Como poeta Jovellanos es ciertamente desigual: pero la Epístola del Paular, tanto en su versión amorosa como en la filosófica, que fue la única que conoció el público, las dos Sátiras a Arnesto o la Epístola a Moratín, constituyen ejemplos señeros de la poesía del siglo XVIII, por la nueva sensibilidad que reflejan, por la técnica poética y hasta por la novedad de las ideas.

La primera versión de la Epístola del Paular, puede considerarse como uno de los mejores poemas amorosos de la época.

El silencio del monasterio cartujo frente al atormentado corazón del poeta por la tradición de Enarda, el bosque que se supone otoñal, cuando Jovellanos estuvo en El Paular en junio, las hojas que caen al suelo en lentos círculos, la vuelta a la celda por la noche atravesando los medrosos claustros, que erizan los cabellos, los fantasmas que le gritan que huya, porque su corazón está lleno de ideas mundanales que chocan con la paz de los monjes, el endecasílabo suelto, con ritmos cambiantes en relación con lo que se quiere expresar, todo esto hace del poema una obra extraordinaria.

En la segunda versión, publicada por Ponz (1781) en su Viage de España, Enarda y el amor desaparecen y lo que arrastra al poeta al monasterio es el ansia de paz, que no puede alcanzar porque su corazón está demasiado ligado al mundo. El poema pierde en sentimiento lo que gana en profundidad.

La segunda Sátira a Arnesto, publicada en El Censor (1787), es un poema que deberá entrar en cualquier antología de poesía del siglo XVIII, no tanto por el tema con ser muy importante sino por el lenguaje y por la técnica poética. Jovellanos no rehúye ninguna palabra directa o vulgar, si es la más significativa, pero sin excluir las metáforas, las sinécdoques y metonimias, las alusiones indirectas, la ironía, o si se quiere, el humor sin clave, es decir, no dando más que a través del contexto el plano real al que se hace referencia.

En cuanto a la técnica cabe subrayar la utilización del endecasílabo suelto, pero rompiendo constantemente los ritmos habituales, a base de encabalgamientos y de censuras anómalas, añadiendo además primeros hemistiquios de terminación aguda. Con todo esto se consigue una expresividad tal, que la sátira, indudablemente dirigida a personas concretas, alcanza tal dureza que pocas veces se ha conseguido en la poesía satírica española, incluyendo a Quevedo o a Argensola en la cuenta.

La Epístola a Moratín (1796) tiene mucho más interés por las ideas, puesto que Jovellanos expone en ella una especie de socialismo, no como programa político, sino como sueño o meta ideal, en lo que Jovellanos indudablemente cree.

Hay que recordar también otros poemas: la Epístola a Batilo; la Epístola a sus amigos de Sevilla cuya primera parte surge directamente del sentimiento del poeta, al abandonar Sevilla para trasladarse a Madrid en 1778; las epístolas filosóficas A Bermudo y las dos A Posidonio; los dos romances de Antioro, contra García de la Huerta; la traducción del primer canto del Paraíso perdido de Milton; algunos de los sonetos, o el poema A la luna.

Como poeta Jovellanos ha sido revalorizado en este siglo, a partir del momento en que Azorín publica su artículo “Un poeta” (1913). La fina sensibilidad azoriniana le permitió escribir: “Poeta es, ante todo, este anciano”.

Cuando todavía no se había inventado el término prerromántico, Torres-Rioseco presenta en 1928 a Jovellanos como un romántico, por la sensibilidad de su expresión poética; para Torres-Rioseco el fervor con que presenta sus ideales reformistas, su expresión atrevida y directa, su sinceridad y su sensibilidad apuntan hacia una nueva estética en la literatura española.

Es después un gran poeta, Gerardo Diego, el que valora a Jovellanos como poeta, tanto en su verso como en su prosa, por sus descripciones dela naturaleza, por su autenticidad, originalidad y entusiasmo.

En su segundo artículo analiza la influencia de predecesores y coetáneos, recuerda a fray Luis de León en relación con la Epístola del Paular, y aunque no le considera un gran poeta, acepta que marcó la pauta y fue el centro de la poesía española durante casi medio siglo.

 

La poesía de Jovellanos en la literatura
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2 pensamientos en “La poesía de Jovellanos en la literatura

  • 04/10/2018 a las 17:44
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    Hoy me abro a la oportunidad de escribir sobre este mundo de la poesía, que a veces se cierra
    a su circulo de inscritores. Yo amo más allá de la calidad del poema, la emoción del poema, la
    fuerza del poema, que la de esa estética que marca al selecto escritor. No hace falta ser escritor
    si te sientes poeta.

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Editado en Alicante por Eva María Galán Sempere
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