Fran, ¿cómo describirías tu proceso creativo cuando te enfrentas a un nuevo guion? Pues dependen del encargo y del presupuesto de la productora. En el largometraje “The Book” tenía que ajustarme a un escenario principal, que era una casa antigua del año 1.669, y dos personajes principales sobre los que giraría la trama. Se trataba de un proyecto modesto en el que había que ajustarse a un presupuesto de 300.000 euros. Sin embargo, ahora estoy escribiendo un nuevo guion para un proyecto que gira en torno a los dos millones de euros y tengo más margen a la hora de crear.
¿Qué te inspira a la hora de escribir historias para cine o teatro? En la inspiración no manda nadie y a veces yo mismo me sorprendo de las ideas que surgen en mi cabeza. Normalmente intento que tengan una base real o histórica porque lo hace más atractivo.
¿En qué momento decidiste combinar la escritura de guiones con la dirección de arte? Surge de una manera natural. Tras escribir el guion se te acerca el director y te pregunta cómo has imaginado en tu cabeza esa escena o plano. Luego los actores hacen lo propio con cada personaje y quieren saber cómo es su carácter o perfil, y así, uno por uno ocurre lo mismo con cada departamento. La verdad es que te sientes participe desde el principio hasta el final de la historia que has creado.
¿Cómo se complementan en tu trabajo la narrativa escrita y la visual? Pues para mí es muy sencillo porque siempre he sido muy cinéfilo, y cuando escribo lo estoy viendo mentalmente en imágenes. Todas mis novelas son muy visuales.
¿Qué importancia tiene para ti la estética visual en una obra cinematográfica? Muchísima. Sobre todo hay que saber crear una atmósfera acorde a lo que se está contando. Es importante hasta el más mínimo detalle para que el espectador viva en primera persona lo que ve en la gran pantalla.
¿Qué papel crees que desempeña el director de arte en una producción cinematográfica? Todos los departamentos son importantes y no puede vivir uno sin el otro. El director de arte lo que hace es que todos esos departamentos trabajen en una misma línea creativa. Hay que intentar alinear vestuario, iluminación, sonido, actores… Es un modo de ser el hilo conductor entre distintos profesionales.
¿Sientes que el trabajo del director de arte está suficientemente valorado dentro de la industria? Sí. Porque hasta el propio director del largometraje te pregunta constantemente por los distintos planos o escenas que quiere rodar. Normalmente, semanas antes de empezar el rodaje, se hacen unas reuniones de grupo para elaborar un storyboard del guion, que será el que luego marque el día a día del rodaje.
¿Podrías contarnos qué elementos no deben faltar nunca en una buena dirección de arte? Yo normalmente repaso los planos que se van a rodar el día siguiente para intentar facilitar el trabajo a los distintos departamentos. Por ejemplo: si el personaje va a tropezar y a caerse a una piscina yo debo advertir un día antes a los de vestuario que tiene que tener varias indumentarias iguales por si hay que repetir la escena. Y a los de producción que tenga albornoz y toallas preparadas. Y plásticos para proteger de salpicaduras las cámaras… Y sobre todo explicar a los actores como es el perfil del personaje al que van a dar vida.
¿Cómo equilibras la fidelidad al guion con la creatividad visual? Por suerte siempre es mejor el resultado final a como tú lo habías imaginado en la cabeza porque cada departamento es profesional en su parcela y te asesoran en cómo se puede mejorar.
¿De cuál de tus proyectos te sientes más orgulloso y por qué? Esto es como si preguntas a qué hijo quieres más. Cada cortometraje o película tiene sus anécdotas bonitas que guardas en el corazón para siempre. Es un lujo poder trabajar en algo que te apasiona y con actores que sueles ver en televisión y admiras.
¿Qué retos te has encontrado más a menudo en tu trayectoria como director de arte? Los más complicados son en los rodajes de exteriores porque puedes empezar a rodar con sol y, de pronto, se cuela una nube y tienes que detener el rodaje porque no hay continuidad lumínica ni visual. Sin embargo en interior tienes más controlado la iluminación y el sonido. A diario surgen muchos retos que a veces se pueden solucionar y otras veces no.
También en el último rodaje de la película “The Book” el atrezo debía ser del siglo pasado: radio antigua, retratos en blanco y negro, iluminación con velas… Recuerdo que teníamos más de cien velas derretidas todas a una misma altura y cuando el director decía “corten”, teníamos que cambiarlas para que la siguiente toma o secuencia la vela no se viese consumida. Son pequeños detalles que luego en pantalla deben pasar desapercibidos para los ojos del espectador, pero que llevan mucho trabajo detrás. Recuerdo que otras veces hemos estado rodando una escena donde los personajes están cenando y cuando se acaba la jornada de rodaje debes tomar fotografías de cómo ha quedado la mesa: platos, cubiertos vasos, trozos de pan… Para que el día siguiente cuando se vaya a rodar todo esté exactamente igual y no cometamos fallos de “rango”.
¿Tienes alguna anécdota curiosa o entrañable que te haya marcado durante algún rodaje? Pues sí. En esta última peli como era de miedo y rodaje nocturno, nadie se quería quedar solo en las habitaciones de un antiguo caserón que te ponía los pelos de punta.
¿Hay algún proyecto que sueñes con realizar algún día? Me encantaría ver mi novela “El juego de la Oca” convertida en una serie de Netflix. Sería una pasada.
¿Cómo ves la evolución del cine en cuanto a la dirección de arte en los próximos años? Pues hasta el día de hoy es indispensable la dirección de arte porque así el director de la peli no tiene que estar pendiente de todos esos pequeños detalles y se puede centrar más en el rodaje en sí.
¿Qué consejo le darías a alguien que quiera dedicarse al mundo del guion y la dirección artística? Qué no se lo piense. Es super enriquecedor, pero tiene que tener en cuenta que se asume mucha responsabilidad. El guion es la semilla de un proyecto y el director de arte es el comodín en el que se apoyan todos los departamentos.
¿Qué tipo de historias crees que necesitan contarse hoy en día? Todas son válidas porque en la variedad está el gusto.
¿Qué importancia tiene la cultura y la estética visual para transformar la sociedad? Mucha. El cine es un reflejo de la sociedad que nos rodea, de sus miserias y de sus logros. El cine puede aportar valores a través de las emociones.