Mis padres no me enseñaron a volar. Siempre supe que era mejor caminar, ir despacio y con precaución. No nací con alas, pero sí con grandes ideas. Podía crear grandes cosas, de solo imaginarlas. Llegué a creer en mi potencial;
Cuando volé sin paracaídas por Fabiola Maldonado Mastrojeni
