Escritor y ensayista español. Poeta mironiano y de expresión depurada, su obra es una suma de intelectualismo clasicista y paganismo mediterráneo. Se dio a conocer a los veintiún años con dos libros en prosa, La fascinación de lo irreal y Vibración de estilo, ambos publicados en 1927. Estos textos primerizos, situados en la estela del modernismo, revelan su admiración por Ramón del Valle-Inclán y Gabriel Miró, a quienes consideraba sus maestros.

A partir de aquí evolucionó hacia una estética vanguardista, como lo demuestran las nuevas prosas de Cómo pudieron ser (1929), sobre algunos de los más célebres retratos del Museo del Prado, y Crónicas para servir al estudio de nuestro tiempo (1932), de expresión atrevida, fresca e imaginativa.  Sin embargo, el volumen de versos que inaugura su trayectoria poética, Misteriosa presencia (1936), está compuesto por 36 sonetos gongorinos de contenido erótico escritos según un canon clasicista.

Al mismo tiempo, apareció Candente horror (1936), en el que el autor exploraba otros cauces formales, en este caso surrealistas, para abordar temas inspirados por una actitud política comprometida con el antifascismo. En estos años conoció a Luis Cernuda y Federico García Lorca y colaboró en la fundación de la revista Hora de España, que entre 1936 y 1939 fue el órgano de los escritores republicanos. Resultado de su toma de conciencia social fue el volumen de poemas Son nombres ignorados (1938), donde la contemplación de la naturaleza contrasta con la experiencia de la guerra y da lugar a un testimonio lúcido y dramático del conflicto.

Exiliado en México, participó en diversas empresas editoriales de los emigrados y publicó Las ilusiones (1945), que supone una vuelta al clasicismo. Este libro escrito en endecasílabos, posee una tonalidad elegíaca que entronca con el espíritu y la forma de los himnos grecolatinos: el poeta desengañado busca renovarse a través de la evocación de la Antigüedad, sus cultos y sus mitos paganos.

De regreso a España (1947), Gil Albert se dispuso a proseguir su labor literaria en soledad cultivando un culteranismo intimista en el que conviven en fértil reunión los elementos líricos, estéticos y moralizantes. A este periodo corresponden los sonetos de Concertar es amor (1951), que recorren el universo interior con alusiones a la familia, el amor y la religión, sin que falten las referencias simplemente anecdóticas.

Su obra alcanzó un tardío pero definitivo reconocimiento con la publicación de la antología Fuentes de la constancia (1972), libro al que siguieron La metafísica (1974), Homenajes e In promptus (1976) y Variaciones sobre un tema inextinguible (1981).

En el ámbito de la prosa cabe destacar Crónica general (1974), Memorabilia (1975), Cantos rodados (1976), Drama patrio (1977), El retrato oval (1977) y Brevarium vitae (1979), donde lo autobiográfico se funde con el ensayo, el aforismo y la crónica. También es autor de los libros de tema homosexual Valentín (1974) y Heraclés (1975).

 

Juan Gil Albert escritor y ensayista español
Comparte en:

Deja una respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

En calidad de Afiliado de Amazon, obtengo ingresos por las compras adscritas que cumplen los requisitos aplicables.
Editado en Alicante por Eva María Galán Sempere
Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos y para fines de afiliación y para mostrarte publicidad relacionada con sus preferencias en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos de navegación. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos.
Privacidad
Una mirada al mundo de las bibliotecas