Hoy entrevisto a Victoria Ramírez escritora de la novela 44 juanes.

«La primera página en blanco es todo un desafío, pero, después, surgirán historias que le han contado, ha vivido o ha visto».

¿Quién es Victoria Ramírez y cuáles son sus sueños? ¿ya ha cumplido alguno de ellos?  Alguien que no tiene prisa por vivir. Mi filosofía es que llegarán las cosas en el momento adecuado y mi misión es disfrutar de ellas. Tengo muchos sueños, algunos cumplidos, pero también pesadillas que se han hecho realidad.

Vivimos una época complicada, momentos muy difíciles, silenciosos y, sobre todo, solitarios. Se están cometiendo errores que no se hacen públicos y eso es muy grave. Corremos el riesgo de repetirlos, porque nos los presentan como algo normal.

Se está banalizando el mal. Están instalando el miedo en nuestra vida y no nos atrevemos a hablar. Quienes hablan lo hacen para inculcar más miedo y encender rescoldos que creíamos apagados.

¿En qué momento supo que quería dedicar su vida profesional a las Ciencias de la Información y en qué momento a publicar su novela 44 Juanes? Siempre he tenido la certeza de dedicarme a la comunicación.

Por mi cabeza pasó estudiar Bellas Artes, que no es sino otra manera de comunicar, y al final, por necesidad de salir del nido (la Facultad estaba en Madrid) encontré en Periodismo un modo de cubrir esas dos necesidades: la de comunicarme y la de extender mis alas.

Siendo joven, surgió el deseo de escribir novelas, pero no encontraba el momento adecuado. Una de mis facetas, como periodista y aficionada al arte, es la fotografía.

En 2015, me encargaron hacer un reportaje fotográfico de una colección privada de textos antiguos secretos y llegó la oportunidad para escribir 44 juanes.

¿Qué nos puede contar de sus colaboraciones en periódicos como ABC, El País Semanal o Interfilms? Fueron años en los que hice una labor para conseguir un salario, por supuesto, siempre mal remunerado. Para mí, no es más que una profesión, una herramienta para conseguir mi verdadera pasión, que es comunicar.

Solo he disfrutado mi labor de periodista en relación a la revista cultural Umbrales, que creé y dirigí, y de la que me siento muy orgullosa. Por desgracia, en España aún falta mucho para comprender que la cultura es un bien intangible que genera riqueza.

¿Qué nos puede contar de la Revista Cultural Umbrales de la que es cofundadora y codirectora? Como he comentado antes, es la única parte del periodismo en la que disfruté de mi profesión. Se creó como publicación física en un mal momento para las publicaciones impresas.

Tuvo una vida corta, y, aunque realmente obtuvo resultados positivos en poco tiempo, no se obtenían todos los beneficios económicos inmediatos que se esperaban de ella. No se le permitió desarrollarse ni siquiera a medio plazo. Difícilmente se valoran los bienes intangibles que ofrece una publicación de ese tipo.

¿Qué nos puede contar de su novela 44 juanes? 44 juanes surge de la necesidad de comunicar un gran secreto que existe en Sevilla y pocas personas conocen. La realidad y la ficción se mezclan para seguir protegiendo ese secreto milenario.

¿Le llevó mucho tiempo escribirla? Dos años y medio. Hice varios viajes a los escenarios de la novela, para documentarme in situ: Palencia, Burgos, Cataluña, Ronda (Málaga) y Arahal (Sevilla).

Empecé a escribirlo y, unos meses después, el pendrive en el que guardaba el texto se bloqueó de forma incomprensible. Tenía transcritos los resultados de las investigaciones en el ordenador, pero la parte novelada con la que ya contaba, desapareció. Aquello fue un revés anímico y tardé una semana en recuperarme.

La empecé de nuevo y la planteé desde otra perspectiva, que resultó ser más efectiva que la primera. A veces, los problemas se convierten en oportunidades.

¿Podría compartir con los lectores de Alquibla un fragmento de la misma? Después de días de continua provocación a su padre, coqueteando y sembrando deliberadamente el deseo en él, decidió pasar a la acción una calurosa noche de ánimos encendidos. Sabía que Pablo era el último en acostarse. Solía quedarse sentado en la mesa del comedor, con un cigarrillo y un vaso de vino, oyendo la radio mientras todos dormían.

Pasada la medianoche, Irene se levantó de la cama y salió al baño simulando el aturdimiento propio del sueño. Sin mirar a su padre, se fue bajando el camisón camino de su destino, dejando al descubierto sus pechos de púber, con la certeza de haber captado la atención paterna.

Tras unos segundos en el baño, salió al comedor. Se bajó de nuevo las tirantas del camisón, pero esta vez dejó que cayera a lo largo de su cuerpo. Para Pablo, cansado de un duro día de trabajo y hastiado del escaso jornal recibido, era una verdadera tentación salir de la rutina, olvidarse por unos instantes de las miserias cotidianas y abandonarse a los pensamientos más lascivos mientras recorría con sus ojos el talle infantil de su hija mayor.”

Si tuviera que definir a su libro con pocas palabras o con el mensaje que desea transmitir a sus lectores, ¿cuál sería? No podemos creer todas las verdades que nos presentan como tales. El libro es una herramienta para abrir conciencias.

¿Qué cree que es más difícil escribir una novela o encontrar la editorial que publique la misma? Hemos vuelto a unos tiempos en los que los creadores tienen que buscarse sus propias líneas de financiación, y la creación se lleva muy mal con la búsqueda de fondos para subsistir.

Además, el perfil del mecenas que financia a un creador –poniendo su capital en riesgo, apostando por él–, ha desaparecido. Ha sido sustituido por piratas que esperan cerca de los puertos a los valientes que se atreven a hacer la travesía con los pocos fondos que obtienen.

¿Qué consejo le daría a una persona que quiere escribir su primera novela? ¿Qué pautas debería seguir según su experiencia? Si alguien desea escribir, solo tiene que sentarse ante un ordenador y mirar en su entorno: hay miles de historias que contar.

Debe elegir la más interesante, una que a él o a ella le gustase leer. Hay que buscar una estructura narrativa que impida que la historia decaiga, con personajes definidos y coherentes y con un estilo que resulte natural para el lector. Los artificios no suelen dar resultado.

La primera página en blanco es todo un desafío, pero, después, surgirán historias que le han contado, ha vivido o ha visto. La inspiración no llega de la noche a la mañana, requiere mucho trabajo.

¿Qué nos puede contar de sus personajes? ¿Se queda con alguno de ellos? Los personajes de 44 juanes no son complejos. Están claramente divididos en dos grupos antagónicos: uno propicia el mal y el otro, sufre las consecuencias del primero.

El bien y el mal conviven en los seres humanos en un equilibrio de fuerzas. Luces y sombras. Propongo un ejercicio: Hay dos observadores que ven cómo un hombre ayuda a cruzar la carretera a una anciana, cargando sus bolsas repletas de compras.

Uno de ellos adquiere la certeza de que ese hombre es buena persona, pero para el otro no es más que un asesino. La diferencia entre ambos es que uno conoce sus acciones anteriores y el otro solo lo que acaba de ver.

La protagonista de mi novela es esa observadora que empieza a adquirir conocimiento sobre quienes le rodean, y juzga a los demás no solo por lo que ve en el presente, sino por todo lo que hicieron en el pasado.

En 44 juanes solo hay grandes personajes, algunos por su ilimitada maldad y otros por su bondad. Estos últimos no se consideran grandes, porque son realmente modestos. Solo se sienten afortunados.

Me quedaría con varios pero, por mi condición de mujer y por lo que supone como luchadora incansable y eterna conciliadora, elegiría a Amira Abeles.

¿Actualmente sigue escribiendo? Tras la publicación de 44 juanes, empecé a escribir otra novela, una precuela, en la que se ahonda en la historia de uno de los personajes del libro y en el insólito destino de sus ascendientes (a partir del siglo XVIII). Creo que la terminaré antes de que acabe el año. Aún no he decidido el título.

¿Se está leyendo algún libro ahora? ¿Por qué tipo de género o autor se decanta? Soy una ávida lectora desde niña, así que siempre tengo un libro entre manos. Justo ahora, estoy disfrutando de “Loba Negra” de Juan Gómez-Jurado.

Además de los clásicos de la Literatura, me gusta la novela histórica, la realista, la que mezcla lo real con la leyenda y los thrillers. Como autores destaco a Juan Eslava Galán, Torrente Ballester, Eduardo Mendoza, Gómez-Jurado y la gran Ana María Matute. Su libro “Olvidado Rey Gudú” es una joya literaria.

¿Qué piensa del trato que se da a la cultura en España? ¿y a las bibliotecas? Se piensa que la Cultura es un bien prescindible, que no genera recursos. Por tanto, no se le da el trato que merece y se escatiman las subvenciones.

Es un error que repercute en el nivel de conocimientos de los ciudadanos, empobreciéndolo. En cuanto a las bibliotecas, me fascinan desde niña.

Es un paraíso en el que conviven infinidad de historias a nuestro alcance. Siempre tenía en casa un par de novelas prestadas que leer. Pero, corroborando lo anterior, las bibliotecas sufren la desidia cultural de los gobiernos, a los que parece no interesarles el fomento del saber.

¿Qué piensa de Alquibla www.alquiblaweb.com como web de difusión cultural? Resulta gratificante que, en estos tiempos de inmediatez, de superficialidades y de globalización poco selecta, haya portales como Alquibla que se detengan a valorar y a difundir de forma altruista algo tan necesario e importante como la Cultura.

La utilización de las redes sociales como plataforma para la divulgación cultural supone un gran acierto, al transformar el sentido que estas redes tienen para muchas personas como escaparate de egos.

Algo que añadir… Agradecer de corazón vuestro apoyo y atreverme a asegurar que la lectura de 44 juanes cambiará la forma de percibir la realidad.

Entrevista a Victoria Ramírez escritora de 44 juanes
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Editado en Alicante por Eva María Galán Sempere
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