Hoy entrevisto a Jesús Castillo un hombre que se dedica al mundo bibliotecario en las Bibliotecas Públicas Municipales del Ayuntamiento de Madrid. ¿Quién es Jesús Castillo y cuál es su profesión? Soy un licenciado en documentación que siempre se ha dedicado al mundo bibliotecario pero desde “el otro lado” (como yo lo llamo), es decir, siempre me he movido más cómodo en los aspectos tecnológicos de la profesión, en trabajo de oficinas, casi nunca en las trincheras (mostradores y de cara al usuario), aunque de forma circunstancial en la actualidad lleno mis horas en una biblioteca de la Red de Bibliotecas Públicas Municipales del Ayuntamiento de Madrid.  Intento aplicar mis conocimientos y experiencia en el día a día para ayudar a mis compañeros y a nuestros usuarios y procuro ser una esponja y aprender de todos ellos, porque para mí todo trabajo tiene una doble cara: la de aportar conocimientos y la de recibirlos. Uno de mis sueños es poder desarrollar proyectos relacionados con la difusión de información cultural e histórica en mi pueblo de origen, Cuevas del Almanzora (Almería), pero a veces los caminos que te pone delante la vida no siempre te llevan a donde quieres ir, aunque siempre existe la oportunidad de retomar los sueños, seguro. También tengo la intención de escribir por lo menos una novela, basada en hechos reales ocurridos durante el llamado Desastre de Annual en 1921, lo que me ha llevado a investigar y a sumergirme en archivos militares buscando datos y más datos. Todo ello me ha dado muchísimas satisfacciones entre ellas localizar información que se creía perdida o que no había sido localizada con anterioridad por auténticos expertos en la materia. También me ha servido para darme cuenta de la precariedad en la que se encuentran este tipo de archivos.

¿Qué cargo ocupa en la biblioteca en la que trabaja? Ocupo un puesto similar, por funciones, al de técnico auxiliar de bibliotecas, aunque es de forma temporal.

¿Qué funciones desarrolla en su lugar de trabajo? Básicamente mi día a día en la biblioteca se centra principalmente en el mostrador de préstamo y en las labores típicas de este puesto, aunque también realizo algunas operaciones en el catálogo, pero mínimas. He descubierto que esta labor de cara al público me gusta mucho y que la disfruto porque siempre hay experiencias enriquecedoras con las que aprender y muchas personas interesantes que te enseñan muchas cosas. Hay que estar con los ojos bien abiertos porque nunca sabes cuándo puedes conocer a alguien especial. También tiene, evidentemente, su lado oscuro, pero afortunadamente de esas experiencias he tenido menos y las pocas que he tenido he procurado olvidarlas pronto.

Mi idea es proponer una serie de cursos a los usuarios de la biblioteca, aprovechando mi experiencia en formación, para que sepan aprovechar los recursos tecnológicos de la biblioteca, sobre todo mi especialidad, los opacs, que son un recurso totalmente infrautilizado. Pero ya veremos, en algunos contextos a veces las cosas no son tan fáciles como tener iniciativa propia.

¿Cree que el trabajo de bibliotecario es vocacional? Pues no lo sé, sinceramente, supongo que para muchas personas sí lo es, aunque he visto de todo a lo largo de mi carrera profesional. En mi caso vocacional al 100% no lo es porque soy un culo inquieto y siempre me ha resultado muy atractivo un trabajo más creativo. En los últimos años he podido aplicar esa creatividad en el diseño web de los opacs de muchísimas bibliotecas de toda España, lo cual me llena de satisfacción. Que un usuario de uno de los grandes museos de España (Reina Sofía, Prado o Thyssen) utilice un opac diseñado por mí es toda una satisfacción. De cualquier manera, aunque no es vocacional totalmente, decidí en su momento que ésta sería mi profesión y siempre he procurado esforzarme al máximo para que mi trabajo sea respetado en cualquiera de sus facetas. Si una cosa no la vas a hacer bien, mejor no la hagas, porque tu nombre y reputación va en ello. Hay que ser consciente de lo que se hace y de las responsabilidades que se te dan, ocupes el puesto que ocupes.

¿Qué fondos y servicios podemos encontrar en su Biblioteca y qué destacaría por encima de todos? En la biblioteca en la que actualmente me encuentro, Biblioteca Pública Municipal Vázquez Montalbán, en el barrio de Tetuán, podemos encontrarnos con los típicos servicios que ofrece una biblioteca de barrio: servicio de préstamo, tanto de monografías como publicaciones periódicas y documentos multimedia, sala de lectura para estudiantes, una completa zona infantil con un buen fondo, puntos de acceso para internet, wifi gratuito para los usuarios de la biblioteca, sala de polivalente para eventos relacionados con la biblioteca y con el barrio, etc. Actualmente se ha implementado un servicio de autopréstamo que está funcionando muy bien y es toda una gozada ver a los abuelillos usándolo para llevarse libros a casa o devolver sus préstamos. La biblioteca cuenta con una buena sección para cómics, y eso, para alguien como yo, que soy coleccionista de cómics, es toda una satisfacción porque por fin se le ha hecho un hueco importante en la biblioteca a este material. Y ¡ojo! No sólo en las bibliotecas públicas, sino que sé de buena tinta por amigos en bibliotecas universitarias que también es un fondo que se mueve mucho entre sus usuarios.

Como no podía ser de otra manera, llevando el nombre que lleva la biblioteca, también tenemos un fondo muy interesante sobre las obras de Manuel Vázquez Montalbán, que tiene un lugar privilegiado dentro de las instalaciones del centro ya que ha sido sacado del fondo principal para darle un espacio propio en un lugar principal dentro del centro. Desde luego para cualquier seguidor del barcelonés debe ser un lugar de peregrinaje.

¿Cómo debemos afrontar la llegada de RDA por parte del mundo bibliotecario después del anuncio que hizo la BNE en noviembre? En los últimos tiempos hemos estado viendo como RDA de pronto ha pasado de ser unas siglas que nos sonaba más o menos dentro de nuestro mundo, a algo que poco a poco va tomando cuerpo y que ya empieza a dar un poco de miedo, más por desconocimiento que por otra cosa, sobre todo después del anuncio de la BNE de que lo adopta como estándar de catalogación. He tenido la suerte de haberme dedicado en los últimos tiempos a su estudio y análisis y creo que la llegada de RDA a nuestras bibliotecas es una oportunidad de oro para reivindicar muchas cosas y provocar los cambios que muchos profesionales estamos esperando desde hace años. RDA debe ser ese soplo de aire fresco que debió de llegar a las bibliotecas hace tiempo y espero que uno de sus efectos sea como el de abrir una ventana en una habitación en la que huele un poco a humedad y a cerrado. Nos toca vivir ahora un período de adaptación, que yo lo llamo “híbrido” donde convivirán en un mismo catálogo, registros desarrollados con RDA con otros registros realizados con normas antiguas. Nadie sabe muy bien hasta dónde llegará este período de adaptación, pero mi opinión es que será muy largo. Será necesario también un período de reflexión muy profundo por parte del mundo de las bibliotecas y llegar a un entendimiento con el de las empresas de desarrollo de software para bibliotecas para saber a dónde se quiere llegar, cómo y cuándo. Pero para eso las bibliotecas deben tener muy claro el para qué.

Podemos aplicar RDA de forma transversal, que es lo que se está haciendo ahora (por lo que se puede comprobar por la forma que están afrontando este proceso las bibliotecas que han decidido dar el paso) o bien implicarnos 100% con RDA y llegar a usarla en toda su extensión, es decir, teniendo en cuenta las implicaciones que FRBR puede llegar a introducir en los catálogos bibliográficos y en la presentación de los resultados. Yo no sé si algún día veremos catálogos basados por completo en RDA porque eso implicaría unos cambios estructurales enormes en los actuales programas de gestión de bibliotecas o bien aplicaciones que, bajo la estructura actual, simulen los desarrollos que necesita RDA/FRBR. Si lo que queremos es únicamente tener en cuenta los nuevos campos MARC21 que dan cabida a los nuevos datos que propone RDA, pues de acuerdo, pero desde mi punto de vista el cambio debe ser más profundo. Pero para ello, como digo, ha de hacerse una reflexión completa del trabajo bibliotecario de catalogación y no sé si estamos preparados para ello, tanto desde el punto de vista del mundo de las bibliotecas como desde la perspectiva de los desarrolladores de software. Ambos mundos deben sentarse en una misma mesa y hablar, hablar mucho, sobre cuál es el lugar al que se quiere llegar, y que se trabaje en sintonía y conjuntamente para alcanzarlo, porque el camino será duro. Mi impresión es que con RDA se aplicará el dicho de que vamos a cambiarlo todo para que nada cambie, pero espero equivocarme. El tiempo nos dirá cómo se produce el cambio.

¿Cómo ve el futuro de las Bibliotecas en España? Siempre acechan peligros: crisis, pago por préstamo, etc., pero las bibliotecas afortunadamente deben estar ahí, pero se debe luchar continuamente para ello. Siempre he dicho que afortunadamente la institución “biblioteca” (hablando de ella así, en general) fue creada prácticamente desde el mismo momento en el que un humano se puso a escribir en una tablilla o un pergamino, porque hoy día el concepto de “biblioteca” y su acceso universal al conocimiento y todos sus servicios gratuitos asociados con las nuevas tecnologías no tiene cabida en el actual mundo de lobos donde todos quieren coger su trocito de pastel (y si es posible, coger también el trozo del que tiene al lado).

¿Cómo definiría a la Biblioteca perfecta? Sin ninguna duda para mí la biblioteca perfecta es la que sale en la novela de “El nombre de la rosa” y que luego Jean Jacques Annoud reflejó de forma ideal en la película. Eso sí, pero que sea de libre acceso y sin trampas mortales. Desde luego cada tipo de biblioteca debe tener unas funciones, pero en el caso de las que conozco más por experiencia, que son las públicas, debe ser una mezcla en la que se barajen de forma armoniosa y equilibrada conceptos como el ser un lugar para el trabajo o la investigación de base, el ocio y la belleza contextual entendida como un espacio arquitectónico visualmente atractivo y funcional. Me da igual que el edificio sea un monumento rehabilitado o de nueva creación, pero que sea bonito y funcional.

Pero como digo para cada tipo de biblioteca habrá que buscar su perfección, que pasa ineludiblemente por el hecho de que sea útil a los usuarios a los que sirve, en la medida de sus necesidades.

¿Qué nos puede contar acerca del uso y el diseño de los OPAC’s por parte de las bibliotecas? Durante años he participado en infinidad de proyectos de diseño de opacs para las mejores organizaciones e instituciones culturales de España (Instituto Cervantes, Museo de Arte Contemporáneo Reina Sofía, Museo del Prado, Fundación Juan March, grandes redes bibliotecarias, etc.). En muchas ocasiones he trabajado directamente partiendo de un diseño propuesto por el propio responsable de la sede web de cada institución, o trabajando directamente con el responsable máximo de la biblioteca, que es el que conoce a sus usuarios y las capacidades de un catalogo en línea de última generación y las características de su fondo documental. Debes de buscar el punto de equilibrio entre lo que te pide uno, lo que te exige otro y lo que permite la aplicación y para mí a veces era una experiencia profesional plena, además de un reto, que es lo interesante en tu trabajo del día a día. Cuando un opac se desarrolla desde varios puntos de vista distintos se enriquece y como resultado tienes una herramienta útil y práctica. En muchos casos en esos proyectos yo no he visto físicamente la biblioteca pero viendo su opac te haces una idea. En otros casos, el proyecto de diseño del opac giraba únicamente en torno al tamaño que debía de tener el logo del pajarito de Twitter que contenía el enlace hacia el twitter del responsable de la biblioteca. En esos casos, viendo cómo queda el opac también te haces una idea de cómo es la biblioteca… y esa misma percepción la tiene el usuario, que no se nos olvide.

El opac es una ventana más hacia el exterior de la biblioteca, se use más o se use menos, pero es así. Y en ciertas ocasiones se convierte en una imagen más que el usuario tiene de los servicios que le presta la biblioteca y del trabajo que se hace dentro. No es una herramienta que haya que descuidar y en la actualidad veo que desgraciadamente el opac es una herramienta secundaria y descuidada. Hay que tener cuidado con eso. Los opacs actuales tienen un diseño retro que ya ha quedado desfasado, muy pocos usan un diseño responsive que se adapte a los diferentes dispositivos de pantalla y esto debe cambiar. Recientemente la BNE ha actualizado la imagen de su catálogo principal, pero cuando entras y lo observas parece que tiene 10 años, es como si ya hubiera nacido viejo, aparte de que tiene unas opciones muy poco funcionales. Desde luego hay que ver si esas funcionalidades vienen impuestas o no por el propio software, por supuesto, pero el diseño es la capa final, lo que se conoce como front-end, es independiente de las funcionalidades y ciertamente deja mucho que desear.

RDA debe ser el revulsivo que se busca para la llegada de la próxima generación de opacs donde el proceso de buscar la información sufra una revolución. En la actualidad el hecho de que un opac simplemente devuelva como respuesta a la pregunta planteada por usuario una batería de de resultados y un listado enorme que se puede ordenar alfabéticamente o por fecha no tiene mucho sentido. Debe de haber un filtro previo que elabore la respuesta y le ofrezca los datos al usuario ya elaborados. El tiempo en el que se le daba simplemente un listado de registros ya ha pasado, no podemos seguir así. En algunos casos se han implementado sistemas de facetas que nos permite descubrir algo más en los catálogos, aunque algunos de esos modelos de facetas de ciertos SIGB son realmente poco prácticos, y eso siendo generosos en su apreciación. Debemos ir más allá y usar las relaciones que están presentes en los dato del catálogo, tanto en los datos bibliográficos como de autoridades, espero que RDA potencie todo esto y se tenga más acceso a lo que yo llamo “deep holdings”, es decir, los documentos que no usa nadie y nadie encuentra pero que están ahí esperando a su usuario, que seguro que lo tiene.

Si lo que queremos es un opac con una caja de búsqueda como Google me parece perfecto, pero mi opinión es que entonces para este viaje no hacían falta estas alforjas. Detrás de esa caja de Google hay una serie de algoritmos automáticos que no tiene un SIGB ni de lejos. Pero la biblioteca tiene unas normas de catalogación y una normalización y categorización de datos. Vamos a explotar este potencial para permitir la recuperación de información de calidad. Vamos a explotar uno de los grandes activos de una biblioteca: sus datos. Ése es un tema que me obsesiona desde siempre.

¿Qué cualidades cree que debe cumplir un buen bibliotecario? Bueno, para ello deberíamos saber cuáles son sus funciones en la biblioteca, porque así en general es complicado decir cuáles son sus cualidades. Básicamente yo identifico 5 funciones básicas en una biblioteca, alguna de ellas quizá no esté presente en todos los tipos de biblioteca.

Por un lado el bibliotecario debe tener desarrollado un aspecto lúdico importante que permita desarrollar el aspecto más ocioso de la labor bibliotecaria desde el punto de vista de los usuarios más pequeños: juegos, cuentacuentos, talleres, disfraces, etc. Lo que ahora viene llamándose “gamificación”, y que creo que es muy importante desarrollarla para los niños y que se acostumbren a ver la biblioteca desde un punto de vista muy diferente al que en muchos casos tienen. Para esto hay que valer, sinceramente, y yo no valgo, las cosas como son. Sería un puesto en el que sufriría mucho.

También debe trabajarse el don de gentes, por supuesto, el aspecto social de la profesión, sobre todo si estás de cara al usuario en un mostrador de préstamo o de referencia. Hay que tener cierta empatía y habilidades sociales para conectar con el usuario y que se sienta satisfecho de su visita a la biblioteca. Estos dos primeros aspectos están más relacionados con las habilidades sociales de cada uno más allá de sus conocimientos profesionales, evidentemente, y aunque se pueden aprender, entiendo que no todo el mundo está preparado para ello.

Por otro lado debe tener unos conocimientos técnicos adecuados para el puesto que ocupa. No digo que todo el mundo deba saber catalogar perfectamente, pero si alguien está de cara al usuario está expuesto a recibir consultas para localizar información bibliográfica en el catálogo y debe saber darle una respuesta adecuada, aunque sea orientativa. Para eso es necesario una formación básica y, entroncando con el siguiente aspecto, tener una formación tecnológica suficiente como para hacerlo. Es decir, todas aquellas habilidades relacionadas con el uso de las nuevas tecnologías y del ordenador (parece mentira pero aún hay lagunas en este sentido en las bibliotecas) y conocer las funcionalidades del software que se esté usando y adecuadas al puesto que se ocupa. Esto es fundamental hoy día. Mi experiencia como formador me dice que las labores de formación que se reciben en relación al software de la biblioteca en muchas ocasiones son muy flojas, y esto es un error importante porque el bibliotecario debe entender y comprender lo que puede esperar de la que es su herramienta principal de trabajo.

Por último me parece que a ciertos niveles debe tener capacidades organizativas y de gestión. Por ejemplo, será labor del responsable de la biblioteca saber administrar los recursos materiales y humanos disponibles para sacar el máximo provecho de su equipo, sobre todo en los puestos de trabajo donde es necesario que se tengan buenas cualidades en los aspectos lúdicos y sociales y debe colocar en dichas posiciones, si es posible, a aquellos que estén más preparados. Además debe ser una persona que sepa oír y escuchar, insisto, oír y escuchar, a las personas que tiene bajo su responsabilidad porque son quienes están día a día en contacto con sus usuarios y sus necesidades, y son los primeros que están al tanto de los problemas que surgen tanto con los usuarios como con la biblioteca. Esto para mí es vital.

De cualquier manera, sea el puesto que sea, debe ser innovador en cualquier aspecto y buscar nuevos caminos y para eso hace falta una buena actitud ante el trabajo acompañado por una buena aptitud, que viene siempre de la mano de una buena base de conocimientos y formación, claro.

¿Cree que hay que fomentar la lectura entre los jóvenes? Sí pero con cuidado. Yo soy usuario de la biblioteca desde pequeño, no sé desde cuándo. Recuerdo salir del cole, merendar en casa e irme a la biblioteca a leer a Tintín y Astérix. Ahí fue mi primer contacto con la biblioteca. Luego tuve la suerte de que en EGB en mi colegio había unas estupendas bibliotecas en cada aula, la importancia de la biblioteca escolar es tremenda y debe recuperarse. Lo que quiero decir es que hay que prestar atención en todas las etapas de formación de una persona y la biblioteca debe tener unos fondos adecuados para cada una de esas etapas. No hay que centrarse sólo en los jóvenes.

Pero además hay que tener en cuenta que cada uno es un mundo y la lectura debe atraerte. No puedes ofrecerle a un joven cualquier cosa para atraerle a la lectura, es un tema delicado. En mi caso tengo el ejemplo de El camino, de Miguel Delibes. Me obligaron a leerlo en el colegio y ahora para mí esa novela es como cuando te emborrachas por primera vez con una bebida alcohólica, que luego con el tiempo nada mas olerla te acuerdas de lo mal que lo pasaste y no quieres ni volver a probarla. A veces las selecciones que se hacen en el colegio no son las adecuadas, y eso puede lastrar para siempre la actitud de alguien hacia la lectura.

Mi experiencia con mi hija mayor me dice que hay que ofrecerles la posibilidad de leer pero sin obsesionarse con ello. Si es un hábito que termina gustándole ya deberá descubrir el camino ella solita, y afortunadamente lo ha encontrado, eso sí, con ciertas ideas y sugerencias que les hemos ido dando. Hay un punto en el que la lectura pasa de ser algo colectivo, por ejemplo cuando tu padre te lee, o cuando uno lee en voz alta, y pasa al proceso de lectura interior que cada uno debe desarrollar. Ahí se pierden muchos lectores, porque no se es capaz de interiorizar ese proceso de lectura y es un momento crítico porque si coincide con una lectura obligatoria de El Quijote a los 12 o 14 años, puedes destruir su interés por la lectura para siempre.

En qué puede ayudar la biblioteca, no lo sé, porque yo no soy un experto pero para fomentar la lectura entre jóvenes primero tenemos que acercarles a la biblioteca y ofrecerles algo, una guía, unos dossieres, no sé… algo que les dé pie a seguir fomentado ese lazo de unión. Deben saber qué se pueden encontrar si salen de la sala de lectura y se pasean por la sala de narrativa, o juvenil. Veo a diario que vienen decenas de jóvenes a la sala de lectura a estudiar. Vienen, estudian, ligan y se van. ¿Por qué no se ponen dossieres de lectura para que sepan lo que la biblioteca les puede ofrecer, o un puesto de consulta del catálogo? El hecho de que la sala de lectura sea una sala aislada favorece este aislamiento mutuo: el usuario no conoce la biblioteca, y la biblioteca no conoce a su usuario (el que va a estudiar, me refiero). Y lo mismo ocurre con internet, los usuarios vienen, se hacen su carnet porque es obligatorio para conectarse a los puestos disponibles de internet y se van. Está claro que no podemos obligarle pero, quizá se pudiera hacer algo más.

¿Se ha creado un estereotipo erróneo en torno a la figura de la Biblioteca y del bibliotecario? Pues seguramente sí, pero es un tema que no me interesa demasiado mas allá de que Catwoman es bibliotecaria y no es un estereotipo precisamente ni mucho menos. Los estereotipos están para romperlos y creo que la sociedad por una parte no conoce lo que hacen los bibliotecarios porque muchos de ellos parece que se mueven cómodos en ese país de sombras y tinieblas que le proporciona su trabajo muchas veces anónimo.

En la actualidad cada vez más vemos que se crean grandes redes bibliotecarias públicas: municipales y autonómicas principalmente. La organización de estas grandes redes favorece que se generen lo que yo llamo “zonas muertas”: el catalogo sólo se toca por personas expertas, situadas en un edificio central, lejos del usuario principal y resulta que tenemos grandes profesionales en las bibliotecas de la red que muchas veces pasan el tiempo en el mostrador de préstamo solamente esperando a que llegue alguien a llevarse o dejar un libro. Estoy harto de ver esos grandes profesionales a los cuales no se les deja ejercer un trabajo más profesional dentro de su centro a pesar de que tienen grandes cualidades para hacerlo. Los responsables, a los que algunos sólo parece preocuparles su afán desmedido de expurgo, desde sus propios centros les cortan su desarrollo profesional, mientras pilas de libros donados por usuarios esperan pacientes su registro simplemente porque no tienen los permisos necesarios para hacerlo en el software que se usa, “¡alto, no tocar!” parece ser muchas veces la política bibliotecaria; o depósitos llenos de duplicados que no terminan de salir al libre acceso por la misma causa. Muchas veces si entramos en una biblioteca y vemos a un bibliotecario en el puesto de préstamo con el móvil pensando en las musarañas debemos de pensar y reflexionar sobre quién recae la culpa de esa imagen que se está ofreciendo. Así que habría que ver precisamente cuál es el estereotipo del que estamos hablando y cuál es su origen y cómo solucionarlo. Todos los que nos dedicamos a esto hemos escuchado la destructora pregunta: ¿pero para estar en una biblioteca hace falta estudiar? Debemos de pensar en cuál ha sido la causa que ha dado lugar a esa terrible pregunta.

¿Mejoraría algo en el sistema bibliotecario? No me atrevería a dar una respuesta a esto, mis conocimientos no son tan extensos y el mundo bibliotecario es muy diverso, habría que ver si hablamos de un sistema de bibliotecas públicas, universitarias, especializadas… no sé. Desde mi punto de vista, el que conozco algo más, el de las bibliotecas públicas, tal y como he comentado antes la tendencia es a crear grandes redes bibliotecarias que abarcan enormes zonas geográficas. Se producen fusiones incluso entre grandes redes, generando otras megaredes, como es el caso de las bibliotecas del Ayuntamiento de Madrid y las de la Comunidad, fusión de la cual se lleva hablando desde que el hombre empezó a escribir en tablillas de cera y a guardarlas en estantes, prácticamente. Mi experiencia con el usuario final es algo tibia. Está bien que con un carnet único tanga acceso a los documentos de ambos catálogos y quizá en un área restringida como Madrid y su zona exterior tiene sentido porque a un usuario le puedes buscar en bibliotecas cercanas dónde está el documento que le interesa y puede acercarse a por él incluso usando sólo el transporte público.

Sin embargo me viene a la mente la Red de bibliotecas de Andalucía y a mí, como usuario de la biblioteca de mi pueblo, que ciertamente es bastante mejorable en su gestión, me resulta totalmente indiferente que el libro que busco esté disponible en una biblioteca de Huelva… me parece bien, pero poco práctico, sé que no voy a ir a por él jamás. Sobre todo porque cuando voy a consultar el opac es muy engorroso encontrar en el desplegable mi pueblo, es un listado interminable y yo tengo suerte de que al ser mi pueblo de Almería llego rápidamente a él, pero me produce escalofríos pensar en buscar “Santisteban del puerto” en Jaén, por ejemplo, yo creo que tardaría menos yendo directamente al pueblo y buscar lo que busco allí físicamente. Y por otra parte, tampoco es fácil encontrar entre los cientos de miles de registros de toda la comunidad aquél que me interesa. No puede ser que la misma aplicación que gestiona una pequeña biblioteca departamental de un Ministerio, con apenas 10.000 registros, tenga las mismas opciones de búsqueda que el opac de una gran red autonómica con más de 1.000.000 de registros. Algo debe de cambiar ahí porque no se están poniendo las herramientas adecuadas.

Me da en la nariz que que detrás de todo eso del carnet único y sus ventajas para el usuario, que las tiene, hay más bien una política de austeridad y recorte de gastos encubierta para que los gastos de mantenimiento en software sean cada vez menores. Veremos si el futuro no nos depara una descentralización con el uso de software libre y las posibilidades que ofrece a las bibliotecas de independencia en la gestión de sus fondos.

¿Qué puede contarnos acerca de las nuevas tecnologías aplicadas a los catálogos de las bibliotecas? El móvil, sin duda, debe ganar terreno. Se me ocurren cosas como realidad aumentada, códigos QR, etc. Debemos entender que la información debe ir hacia a tí de forma automática, y no tú hacia la información. Pero viendo como muchos SIGB han integrado de forma muy penosa en sus opac un sistema tan sencillo como RSS no tengo muchas esperanzas de que la situación mejore. No puede ser que el opac para móvil sea el “miniopac”, es decir, el mismo opac pero en tamaño mini y con menos opciones. Eso no tiene sentido. Para eso diseñas un opac para todo tipo de dispositivo usando el diseño responsive, que ya lo hacen muchos fabricantes de software. Pero esto en algunos sistemas aun no es posible, no sé por qué y lo que se hace es tener dos opacs diferentes con el gasto en gestión y mantenimiento que ello conlleva. Yo hablo de una aplicación que te permita ir por las estanterías con el que, usando las nuevas tecnologías, aplicadas y comparadas al perfil de tu usuario en la biblioteca te diga en qué zonas hay documentos de tu interés. Sería como cazar pokemons, pero en vez de bichos, salen a nuestro encuentro libros. Yo creo que sería algo fantástico pasear por los pasillos leyendo códigos QR y dependiendo de la zona donde estés te salten alertas sobre libros de tu autor favorito, tu materia de interés, tu género de novela favorito… imagínate tu experiencia como lector y usuario de la biblioteca. Así entiendo yo el opac en el móvil, porque para consultar un catálogo mondo y lirondo ya tengo los puestos disponibles en el propio centro. También es cierto que yo nunca he tenido el apretón de tener que buscar un documento mientras estoy con el móvil paseando o tomándome una cerveza. En todo caso espero a casa para hacerlo tranquilamente o cuando vaya a la biblioteca.

Por otra parte, el catalogo debe recuperar su sitio. En los últimos años hemos visto que la mayor parte de las novedades y nuevas utilidades de los SIGB se movían alrededor de otros módulos como la circulación, adquisiciones y préstamos, etc. o cosas como las redes sociales, que también son interesantes mejorar, pero que parece que nos hemos olvidado del corazón de la biblioteca: su catálogo. Parece que, hablar de cómo mejorar la recuperación y visualización de información de un catálogo bibliográfico en algunos ambientes parece un tema tabú que te sitúa a la cola de la investigación en bibliotecas, cuando desde mi punto de vista es todo lo contrario. Vale, ya hemos visto que ha pasado la fiebre del 2.0 y ahora estamos con la potenciación de las redes sociales… ahora volvamos la vista y veremos que nuestro catálogo está casi abandonado.

Quizá aquí RDA tenga algo que decir al respecto. El sistema de descripción bibliográfica debe cambiar así como los procedimientos para su visualización. Últimamente el sistema de facetas ha venido un poco a animar el tema, pero es insuficiente. Si en un catalogo de una gran red de bibliotecas buscas qué hay sobre Harry Potter; que además de ser una colección compuesta de varios títulos, cada uno tiene infinidad de ediciones (¡¡todas idénticas!!) te sale un resultado bestial, de 600 registros, eso es inasumible para cualquiera. Eso debe cambiar, pero ya mismo.

¿Qué piensa del libro electrónico? ¿Acabará con el formato en papel?  Yo en esto soy clásico, prefiero el papel. He tenido varias experiencias con libros y cómics electrónicos y no son del todo satisfactorias. Prefiero tener el volumen en mis manos, pero eso entra en el terreno de las manías personales de cada uno a la hora de enfrentarse a la lectura. Me suelo pasar el día delante de una pantalla de ordenador, así que para el acto ocioso de leer simplemente por leer prefiero que no haya intermediación electrónica alguna. Eso sí, siempre he dicho que me parece un genio absoluto quien inventó un aparato para hacer algo que, en principio no requería de intermediación alguna. ¿Qué se necesita normalmente para leer un libro? el propio libro y, como mucho, unas gafas como las mías. Ahora han puesto un aparato electrónico por medio para realizar la lectura y todo el mundo está más que contento comprándose una máquina que cuesta más de 100 euros para hacer algo para lo que antes dicha máquina ¡no era necesaria en absoluto!… y además pagando una buena cantidad de dinero para comprarse un libro en formato electrónico. Lo dicho, es un genio el que lo inventó. Hay quien dice que si te vas de vacaciones un par de semanas puedes llevarte toda la colección de clásicos españoles del siglo de oro en una tarjeta SD y que eso es comodísimo. Y no lo dudo. Pero yo es que en unas vacaciones de un par de semanas como mucho me leo dos novelas, y eso siendo generosos, y no ocupan tanto sitio en la maleta.

De todas formas pienso que es un formato a tener en cuenta en las bibliotecas porque está muy demandado. Yo siempre pensé que el verdadero campo abonado para su crecimiento es el de los libros de materia o referencia, más que el de la novela, pero bueno, quizá estoy equivocado. De todas formas hoy día existen plataformas para la descarga de libros electrónicos desde las bibliotecas, pero no están integradas plenamente en sus catálogos y son herramientas aparte. No creo que sea problema para un usuario que lo demande y que está familiarizado con las nuevas tecnologías, pero quizá habría que revisar todo esto en el futuro y seguro que se desarrollan nuevos mecanismos para hacerle la vida más fácil al usuario integrando en una misma herramienta el catalogo general de la biblioteca con su oferta en libros electrónicos.

Sobre si acabará con el papel, no lo sé. De lo que estoy seguro es que el papel desaparecerá, o se convertirá en otra cosa que aún no sabemos qué es. Pero dudo mucho que el libro electrónico, por sí mismo, produzca la desaparición del soporte papel por sí solo.

¿Alguna anécdota que contar? Pues la verdad es que muchas, pero todas me las han contado mis compañeros, que tienen mucha más experiencia que yo, y si las cuento me pueden acusar de plagio. La verdad es que no me acuerdo de ninguna especialmente interesante o que pueda generar una sonrisa.

¿Qué piensa de Alquibla https://www.alquiblaweb.com, como página de difusión de la cultura? Sinceramente no era seguidor de la página, pero sí que he consultado más de una entrevista o alguna reseña publicada en Alquibla después de hacer una búsqueda por Google. Como no suelo pasar de la primera o segunda página de resultados de Google, entiendo que estás muy bien posicionada en el buscador, así que te doy la enhorabuena, porque no es fácil en un mundo como este tener buenas posiciones en la lista de resultados. Prometo que a partir de ahora seré un seguidor fiel tuyo. Por mi parte nada más y muchísimas gracias por pensar que puedo tener algo interesante que contar para tus lectores.

Jesús Castillo bibliotecario en la Red de Bibliotecas Públicas Municipales del Ayuntamiento de Madrid
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Un pensamiento en “Jesús Castillo bibliotecario en la Red de Bibliotecas Públicas Municipales del Ayuntamiento de Madrid

  • 21/02/2017 a las 13:49
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    Muy clara la entrevista a pesar de los tecnicismos que a mí, todo lo que se cuece al otro lado del mostrador donde despachan los libros, me viene grande, aunque entiendo que es ahí donde radica todo, o mucha parte, del funcionamiento de una gran biblioteca. Lástima que conozco alguna en la que ni se catalogan los libros y no es por pequeña sino por aquello del manga por hombro. Por otra parte, la biblioteca de «El nombre de la rosa» esperemos que las herederas no tengan nunca ningún bibliotecario con las mismas intenciones.

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Editado en Alicante por Eva María Galán Sempere
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