Hoy entrevisto a Mónica Cuartero Santo, escritora y profesora de Historia. Fue compañera mía en la Universidad de Alicante cuando estudiamos la Licenciatura de Histoira. Hoy es un honor entrevistarla en mi web. ¿Quién es Mónica Cuartero Santo y cuáles son sus sueños?  Soy una profesora de Historia, enamorada de la Literatura Fantástica, que vi publicado mi primer libro, Hijos del río, el pasado agosto. No suelo ser una persona que tenga demasiado en cuenta los sueños a la hora de vivir, prefiero hablar de impulsos o necesidades que pueden concretarse en proyectos en un momento dado. Sin embargo, si he de rescatar un propósito relacionado con la literatura, escojo lo que me decía a mí misma a los dieciséis años mientras leía El Señor de los Anillos: «Ojalá algún día fuese capaz de crear un mundo tan fascinante como la Tierra Media». Con ese empeño sigo.

¿Desde qué momento supiste que tenias que plasmar en un papel tus escritos?  Mis primeros intentos estuvieron inspirados por el afán del cronista: tendría unos quince o dieciséis años cuando comencé a poner por escrito los cuentos que me contaba mi abuelo; aquello se salía de madre a cada momento, porque yo no era muy buena cronista y añadía cosas de mi propia cosecha para enriquecerlos (o ése era mi objetivo), pero los cuentos tradicionales, como afirma Antonio Rodríguez Almodóvar —célebre estudioso de la cuentística española—, están hechos para la transmisión oral, no para convertirse en relatos literarios; sin haber leído las opiniones de Almodóvar, yo misma me daba cuenta de que aquellas historias se deformaban y se convertían en otras totalmente ajenas al original, pero lo cierto es que no me preocupaba demasiado. Esos fueron mis torpes comienzos. A los dieciocho entré en Ingeniería Informática, una carrera que abandoné después del primer año, y me sentía tan vacía que, para evadirme, comencé a imaginar mi primera historia de fantasía épica, muy torpe también, con el deseo de emular a Tolkien. Desde entonces han transcurrido veinte años repletos de aprendizaje.

¿Qué nos puedes contar de Hijos del río y por qué los lectores tienen que escogerla para su lectura?  Aunque ya he mencionado que mi género favorito es la Literatura Fantástica, Hijos del río es una distopía con elementos fantásticos. Como subgénero de la Ciencia Ficción, la distopía siempre me ha interesado porque creo que recoge muy bien la desazón que la vida contemporánea nos genera; de hecho, la inspiración para Hijos del río —que al principio se titulaba simplemente El río— surgió a raíz del incendio del vertedero de neumáticos de Seseña;  aquel desastre me llenó de rabia, tristeza e impotencia; escribir esta historia fue la única respuesta que juzgué a mi alcance.

Hijos del río está ambientada en un mundo futuro en el que el petróleo se ha agotado y los seres humanos han sintetizado un nuevo combustible, la naturita, tan contaminante, o incluso más, que el oro negro. En ese mundo, la humanidad vive en ciudades alejadas de las zonas de exclusión, lugares contaminados que se consideran irrecuperables, y el uso de la ingeniería genética ha acentuado las desigualdades entre una Élite que goza de todas sus ventajas, y el resto de la población. Vanier, el protagonista, parece uno más de entre los desheredados que se hacinan en el barrio del Derrubio, pero en realidad es demasiado inteligente para no haber recibido ningún tratamiento de selección genética. En el momento en que transcurre la historia trabaja en una fábrica de naturita y colabora con una asociación ecologista, pero un miembro de la Élite lo considera el dirigente en la sombra de una conspiración obrera a causa de su pasado conflictivo. Además, desde hace un tiempo, Vanier siente una enfermiza atracción por el río contaminado que atraviesa la ciudad y que se ha convertido en el escenario de una misteriosa muerte.

Los lectores podrán encontrarse con una trama inquietante ambientada en un mundo más inquietante todavía, y que es lo suficientemente parecido al nuestro como para empujarnos a cuestionarnos a dónde nos lleva el camino que, como especie, hemos elegido. Aparte de las reflexiones que pudiera suscitar, es también una historia dinámica y de escritura cuidada que les va a gustar a nivel formal.

¿Podrías compartir con los lectores de Alquibla algún fragmento?  Por supuesto, aquí está un pequeño fragmento de Hijos del río: Cuando el gerente le recordó la amarga realidad de que las empresas de reciclaje no eran rentables, y que, para colmo, hacía mucho tiempo que ya no recibían incentivos estatales, el obrero se vino abajo y supo que la batalla estaba perdida. Entendió también que Guillem estaba lleno de afabilidad y, tal vez, incluso de buena voluntad, pero no de la suficiente para contrarrestar el miedo y la cobardía que ningún plan de mejora genética podía enmendar.

Sin embargo, nada podía impedirles llevar a cabo el plan de limpieza del río fuera de los límites de la empresa, o al menos eso creían. Comenzaron entusiasmados, y durante los dos días que duraron las labores de recogida de basuras sacaron de allí latas, restos de bolsas de plástico (que todavía perduraban y que la gente usaba hasta que quedaban inservibles), cartones medio deshechos, prendas de ropa, zapatos, juguetes, fragmentos de ordenadores móviles, lectores de hologramas y pantallas de visionado, ladrillos, neumáticos, trozos de tubería, piezas oxidadas de inimaginables engranajes, un par de bicicletas antediluvianas e incluso los tristes restos de un aerodeslizador que sólo un par de años atrás habría sido una magnífica máquina pintada de azul eléctrico (nadie imaginaba qué habría llevado a su dueño a darle un fin tan injusto y prematuro a una joya que podría haber funcionado al menos diez años más estando bien cuidada).

Los más atrevidos, entre los que se encontraba Vanier, se aventuraron a adentrarse en el lecho del río para recoger las manchas de naturita y de aceites varios que flotaban como islas inmundas en la podrida corriente. La asociación disponía de dos camionetas desvencijadas que usaron para transportar el montón de miserias rescatadas a un páramo devastado y venenoso que se extendía entre el extremo norte del barrio del Derrubio y uno de los muchos vertederos de la ciudad. Pensaban, en su ingenuidad, que a nadie le importaría demasiado ver crecer una escombrera temporal en el páramo mientras la asociación trataba con la empresa de reciclaje donde querían que fueran a parar las basuras para renacer, cual ave fénix, transformadas en materiales reutilizables. Se equivocaban.

¿Tuviste muchos impedimentos a la hora de buscar editorial que publicara tu libro? El primer escollo a salvar fue la selección de editoriales de género, es decir, centradas en Fantasía y Ciencia Ficción, algo en lo que me ayudó mucho una lista elaborada por Cyberdark (tienda digital de referencia).

Por otra parte, lo que yo remitía a las editoriales era una recopilación de relatos donde destacaban dos por su longitud, tanto que podían ser considerados como novelas breves, pero era consciente de que el hecho de que no lo presentara como una novela unitaria podía desincentivar su publicación, como ocurrió con una editorial que rechazó el manuscrito precisamente por esa razón. Otras dos me ofrecieron proyectos de coedición que no me acabaron de convencer, y fue finalmente El Transbordador quien se ofreció a publicar esos dos relatos más largos como novelas, Hijos del río en formato digital y otro que verá la luz próximamente en formato físico.

¿Qué dificultades se encuentra un escritor novel a la hora de ver por fin  publicado su libro? Precisamente el hecho de ser novel. No son pocas las editoriales que no aceptan manuscritos y que sólo publican a escritores con los que ellos mismos contactan, lo que obviamente, cierra la puerta a los principiantes, y esa es una dificultad añadida al filtro que cualquier obra debe superar.

La coedición y la autopublicación son opciones alternativas a la publicación tradicional, pero es obvio que exigen que gran parte o toda la labor de promoción recaiga sobre el mismo escritor.

¿Cómo se compagina la labor de docente con la escritura?  Yo aún no he descubierto el secreto para hacerlas rodar adecuadamente a la vez; de hecho, eso me llevó a pedir una excedencia para dedicarme a escribir por un tiempo. Cuando ambas deben coexistir, como me ocurre a mí ahora, tras regresar a las aulas, se buscan fines de semana, puentes y vacaciones para escribir, o ratos perdidos, con la consiguiente dificultad para retomar el argumento donde se había dejado, volver a aclimatarse a los personajes, reencontrar el ritmo… Murakami afirma que escribir es traspasar una puerta;  obviamente, si la puerta no se abre todos los días, puedes encontrarte con que las bisagras se han oxidado y te cuesta horrores hacerlas girar, más aún de lo que cuesta en condiciones normales.

¿Cuáles son tus referentes literarios?   Descubrí la Literatura Fantástica con Tolkien, y a pesar del paso del tiempo o los nuevos descubrimientos, me sigue emocionando releer sus páginas. Otro autor al que admiro mucho es el polaco Andrzej Sapkowski, el padre de Geralt de Rivia (personaje más conocido por los videojuegos de CD Projekt, The Witcher), un auténtico genio a la hora de trazar personajes ambiguos y profundamente humanos y de hablar de nuestra realidad desde la Fantasía. Esa habilidad también la tenía Terry Pratchett, que además de componer impresionantes frescos de la naturaleza humana, era capaz de hacerlo con humor. Hace poco he descubierto la saga de Malaz: el libro de los Caídos, de Steven Erikson, y me tiene absolutamente hechizada por su estilo, su tono trágico y su sobreabundancia de magia.

¿Tus estudios de Historia tienen alguna influencia en tu escritura? Sí, por supuesto. De hecho, si dejamos al margen la propia Literatura Histórica, creo que la Fantasía es el género que más usa de tiempos pretéritos en la construcción de sus mundos. En todo lo que escribo hay pinceladas de Historia, y aunque Hijos del río es un relato futurista, se hace mención del ludismo, una de las primeras manifestaciones del movimiento obrero, que tiene una gran influencia en la trama.

¿Con qué dificultades te has encontrado a la hora de inculcar la lectura entre los jóvenes? La lectura es un placer exigente porque precisa de más atención y constancia que sentarse a ver una serie o pasar el rato en Internet, y si el acceso fácil y masivo a la tecnología de consumo puede llegar a afectar al hábito lector de los adultos, en los adolescentes el efecto se acentúa, convirtiéndose en la mayor barrera a la hora de hacer atractiva la lectura. Puedes contarles que van a descubrir historias fascinantes en los libros, pero muchos consideran que el esfuerzo requerido no merece la pena y que pueden conseguir todo eso por otros medios, como demuestra el típico chascarrillo «esperaré a que salga la película».

De todos modos, soy de la opinión de que si fuera posible conocer de manera fiable datos sobre la población con hábitos y gustos lectores y su evolución a lo largo del tiempo, nos encontraríamos con que aún en épocas en que no existía un acceso masivo a la tecnología, la lectura seguía sin ser una afición mayoritaria: el adolescente —o al adulto— de los ochenta o los noventa al que no le gustaba leer empleaba su tiempo en otras distracciones, y esto era así aunque no tuviera móvil con acceso a Internet. Soy un tanto pesimista en este aspecto: tengo la impresión de que la lectura es un amor o una pasión más, y si no se siente, no hay mucho que se pueda hacer para remediarlo, de ahí que «inculcar» no me parezca la palabra adecuada: creo que lo único que se puede hacer es compartir la propia pasión por la lectura y ayudar y acompañar en su descubrimiento.

¿Qué piensas del trato que se da a la cultura en España? ¿Y a las bibliotecas? Con la cultura pasa como con cualquier otro sector que no proporcione beneficios económicos sustanciosos e inmediatos: que se descuida y no se le presta la atención que merece, incluso aunque tenga potencial para generar riqueza a largo plazo. Padecemos de miopía severa en estas cuestiones.

En cuanto a la segunda pregunta, lo cierto es que hay pocos espacios de los que disfrute más que de una biblioteca bien surtida, son lugares mágicos en los que perderse entre libros; en la Comunidad de Madrid las hay maravillosas, y por eso es difícil apercibirse de los problemas que la eficiencia de sus trabajadores logra disimular. Sin embargo, existen, y uno de los más sangrantes es la escasez de presupuestos que obliga a algunos fondos bibliográficos a depender de la generosidad de donaciones particulares para incluir títulos de actualidad; eso ya dice mucho, y poco bueno, del trato que se dispensa a estos paraísos de la palabra escrita.

¿Tienes proyectos en marcha? ¿Piensas seguir escribiendo? Ahora mismo estoy reescribiendo la primera parte de una obra de fantasía clásica, y al mismo tiempo procuro tomar nota de otras ideas que me rondan por la cabeza para abordarlas más adelante.

¿Cómo podemos conseguir Hijos del ríoHijos del río está disponible en tres plataformas digitales: Hombrecillos Verdes, que es la tienda online de la editorial Lektu y Amazon. Los enlaces directos al libro en las tres plataformas pueden encontrarse en mi blog: http://galastah-palabrasenelviento.blogspot.com

¿Qué piensas de Alquibla www.alquiblaweb.com como página de difusión de la cultura? Que es un espacio muy necesario, ya que aúna las nuevas tecnologías con el amor por los libros, las bibliotecas y la cultura. Logra preservar lo antiguo a través del estudio, difusión y puesta en valor de los ricos fondos bibliográficos existentes en nuestro país, al mismo tiempo que da a conocer lo nuevo, sobre todo con la publicación de entrevistas a autores, noveles y no tanto. Felicidades por tu trabajo, Eva.

Entrevista a Mónica Cuartero Santo, escritora y profesora de Historia
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Editado en Alicante por Eva María Galán Sempere
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