronología se situó entre los siglos VI y IX. En otra intervención salió a la luz una alquería islámica almohade de los siglos XII-XIII. En la zona del polígono I-4 destacó la excavación de “Grupintex” donde se documentó una cabaña de dimensiones considerables 7’60 x 4’62 m y profundidad máxima 1’16 m con una forma y fondo irregular, con cerámicas del Bronce Tardío e inicios del Bronce Final (1300-1000 a.C.), que siendo ligeramente anteriores a la Peña Negra en cualquier caso permiten conectar culturalmente el Bronce Pleno con el Bronce Final.

Los restos materiales encontrados fueron numerosos y variados, destacando la pieza mejor conservada, con impresión seriada horizontal y otras decoraciones incisas con motivos geométricos. También destaca un percutor de diabasa y un elevado número de fragmentos de barro con improntas de ramajes y cañas. Sin duda, se utilizaron para levantar las paredes de la cabaña enluciéndolas con barro.

Con motivo de las obras de “Dragados” ramales de la autovía, se realizaron una serie de prospecciones e intervenciones arqueológicas que dieron como resultado la constatación de la existencia de restos diversos de varias culturas materiales desde época prehistórica hasta contemporánea, pasando por algunos restos de la Edad del Bronce, ibéricos y de época moderna. Resultan particularmente interesantes los restos del Bronce Final de una adscripción cultural muy similar a Penya Negra, donde se pudo documentar una estructura de combustión asociada a actividades de un grupo indeterminado que habitaría por la zona, seguramente en un modo de vida seminómada.

Las excavaciones en el Camí de Catral llevadas a cabo en lo que hoy es el “centro de discapacitados” sacaron a la luz una enorme cantidad de restos de materiales cerámicos de época ibérica y romana, destacando un torcularium de época altoimperial.

Es también de sumo interés, la excavación de salvamento en el lugar conocido como El Alterón, donde se documentaron una serie de fosas con materiales de finales del V milenio e inicios del IV milenio a.C, así como un brasero móvil, muestra de una actividades económicas practicadas por grupos que habitaban en el entorno del humedal del Hondo y que suponen los primeros restos neolíticos de Crevillent.

La carta arqueológica de Crevillente

Plan General 1983

Recogía unas zonas de protección arqueológica que estaban centradas en los yacimientos objeto de las investigaciones del momento.

Correspondían de Norte a Sur con: el Puntal, Cantal de la Campana, les Barricaes, Castell Vell, les Ermitetes, el Castellar, Corral Oeste Castellar, Penya Negra, les Moreres y el Forat Oest. Tomando como referencia los datos de estas zonas y la documentación que proporcionaron los aficionados locales, se prospectó alrededor de un 25% del término municipal. Ello permitió confeccionar una carta arqueológica, analizando sectorialmente todos y cada uno de los lugares con restos arqueológicos, al objeto de modificar el Plan General para su protección ante las transformaciones urbanísticas o del terreno. Además de la situación, descripción, investigaciones y demás datos necesarios en un documento de esta naturaleza, es interesante, en todos los casos, el apartado relativo a la delimitación del yacimiento, estado de conservación, medidas de protección. A los que figuran en el informe inicial, se añaden Marxant, Codolles, Carril, sumando un total de 31, sin contar con los restos paleontológicos, etnológicos ni de arqueología industrial.

De entre ellos destaca, por la novedad de su inclusión, la zona del Casco Urbano donde se delimitó la zona que va desde las fases más antiguas con niveles almohades de finales del siglo XII hasta el siglo XVIII, abarcando unos 15.000 m². Resulta novedoso el hallazgo de unas fosas con material de época taifa, encuadrable entre el siglo XI y principios del XII.

Otra es una amplia zona al Sur del actual núcleo urbano, en continua expansión urbanística, tanto de uso residencial, industrial, como en infraestructuras viarias y de servicios. Se trata de las zonas denominadas, la Canyada Joana, el Camí de Catral, L’Arquet/Raval/Botx/, la Rambleta y la Deula, la parte llana del término municipal en contacto con la laguna del Hondo, donde se han venido registrando restos arqueológicos que se encuadran, principalmente, entre el Bronce Final y la Baja Edad Media. La dispersión de los hallazgos en la zona protegida es considerable, alcanza las 550 has.

Su aplicación ha supuesto controlar de modo más efectivo las actividades urbanísticas y de transformación del terreno en esas zonas de protección arqueológica. Ya en 1999 se llevó a cabo un proyecto de sondeos en diferentes solares del casco urbano, conocido como “Proyecto Vila Vella”, cuyo objeto fue determinar los sectores y solares donde se tendrían que practicar “excavaciones de salvamento” posteriores. “Excavaciones de salvamento” importantes por sus resultados, tanto en el casco urbano como en la zona sur han sido: La de C/ Peine, la del solar del antiguo Cine Iris –donde se encontraba el antiguo castillo medieval– La Rambleta (Samuel), Polígono Industrial I-4 (Grupintex), el Camí de Catral (Asoc.de discapacitados), C/ Villa 34, el cementerio mudéjar del Raval, la excavación de urgencia en la Pista Polivalente de Ronda Sur y la de la Partida del Alterón.

Durante el mes de agosto de 1982, en el transcurso de unas labores agrícolas en la partida de Cachapets fue descubierto un tesorillo de monedas romanas, cuyo montante se desconoce, pero del que se declararon 268 denarios, 2 victoriatos, 2 pulseras de plata y varios fragmentos de cobre del recipiente que lo contenía. El conjunto se repartió en lotes iguales entre el propietario del terreno, un familiar de éste y el trabajador autor del hallazgo. Los periódicos de ámbito provincial Información y La Verdad del 5 de septiembre de 1982 se hacían eco de la noticia. Pese a los esfuerzos de las diferentes administraciones competentes para conseguir que el tesorillo pasara a manos del Estado, éstas no surtieron efecto hasta la creación del museo arqueológico municipal de Crevillent. En 1989 se reactiva el proceso y se consigue su recuperación pasando a formar parte del museo. Sirvió de acicate la publicación de un estudio sobre el hallazgo a cargo de los profesores de la Universidad de Alicante Alfredo González Prats y José Manuel Abascal Palazón, donde se ponía de manifiesto su valor histórico, revelándose como el conjunto numismático más importante de estas comarcas y, por supuesto, el más importante de los fondos del museo. Tanto es así que en 1992 fue incluido en el Inventario General de Bienes Muebles del Patrimonio Histórico Español bajo el título “Tesoro de Cachapets, Código I-M-12-000000059/000”. Una selección de este tesorillo ha formado parte de las importantes muestras arqueológicas organizadas por el Museo de Prehistoria de la Excma. Diputación Provincial de Valencia “Monedes d’ahir, Tresors de hui” (1997) y “Els diners van i venen” (1999).

Dirección

Casa del Parc. Vial del Parc, s/n
03330 CREVILLENT (Alicante)

Horario

M: 16:30 a 20:00
X: 16:30 a 20:00
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Contacto

Teléfono: 966 681 478
Email: marqcrev@crevillent.es

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Editado en Alicante por Eva María Galán Sempere
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